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¡Dinero para empleos, no para la guerra!

Por LEE WENGRAF | 8 de febrero de 2002 | Página 1

Bruce tenía un trabajo decente como despachador de una compañía de entregas inmediatas en el centro de Manhattan. Pero la compañía hacía el 98 por ciento de sus entregas en el World Trade Center. Después del 11 de septiembre, la compañía se fue a pique--y Bruce se quedó sin trabajo.

En Nueva York, gente como Bruce lleva meses buscando trabajo--sin conseguir nada. Bruce ha pasado largas y frustrantes horas en el Centro de Trabajo Waverly, administrado por la ciudad, solicitando ayuda y buscando un trabajo. "Hay demasiado papeleo", él dice. "La gente necesita ayuda ahora".

Bruce y su familia han logrado sobrevivir por el momento--gracias a un poco de ayuda que han recibido de su iglesia. Pero están atrasados dos meses en su renta--y no saben que es lo próximo que van a hacer. Muchos otros nuyorquinos encaran la misma situación.

Según las cifras oficiales, más de 120,000 personas han perdido sus empleos en la ciudad desde los ataques del 11 de septiembre. El total verdadero puede ser más alto. Pero esto sólo asciende al 5 por ciento de los 2.5 millones que se han sumado a las filas del desempleo a través de los EE.UU. durante los últimos 12 meses.

Y no es como si la ciudad de Nueva York fuera la tierra del maná antes del 11 de septiembre. Ya para agosto pasado, la increíble cifra de 1.5 millones de nuyorquinos--uno de cada cinco residentes--había recibido alguna ayuda alimenticia de emergencia durante el año anterior de caridades que regalan comida y de refugios para indigentes. Si no, hubieran pasado hambre.

Ahora, la recesión y los ataques del 11 de septiembre han hecho una mala situación aún peor. Según Food for Survival, la caridad de asistencia alimenticia más grande de la ciudad, aproximadamente dos terceras partes de la gente que recibe alimentos gratis en Nueva York después del 11 de septiembre, han recibido estos donativos por primera vez en su vida.

"Ha habido un aumento de un 70 por ciento en el número de los necesitados desde el 11 de septiembre", Joel Berg, director ejecutivo de la Coalición de NYC Contra el Hambre, dijo a Obrero Socialista. "Pero este es más o menos el mismo aumento que vimos en la primera mitad del 2001 y también durante el 2000".

Una encuesta reciente de America's Second Harvest, una red nacional de grupos sin fines de lucros que recolectan alimentos para los indigentes, descubrió que los EE.UU. sobrepasó un nuevo terrible hito: Ahora más personas obtienen alimentos de caridades privadas sobre el curso de un año que los que toman parte del programa de cupones de alimentos del gobierno federal.

Muchos de los que buscan ayuda alimenticia pertenecen a familias donde una o más personas trabajan a tiempo completo.

Mientras la escandalosa necesidad se hace más obvia, los programas federales del gobierno ayudan a menos y menos personas. El Departamento de Agricultura de los EE.UU. informa que actualmente sólo 17.7 millones de personas hacen uso de los cupones de alimento federales, por debajo de los 21.9 millones del 1997--una consecuencia directa de la ley de "reforma" de los programas de bienestar público de Bill Clinton en 1996 y de otros ataques contra los programas para los pobres.

El impacto de estos recortes fue en parte obscurecido por la expansión económica de finales de los 1990s. Pero el costo se está haciendo claro ahora. Como el columnista James Ridgeway escribió en el periódico Village Voice: "La recesión está convirtiendo la llamada reforma a la beneficencia en una catástrofe que acontece ante nuestros ojos".

Tenemos que exponer las consecuencias de los ataques salvajes de los políticos contra los pobres--y forjar la lucha para defender nuestros trabajos y nuestros derechos.

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