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Oposición a la agenda de Bush
No queremos esta guerra

22 de noviembre de 2002 | Página 1

Aun cuando la administración de Bush ha tratado por todos los medios de alimentar la fiebre bélica, el conseguir apoyo de la gente común para la guerra de los EE.UU. contra Irak no le ha resultado tan fácil. Al momento en que Obrero Socialista salió para la impresora Bush había conseguido el apoyo de organismos oficiales como el Consejo de Seguridad de la ONU, y de los demócratas y republicanos en el Congreso.

Pero el apoyo de los ciudadanos ordinarios--de EE.UU. y del resto del mundo--es cosa diferente. Si juzgamos por los resultados de la primera guerra contra Irak--la dirigida por el padre de Bush--la nueva guerra será otra carnicería.

Miles de civiles descuartizados y carbonizados por las bombas estadounidenses, carreteras, puentes, plantas de energía y de tratamiento de aguas destrozadas. Ese es el saldo, y millones de personas alrededor del mundo lo saben. Por eso en EE.UU. han marchado cientos de miles de personas en contra de la guerra--unos 250 mil el 26 de octubre--y más de medio millón en Florencia, Italia, el 9 de noviembre.

Pero nada de esto cuenta para la pandilla de Washington. Incluso Bush recurrió a amenazar abiertamente a la ONU si "no [podía] encontrar la determinación necesaria para asumir sus responsabilidades", advirtiendo que entonces los EE.UU. formaría su propia "coalición" para invadir Irak. Y para hacer su punto bien claro, Bush ordenó inmediatamente al de grupo de batalla del portaviones USS Constellation a zarpar de San Francisco con rumbo al Golfo Pérsico--junto con tres de los más grandes transportes en la flota dela Marina.

De acuerdo al Comando Militar de Transporte Marítimo, estos últimos son capaces de transportar 58 tanques de batalla Abrams, 48 vehículos blindados, y 900 de otros tipos de vehículos de guerra. Mientras tanto, los aviones de guerra de la Marina que rutinariamente patrullan las áreas de "no-vuelo" impuestas por los EE.UU. en territorio Iraquí practicaban a la guerra a haciéndole efectivamente la guerra a instalaciones iraquíes. "Esto nos da la oportunidad de entrenar en el mismo ambiente en que probablemente iríamos a la guerra", dijo el Capitán Kevin Albright al New York Times.

En un ejemplo de la absurda lógica utilizada para defender la escalación del conflicto, el Contra-Almirante John Kelly dijo que las fuerzas iraquíes hacían más difícil para los aeroplanos aliados "contra atacar"--¡al minimizar el uso de su radar! Por supuesto, Kelly no dijo que esas "zonas de no-vuelo" fueron impuestas unilateralmente por EE.UU. y Gran Bretaña y que no tienen ningún fundamento jurídico en el derecho internacional o en las resoluciones de las ONU.

Pero en respuesta al "diabólico" complot iraquí para hacerle más difícil a los aviones caza americanos el "contra atacar", el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld a dado a los pilotos "la autoridad de atacar un más amplio rango de objetivos", incluyendo "un expandido conjunto de centros de comando y control, estaciones de comunicaciones, radares militares y otros objetivos estacionarios".

En otras palabras una no declarada guerra contra Iraq. El gobierno estadounidense ha tratado ya muchas veces de forzar a sus aliados en el Medio Oriente a que acepten los términos de la guerra, pero no ha conseguido que ninguno apoye abiertamente la invasión. A comienzos de noviembre, el Príncipe Saud al-Faisal sugirió que Arabia Saudita no le permitiría a Washington el uso de su territorio o espacio aéreo para atacar a Irak, incluso si la acción militar cuenta con el patrocinio de la ONU.

En Turquía, un antiguo y firme aliado de los EE.UU., un partido islámico ganó abrumadoramente las elecciones nacionales en noviembre--otro golpe bajo para las esperanzas de Washington de encontrar aliados de guerra en la zona. Con dos millones de desempleados y millones más enfrentando extrema pobreza, Turquía es un polvorín en peligro de explotar si Bush hala el gatillo contra Irak.

No es de extrañar que más y más gente esté cuestionando la carrera bélica emprendida por Bush y su pandilla. Los planes de Washington para causar más destrucción y muerte, en un país ya devastado por más de una década de sanciones militares y económicas, han producido un movimiento en contra de la guerra que ha crecido rápidamente, incluso antes que comenzara la guerra.

Por eso es tan importante el organizarse para protestar y oponerse a la barbarie militar de Bush. Todos y todas a la protesta nacional en Wasington, D.C. el 18 de enero para decirle a viva voz a Bush y sus matones: ¡Alto a la guerra contra Irak!

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