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Bush intensifica su guerra doméstica

por Elizabeth Schulte | 18 de abril de 2003 | Página 3

WASHINGTON--Definitivamente George W. Bush quiere sus armamentos. Pero en vez de prometer "armas con prosperidad", él quiere "las armas, y el caviar para los ricos".

El congreso norteamericano aprobó el presupuesto de emergencia de la administración de Bush para pagar la guerra contra Irak el 12 de abril, a un costo de $79 mil millones. Esta cantidad es añadida a un presupuesto militar que es hoy más grande que el presupuesto combinado de los próximos 20 ejércitos más grandes después del de EE.UU. Y ahora, la Casa Blanca hace campaña en el Congreso a favor de su próximo presupuesto--un plan que incluye $726 mil millones en recortes de impuestos que beneficiarán a los más ricos durante la próxima década.

Hasta algunos republicanos piensan que los nuevos gastos masivos en el aparato militar, junto con los exorbitantes recortes de impuestos, son demasiado--especialmente, mientras que todavía se tambalea la economía. Pero el senado, controlado por los republicanos, cortó a la mitad el plan de impuestos de Bush, en lo que representa un golpe contundente y sorpresivo contra un presidente en tiempos de guerra.

Tres senadores republicanos se unieron a los demócratas al votar a favor de recortar el regalo de la Casa Blanca para los ricos. Fue grato el ver que la administración de Bush no siempre se sale con la suya--aunque pasó por desapercibido por los medios noticiosos.

Sin embargo, el "compromiso" del Senado--de unos $350 mil millones en recortes de impuestos--todavía le concede mucho al presidente, especialmente después del regalo de $1.3 millones de millones que consiguió Bush en 2001. Y aun no se ha terminado la riña presupuestaria. El Senado y la Cámara forcejearán sobre los detalles finales, pero su acuerdo final favorecerá el plan de Bush. Claro está que los trabajadores y los pobres serán estafados para pagar la guerra de Bush, y para hacer a los ricos más ricos. Es cuestión de cuánto nos robarán.

Pero no nos equivoquemos: Los políticos de ambos partidos piensan consumar su plan desmenuzando lo poco que queda de la decrépita red de beneficios sociales. De los $265 mil millones de recortes al propuesto, unas tres quintas partes de las reducciones afectará a los más necesitados cuyos programas los republicanos tildan de ser "un desperdicio, un fraude y un abuso".

Según el Center on Budget and Policy Priorities, si se implementan los cortes al presupuesto de los republicanos: unos 476,000 envejecientes e incapacitados de bajos ingresos podrían perder su Ingreso Suplementario de Seguridad (SSI, por sus siglas en inglés); más de 13.5 millones de niños de familias de bajos ingresos podrían perder el seguro médico federal; casi 2.5 millones de niños pobres perderán el almuerzo gratis en sus escuelas.

Todo esto, mientras que las necesidades cubiertas por estos programas van en aumento. Informes recientes demuestran que después de años en descenso, el número de personas que solicitó cupones de alimento ha incrementado un 22 por ciento en los últimos dos años. Y cuando los estados encaran la peor crisis presupuestaria desde la Gran Depresión, los recortes a nivel estatal son ya una dura realidad.

La cantidad de dinero que pide Bush para su guerra con Irak es suficiente para pagar el sueldo de más de un millón de maestros de escuela elemental. Y los $350 mil millones que el Senado quiere regalarle a Bush para sus amigos ricos harían innecesarios todos los recortes a servicios sociales, con miles de millones de sobra.

Estas son las prioridades enfermizas de la administración de Bush. Tenemos que desenmascarar esta estafa, y organizar la lucha contra la guerra de los políticos contra los pobres.

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