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Exprimen a los pobres para dar a los ricos
Nos roban el futuro

13 de junio de 2003 | Página 1

CREAR EMPLEOS. Hacer el sistema de impuestos más justo. Ayudar a las familias de EE.UU. que sufren por la debilidad de la economía.

Todo era una pila de mentiras. El verdadero propósito del más reciente regalo de recortes de impuestos de George W. Bush se hizo cristalino cuando los líderes republicanos del Congreso--y los mercenarios de la Casa Blanca que colaboraron con ellos--añadieron un cambio de última hora al proyecto de ley para negarles los beneficios del recorte a 6.5 millones de familias que sobreviven ganándose el salario mínimo o un poco más.

Estos se sumaron a otros millones de contribuyentes que se quedaron colgando cuando los regateros de Washington se reunieron tras bastidores para negociar un acuerdo final. En total, 50 millones de hogares--más de uno de cada tres a lo largo de EE.UU., casi todos de bajos ingresos--no van a recibir ni un centavo de la nueva ley contributiva de Bush.

Pero para los ya super ricos, Washington tiene otro obsequio--una eterna fuente de alegrías. El meollo de la legislación es una reducción en la tasa de impuestos sobre los dividendos de las acciones y de las ganancias sobre bienes capitales, pagados casi exclusivamente por gente con los ingresos más altos. Gente como...digamos, Dick Cheney, quien se presta a atragantarse unos $100,000 por año o más.

"Quizás ahora", escribió el columnista del Boston Globe, Thomas Oliphant, "algunas personas a lo mejor comiencen a darse cuenta de que la verdadera lucha de clases en los Estados Unidos se ha emprendido siempre contra los que trabajan a tiempo completo por sueldos modestos, y que las golosinas de los ricos son literalmente sacadas de sus bolsillos".

Avergonzados por los informes de prensa que claramente identificaban quienes serán los perdedores con la nueva ley contributiva, los republicanos culparon a los demócratas por exigir que el costo final de la legislación no sobrepasara los $350 mil millones. Así que los legisladores sacrificaron a las familias de bajos ingresos para "ahorrarse" $3.5 mil millones, o el 1 por ciento del costo final de la medida legislativa.

La determinación de la pandilla de Bush para robarle al pueblo trabajador para darle a los ricos no puede ser más obvia. Pero estos embaucadores también tienen otra meta en mente.

Al forzar dos de los tres más grandes recortes en impuestos en la historia de EE.UU. desde que tomó el poder, el gobierno de Bush está sometiendo al gobierno federal a una estrangulación financiera por las próximas décadas. A menos que los recortes de los impuestos se revoquen, es sólo cuestión de tiempo antes de que Washington comience a imponer recortes drásticos en programas de los que la mayoría de los trabajadores depende--el Seguro Social, el Medicaid y el Medicare.

Ya el impacto se ha sentido. Por ejemplo, la administración ha reducido los fondos para educación que Bush prometió en su fanfarroneada ley "Ningún Niño Dejado Atrás". En Oklahoma, los oficiales creen que más del 40 por ciento de los programas requeridos por esta ley no tienen fondos suficientes.

"Vamos a estar tan pobremente equipados para satisfacer esos estándares que da miedo", dijo Stacy Martin, de la Asociación de Educadores de Oklahoma. "Entre los maestros de Oklahoma, el esquema de Bush es referido en broma como 'Ninguna Escuela Dejada Sobreviviendo'".

La oposición de los demócratas a los recortes de impuestos de Bush ha sido totalmente inadecuada. Por lo general, los líderes del "partido del pueblo" aceptan que algunos recortes de impuestos son necesarios--cuando lo que se necesita realmente es aumentos de impuestos para los super ricos que han gozado de estas estafas.

No podemos dejar que Bush se salga con la suya y nos robe nuestro futuro.

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