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Huelga masiva paraliza a Perú

Por Elizabeth Schulte | 13 de junio de 2003 | Página 3

A COMIENZOS de junio, el Comité Ejecutivo Nacional del sindicato de maestros en huelga firmó un acuerdo de solución estableciendo un incremento salarial del 100 por ciento de aquí al 2006. En días previos, miles de peruanos desafiaron la declaración de un estado de emergencia tirándose a las calles a finales de mayo en huelgas y protestas que se extendieron como un incendio descontrolado a través del país.

Diferentes sectores sociales venían incrementando su actividad através de mayo. Los maestros habían paralizado labores a mediados de mes. Luego se sumaron los agricultores--pidiendo impuestos más bajos sobre sus cosechas y protecciones contra las importaciones--bloqueando las carreteras más importantes del país.

El 27 de mayo, 35,000 doctores y enfermeros de ocho hospitales públicos y de 3,000 centros médicos se unieron al paro. Trabajadores de los tribunales y estudiantes también se unieron a las protestas.

Ese día, el Presidente Alejandro Toledo declaró un estado de emergencia de 30 días para "restaurar el orden", prohibió las huelgas y las demostraciones, y dio a la policía y al ejército la autoridad para usar la fuerza y para allanar las casas de los huelguistas.

La policía tuvo enfrentamientos con manifestantes por todo el país. A pesar de esto, el mes de mayo concluyó en medio de protestas. "Nosotros los maestros no permitiremos esta clase de intimidación y agresión", Nilver López, un líder de SUTEP, la unión que representa a 280,000 maestros a través de Perú, dijo a la agencia noticiosa Reuters. Al cierre de Obrero Socialista la ola de protestas continúa y miles siguen desafiando el estado de emergencia.

Una encuesta hecha pública el 30 de mayo indicaba que el 71 por ciento de los peruanos apoyaba las protestas, reflejando el amplio coraje que existe con la incapacidad del gobierno de Toledo para cumplir sus promesas.

Toledo, antes visto por muchos como un activista y reformista, asumió la presidencia en 2001, reemplazando al reino de 10 años de corrupción de Alberto Fujimori. Sus promesas incluyeron el crear 1 millón de empleos por año, pero el desempleo se ha quedado estancado en 10 por ciento desde que él tomó el poder.

Las restricciones sobre los gastos de gobierno exigidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) e impuestas por Toledo--ex-consejero del Banco Mundial y entrenado en EE.UU.--han hecho la situación mucho peor. El índice de aprobación de Toledo es ahora un miserable 14 por ciento.

El pasado junio Toledo declaró otro estado de emergencia en respuesta a demostraciones masivas en la región de Arequipa contra la privatización de dos compañías eléctricas--también prescritas por el FMI. Cuando la ley marcial no pudo contener las protestas, el gobierno aplazó sus planes de privatización indefinidamente.

Mientras que la furia contra las políticas de Toledo predomina entre trabajadores, agricultores y los pobres, hay quienes están contentos con el desempeño del presidente. "Es la mejor actuación de Toledo hasta ahora", dijo Samuel Gleiser, líder empresarial peruano, sobre la declaración de ley marcial. "Él cogió el toro por los cuernos".

Pero los problemas de Toledo distan mucho de acabarse. La federación de sindicatos más grande de Perú, la CGTP, anunció que estaba considerando declarar una huelga general en julio contra las políticas neoliberales.

Toda Latinoamérica ha visto una ola creciente de lucha. En febrero, los trabajadores bolivianos organizaron demostraciones inmensas contra las medidas de austeridad del gobierno. Y en diciembre de 2001, el ex-presidente argentino Fernando de la Rúa fue forzado a renunciar después de que declaró la ley marcial para confrontar protestas militantes.

Como dijo el maestro de preparatoria Jorge Vargas en una protesta en la capital: "Si el gobierno no cambia su política de arrodillarse frente al FMI...si no mira al pueblo peruano en la cara...se va a tener que ir".

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