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LO QUE PENSAMOS 15 de augusto de 2003 | Página 2 "NUESTRA ECONOMIA claramente se está moviendo en la dirección correcta", el Secretario de Comercio Donald Evans declaró recientemente. Puede que sea "la dirección correcta", pero para las corporaciones americanas. Para los trabajadores--quienes siguen sufriendo despidos masivos, largos períodos sin trabajo, y sueldos y beneficios que siguen cayendo--es difícil ver mejora. Los muy bien pagados analistas de Wall Street celebraron después del anuncio Evans que el producto interno bruto (PIB) de EE.UU. aumentó a una tasa anual de 2.4 por ciento desde abril a junio, casi el doble de la expansión en los tres meses anteriores. Pero hay varios factores que necesitan ser considerados para obtener un cuadro más claro de lo que está pasando. En primer lugar, más de dos tercios del crecimiento del PIB se debió al aumento masivo de los gastos militares a causa de la guerra contra Irak. El crecimiento en los gastos militares fue el más grande desde 1951, en tiempos de la guerra contra Corea. No es necesario decir que el estímulo económico que la guerra proporcionó no continuará al mismo nivel. Las estadísticas mostraron también una mejora en las inversiones bursátiles, según el Departamento del Trabajo. Pero también aquí los resultados son contradictorios. Lo importante es que el crecimiento que está afectando a la economía no es bastante para revertir el factor que afecta a los trabajadores más profundamente--el desempleo. La tasa de desempleo bajó en julio, según el Departamento del Trabajo. Pero este resultado es engañoso porque se debe a que medio millón de desempleados abandonaron su búsqueda de trabajo y por lo tanto desaparecieron de las estadísticas. ¿Cómo puede la situación laboral permanecer tan miserable mientras que las estadísticas económicas parecen estar mejorando? Una respuesta inmediata es que las corporaciones americanas están usando la recesión y el desempleo para presionar a los trabajadores a trabajar y producir más por menos. Los economistas estiman que la productividad laboral--la medida del producto total por hora--aumentó de abril a junio a una tasa que es el doble del incremento en el PIB. Los efectos de esta campaña para elevar la productividad se pueden ver a través de la economía, pues en cada lugar de trabajo los jefes exhortan a los trabajadores a "sacrificarse" y trabajar más para enfrentar los "tiempos dificiles"--como el conflicto laboral en Verizon. Pero "el sacrificio" nunca es equitativo. No nos sorprendamos de ver más estadísticas económicas favorables en los meses venideros. El regalo que la administración Bush dio a los ricos con el recorte de impuestos está inyectando dinero al sistema, y aunque los críticos tienen razón cuando dicen que la mayoría del dinero acabará en las cuentas bancarias de los ricos, éste tendrá algún impacto. La Casa Blanca está determinada a producir una recuperación económica de corto plazo, justo a tiempo para las elecciones del próximo año. Pero incluso si en esto es exitosa, los problemas a largo plazo van a permanecer --sobre todo, altos niveles de sobrecapacidad y deuda corporativa, lo que continuará presionando la cáida de la inversión y obstaculizará la expansión económica que produciría nuevos empleos. La verdad es cruel. Las corporaciones pueden salir de cualquier crisis si pueden forzar a los trabajadores a pagar el precio. Y así lo están haciendo otra vez--y ese es el verdadero sentido de las estadísticas económicas que los analistas de Wall Street celebraron eufóricamente. Página principal | Reportajes de este número | Retornar arriba
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