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Se tropieza el imperio

31 de octubre de 2003

Lo que en verdad necesitan es un Grupo de Estabilización para la Casa Blanca. La última ronda de peleas internas dentro de la administración de Bush empezó cuando la Asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, anunció que ella dirigiría un nuevo Grupo de Estabilización de Irak--ensanchando así su poder a costa del Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, quien era el responsable de la ocupación desastrosa de Irak. Rumsfeld se encolerizó, quejándose a los periodistas que se había n enterado de los cambios en los periódicos.

El lío debilitó una campaña coordinada de publicidad que hacía la Casa Blanca para vender la ocupación. Cuando el vicepresidente Dick Cheney denunció a sus críticos en un discurso la semana pasada, recibió fuertes aplausos--pero sólo porque el público era de la Fundación Heritage, la parada más reciente en una gira a lugares derechistas visitados por las figuras más prominentes de la administración. "Luego adónde irán a parar?" preguntó Matt Rothschild, el redactor de la revista The Progressive. "¿ A la reunión anual de los jefes de Halliburton?"

Sin embargo, regresando al mundo real, con cada muerte de un soldado estadounidense aumentan la crítica y las dudas acerca de la ocupación. Mientras tanto, la resistencia iraquí--alimentados por el sufrimiento y la miseria económica causadas por la ocupación de EE.UU.--está ganando ímpetu.

Ya que el ejército estadounidense se encuentra atosigado por sus muchos compromisos alrededor del globo, una vez más la administración está buscando la legitimación de las Naciones Unidas (ONU). Pero aun si la ONU accede a tomar un papel más grande en Irak, "en general el control efectivo se quedará en manos de la potencia ocupadora", informó la BBC.

Detrás de estas últimas maniobras diplomáticas está la triste realidad de la política de las grandes potencias, en la que un puñado de naciones poderosas domina el resto del mundo--con las potencias regionales en la "nómina" como sus capataces. Por eso el parlamento turco acordó mandar 10,000 tropas a unirse a la ocupación británico-estadounidense de Irak--justo después de que obtuviera un préstamo de $8.5 mil millones de Washington.

Más allá del dinero efectivo, Turquía está ansiosa de afirmar su autoridad para evitar que los mini-estados kurdos creados por EE.UU. en el norte de Irak reanimen el movimiento independentista en el Kurdistán turco. Dado el papel histórico de Turquía como un régimen colonial en Irak, aun los títeres seleccionados para el concilio gobernante iraquí se han quejado del trato.

En todo caso, los funcionarios de EE.UU. han calculado que vale la pena conceder algo de poder a la ONU, si resulta en una disminución en las bajas norteamericanas. Es un repliegue de la Doctrina Bush--la política de EE.UU. de "irse por su cuenta", de acciones militares preventivas.

La pandilla de Bush lo ve como una concesión necesaria a corto plazo en pos de su meta a largo plazo--reestructurar el mapa político del Medio Oriente con más intervenciones militares y "cambios de régimen". El caos en Irak después de la "victoria" de Washington ha desenmascarado esta idea como una fantasía derechista. Pero nadie debe llegar a la conclusión de que EE.UU. está a punto de empacar e irse.

Una retirada así sería una derrota catastrófica para el imperialismo estadounidense. Por eso ninguno de los pretendientes Demócratas a la presidencia que buscan la nominación del partido está haciendo una llamada a una retirada inmediata de las tropas estadounidenses de Irak.

Por ejemplo, el Senador John Kerry de Massachusetts dijo en el debate presidencial del 9 de octubre que EE.UU. "debe ir a las Naciones Unidas ahora y deshacerse del sentimiento de que la ocupación en Irak es de los norteamericanos". El general Wesley Clark indicó que EE.UU. "debe entregar la porción económica y política a las Naciones Unidas", pero insistió que "necesitamos mantener el control sobre la porción militar y apoyar nuestras fuerzas armadas". Howard Dean, que pretender ser un candidato anti-guerra, añadió, "Ahora que estamos allí, no podemos sacar las tropas responsablemente".

Es decir, los candidatos Demócratas no están en desacuerdo con que EE.UU. debe utilizar su poderío militar para dominar el Medio Oriente. Solo creen que Bush fracasó en la ejecución. Con la Doctrina Bush o sin ella, el imperialismo estadounidense tiene a Irak en sus garras y no lo piensa soltar--hasta que se vea forzado a hacerlo a causa de la creciente resistencia en Irak y de un movimiento contra la ocupación aquí, en las entrañas de la bestia.

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