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Provocación política contra los piqueteros argentinos

Por Tom Lewis | 23 de enero de 2004 | página 3

El viernes 19 y el sábado 20 del diciembre pasado se celebró en la Argentina el segundo aniversario de la caída del gobierno neoliberal del ex-Presidente Fernando de la Rúa.

Según informa Argenpress, 60,000 piqueteros se manifestaron en la Plaza de Mayo de Buenos Aires como acto final de dos días de protesta social que se habían realizado en absoluta calma. A las cuatro de la tarde del día 20, justamente después de la intervención del representante del Partido Obrero, e inmediatamente antes de subirse a la tribuna el representante del Movimiento al Socialismo, estalló una bomba que hirió a más de 20 personas.

La bomba hecha de un tubo lanzó fragmentos metálicos, astillas, y combustible sobre los manifestantes. Otra similar que no llegó a explotar fue encontrada a poca distancia. Varios grupos piqueteros, incluyendo el movimiento de los jubilados dirigido por el activista Raúl Castells, culparon al gobierno y al actual Presidente Néstor Kirchner por el atentado. Castells afirmó que "el gobierno es el que motoriza esto. No sé si fueron los autores materiales, pero sí, los intelectuales. Esto es lo que pedía la Unión Industrial Argentina y la Cámara de la Construcción [organizaciones patronales de Argentina]...Y es la continuidad de una campaña para atacar al movimiento de desocupados".

A través de estos días de protesta, las agrupaciones de piqueteros demostraron que ya se han constituido como movimiento de masas. Lograron movilizar a sectores populares más numerosos que las dos formaciones de la Confederación General de los Trabajadores (la oficial y la disidente) y que los partidos políticos. El otoño pasado el gobierno de Kirchner, que inicialmente había ofrecido gestos de reconocimiento y apoyo, inició una fuerte campaña de criminalización de los piqueteros y de la protesta social.

Le molesta a Kirchner la existencia de organizaciones obreras y populares independientes del Estado y de la patronal. Conforme a los intereses capitalistas "tanto nacionales como internacionales" que representa Kirchner, es necesario atacar la capacidad de respuesta militante de los piqueteros frente a un recorte brutal de planes sociales. Así se revela el verdadero carácter de clase del gobierno de Kirchner, a pesar de su desafío cosmético al FMI y su recién apoyo mediático a Evo Morales y a Hugo Chávez.

El respetado economista argentino Julio C. Gambina, por ejemplo, ha afirmado del nuevo acuerdo entre el gobierno argentino y el FMI que el documento sigue insistiendo "en privilegiar los intereses de los acreedores, exportadores, bancas transnacionales, y empresas privatizadas". También, el gobierno ha intentado y ha logrado dividir al movimiento piquetero en tres vertientes. Una de ellos, dirigida por Luis D‚Elía, apoya a Kirchner.

El ex-Presidente Fernando de la Rúa fue expulsado en 2001 después de dos semanas de protestas nacionales y una oleada de "saqueos" de supermercados que culminaron en un multitudinario cacerolazo la noche del 19 de diciembre en frente de la Casa Rosada, la residencia presidencial en la Plaza de Mayo de Buenos Aires. En su momento, el Argentinazo representaba la más aguda crisis del neoliberalismo en Latinoamérica después de la sublevación de los Zapatistas en México en enero de 1994.

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