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Bush explota el 11 de septiembre...
Sin pizca de vergüenza

19 de marzo de 2004 | página 1

ES DIFICIL conseguir palabras que describan la forma cínica en que George W. Bush ha intentado explotar el sufrimiento del 11 de septiembre para poder volverse a colar en la Casa Blanca.

En marzo, Bush lanzó su campaña para la reelección con una ola de anuncios televisados destacando escenas de las ruinas en llamas de las torres gemelas del llamado World Trade Center en Nueva York. Cuándo el sindicato de bomberos expresó su objeción a las imágenes que muestran a uno de sus integrantes levantando un ataúd cubierto con la bandera estadounidense, las fieras de la Casa Blanca tuvieron el descaro de acusar al sindicato--que ha respaldado al candidato Demócrata presidencial John Kerry--de "jugar a la política".

Y para colmo, se alega que tergiversaron aun más estos anuncios cuando el equipo de la campaña de Bush se inventó varias escenas filmadas con actores que hacían el papel de bomberos. "Hay muchas razones para no usar bomberos reales", explicó un asesor de comunicaciones de Bush. "Principalmente, es más barato y más rápido".

Familiares de los que murieron en las Torres Gemelas expresaron su ira contra las manipulaciones del equipo de campaña de Bush --representados por el grupo September 11 Families for Peaceful Tomorrows (Familiares de las víctimas del 11 de Septiembre por un Mañana de Paz), que se organizó inmediatamente después de los ataques para oponerse a la manipulación de Bush de la consternación causada por los ataques en su campaña para justificar las guerras en Afganistán e Irak. "Es un insulto el utilizar en un anuncio el lugar en que murió mi hermano", dijo David Potorti, integrante del grupo, que perdió a su hermano Jim en la torre norte.

La Casa Blanca de Bush--y de hecho, todo el oficialismo de Washington--ha explotando los ataques del 11 de septiembre continuamente desde que acaecieron.

Inmediatamente después de los ataques, mientras que la mayoría del pueblo trataba de comprender la enormidad del costo humano--los políticos ya estaban retumbando el tambor de guerra--contra Afganistán, uno de los países más pobres del mundo. Nos chantajearon con el miedo de futuros ataques terroristas, usándolo como excusa para atacar nuestras libertades civiles al empujar la represiva Ley USA PATRIOT. Y cuando la campaña por una guerra nueva contra Irak tuvo dificultades el año pasado, la administración difundió la mentira de que al-Qaeda tenía vínculos con el régimen de Saddam Hussein.

La pandilla de Bush está determinada a permanecer en la Casa Blanca--y no hay cosa soez a la que no estén dispuestos para lograrlo. Es por esto que Bush está listo para fomentar la intolerancia y el odio contra los gays y lesbianas con su respaldo a una enmienda constitucional que prohibiría a los homosexuales el casarse.

Es también la razón por la que su administración ha intensificado sus ataques contra el derecho al aborto. Y es la razón por la que sus portavoces están difundiendo información inconsistente y contradictoria sobre la economía para pretender que sus recortes de impuestos para los ricos están estimulando un crecimiento económico substancial.

No podemos confiar en los Demócratas como John Kerry--y sus promesas de campaña vacuas o evasivas--para propulsar una alternativa auténtica contra Bush. Depende de nosotros el adoptar una actitud firme sobre los asuntos cruciales que nos afectan.

Y de repente, esto es lo que ha ocurrido con la causa del matrimonio gay, en que miles de personas han comenzado a movilizarse en respuesta los ataques de Bush. Desde San Francisco a Chicago, y a Nueva York, los gays y lesbianas y sus partidarios están reclamando el derecho a casarse.

Sus acciones han forzado a los políticos a abordar el asunto, cuando ninguno de ellos quería hacerlo--y constituyen el inicio de un movimiento nuevo por los derechos civiles en EE.UU. Esta es la forma de hacerle llegar a Bush un mensaje contundente: ¡Alto a tus ataques contra nuestros derechos!

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