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VENEZUELA
Referendo tramposo y paramilitares colombianos
Imperialismo acecha a Venezuela en dos frentes

Por Chuck Stemke | 23 de julio de 2004 | página 3

¿ESTÁ EE.UU. tratando de movilizar sus aliados del gobierno derechista colombiano para derrocar al presidente Hugo Chávez en Venezuela?

En Mayo, el gobierno de Chávez arrestó a un grupo de alrededor de cien personas en las afueras de Caracas, la mayoría de ellos miembros de organizaciones paramilitares colombianas cercanamente ligadas al estado colombiano. El grupo ha sido acusado de planear el asesinato del presidente Chávez, y actualmente enfrenta juicio en las cortes militares.

Chávez y su populismo de izquierda han sido desde el comienzo de su gobierno blanco de la aristocracia venezolana, la que cuenta con el apoyo de EE.UU. De hecho, Chávez fue arrestado y llevado al exilio durante un golpe de estado en Abril del 2002, pero retornó triunfante a Venezuela después de que una masiva movilización popular forzó la mano de los golpistas.

La oposición a Chávez, en Venezuela y Estados Unidos, ha mantenido la presión, finalmente forzando al presidente a aceptar un referendo nacional sobre su mandato para el 15 de Agosto. La oposición clama que los arrestos en la conspiración para asesinar a Chávez no son más que un truco diseñado para ganar simpatías en vista del referendo.

Pero hay razones para pensar que la amenaza es real. El 13 de abril, el Estado colombiano pasó una resolución instando a la Organización de Estados Americanos (OEA), fuertemente dominada por EE.UU., a usar la Convención Democrática Interamericana contra el "regimen dictatorial" de Chávez, efectivamente sancionando la acción militar contra el gobierno venezolano. La versión original de la resolución, escrita en un español mediocre, se cree que fue preparada por el Departamento de Estado de EE.UU.

Aún más preocupante es el hecho de que EE.UU. acordó con España la venta a Colombia de 46 tanques AMX-30, supuestamente para ser usados en la guerra civil contra rebeldes colombianos. Pero en julio el gobierno español canceló la venta. De hecho, los tanques iban a ser mandados a la frontera con Venezuela, donde éstos serían mejor utilizados en operaciones militares en apoyo de un nuevo golpe.

El gobierno de EE.UU. desde hace mucho ha querido llegar a un entendimiento con Chávez--un ex-oficial militar quien ha usado una retórica izquierdista dirigida a la población enpobrecida del país, y en contra el imperialismo nortemericano--y realinear así detrás de sus intereses a Venezuela, país rico en petróleo.

Washington estuvo profundamente envuelto en el intento del golpe de abril de 2002. El golpe fracasó cuando los pobres, la principal base de apoyo de Chávez y la mitad de la población, invadieron las calles y tomaron las facilidades de la televisión nacional y otros importante edificios del gobierno. Esta acción llevo a las fuerzas armadas a dividirse, los golpistas fueron obligados a emprender retirada, y Chávez fue reinstalado en el poder. Antes de su derrota, los golpistas fueron reconocidos sólo por un puñado de países, Estados Unidos entre ellos.

La aristocrática oposición venezolana acusa regularmente a Chávez de autoritario. Sin embargo, durante su corto reinado, ellos suspendieron la constitución venezolana, disolvieron la Asamblea Nacional, y despidieron a la Corte Suprema. La "oposición democrática" abiertamente mostró sus credenciales dictatoriales. Esto, conjuntamente con la práctica transferencia de decisiones políticas económicas y de relaciones exteriores a Estados Unidos, desacreditó a la oposición ante el pueblo venezolano.

A comienzos de diciembre del 2002, los ricos venezolanos trataron una vez más de deponer Chávez con una huelga patronal que interrumpió la principal industria del país. Esta también fracasó. Pero los patronos han usado su control sobre la industria y sobre los medios de comunicación para continuar sus esfuerzos contra Chávez, ganando finalmente el tan deseado referendo.

Ahora la oposición tiene un "Plan Consenso País" para reestablecer el orden en Venezuela después de Chávez--abrir los mercados a más inversión internacional, revocar la reforma agraria de Chávez que repartió terrenos en desuso a los campesinos pobres, y cambiar la ley petrolera que permite al gobierno usar las ganancias petroleras para los programas sociales como la educación y la salud.

Este programa electoral fue planificado con el apoyo de grupos estadounidenses como USAID y National Endowment for Democracy (NED), los cuales han financiado los esfuerzos de la oposición con más de $5 millones en 2004.

A mediados de julio, las encuestas indicaron que Chávez le llevaba una leve ventaja a la oposición. Sin embargo, la mal nombrada "Coordinadora Democrática" de la oposición denuncia de antemano el "fraude electoral" de los chavistas por si acaso triunfa el presidente. El único resultado que aceptarán los opositores, en Washington tanto como en Venezuela, es que Chávez se vaya del poder.

Incluso si él ganara las elecciones, esto no detendría a la oposición, ni a sus aliados en Washington, en su intento de subvertir la democracia venezolana por cualquier medio necesario, incluyendo intervención armada desde la vecina Colombia.

Chávez está en una encrucujada. Él ha sobrevivido gracias a su retórica populista y a su voluntad para oponerse al imperialismo y el neoliberalismo. Pero mientras él ha realizado algunas reformas, éstas no son lo suficiente como para satisfacer las necesidades de los pobres en Venezuela.

O Chávez propulsa este tipo de programa para darles suficientes razones a sus partidarios para apoyar a su gobierno, o éstos tendrán que írsele por encima a Chávez para defender así su país de los golpistas.

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