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El caso en contra del "Cualquiera Menos Bush"

24 de septiembre de 2004

Las encuestas revelan que más de la mitad de la población estadounidense está en contra de la guerra en Irak, y que números aun mayores quieren el servicio médico universal y una mejor educación para sus hijos. Millones también dicen que considerarían votar por una candidatura presidencial genuinamente anti-guerra y pro-obrera en noviembre--el desafío independiente montado por Ralph Nader y Peter Camejo al sistema político bipartidista.

El potencial existe para construír una verdadera alternativa de izquierda. Sin embargo gran parte de este potencial será desperdiciado, por lo menos hasta después de la elección. Desafortunadamente, mucha gente que aportaría su voz, sus ideas y su habilidad organizativa para moldear a partir del sentimiento difuso que existe en contra de Bush una fuerza política de izquierda, en vez están usando su talento para canalizar apoyo para John Kerry.

Para la mayoría de estos progresistas--como para milliones de otras personas--la única virtud de Kerry es que no es Bush. Y para muchos en la izquierda resulta difícil reconciliar esta cuestión: deshacerse de Bush, pero votar por el Demócrata que es pro-guerra, pro-ocupación, pro-TLC, que apoya la ley USA PATRIOT, y que se opone al derecho al matrimonio de gays y lesbianas.

LANCE SELFA, de Obrero Socialista, responde a los argumentos de los progresistas que urgen un voto por "Cualquiera Menos Bush" (ABB, por sus siglas en inglés).

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Muchos progresistas implican que hay una inmensa diferencia entre los dos candidatos. ¿Es esto cierto?

La actual acusación liberal en contra de los que apoyamos a Nader es que creemos que no hay ninguna diferencia entre los dos partidos principales de Estados Unidos--los Demócratas y los Republicanos. En realidad, nadie en la izquierda estadounidense--ciertamente no en este periódico--ha argumentado esto.

De hecho, el sistema político estadounidense funciona precisamente porque existen algunas mínimas diferencias entre los dos partidos. Simplemente no sería creíble--ni sería una fórmula para el éxito electoral--si los dos partidos se postularan con programas idénticos.

Sin embargo, siendo los partidos capitalistas gobernantes de los Estados Unidos, los Demócratas y los Republicanos son instrumentos de la clase capitalista. Llevan a cabo las políticas de la clase capitalista. Solo se diferencian en los detalles.

Mientras los Republicanos abiertamente ostentan su favoritismo hacia los ricos, los Demócratas son, como ha dicho el experto Republicano Kevin Phillips, "el segundo partido más entusiastamente capitalista del mundo". Mientras que los "aguilas" neo-conservadores alrededor de Bush exclaman a gritos la necesidad de un nuevo imperialismo estadounidense, Kerry y los Demócratas hablan de la necesidad de un "internacionalismo forzudo".

En las questiones claves de hoy--de lo que se supone se tratan las elecciones--hay poca diferencia entre Kerry y Bush. El experto conservador George Will ha dicho que Bush y Kerry tienen posiciones tan parecidas respecto a Irak que no cabe una hoja de papel en la distancia entre estas. Los dos están dedicados a mantener y hacer prevalecer la ocupación estadounidense de Irak. Kerry votó a favor de las leyes de Bush como la ley trituradora de derechos llamada USA PATRIOT y la ley "No Child Left Behind" que ha deteriorado severamente a la educación publica. El apoyó las guerras en Afganistán e Irak. Y fue de los primeros en proponer--cuando Bill Clinton era presidente--el "cambio de régimen" en Irak.

Respecto a la política doméstica, Kerry ha apoyado firme e inquebrantablemente los tratados de "libre comercio" como el TLC y el ALCA. Como Bush, también se opone al derecho de los homosexuales a casarse.

En todas estas cuestiones--que son fundamentales--hay muy poca diferencia, y esta reside principalmente en la retórica, entre Bush y Kerry. El problema con los progresistas que apoyan a Kerry es que toman las diferencias que sí existen entre los candidatos y las elevan al nivel de ser razon suficiente como para votar por el Demócrata.

Este es el método clásico del "mal menor" en operación. Pero al enfocarse en las diferencias espécificas se pierde de vista el acuerdo general entre los dos partidos.

De esta manera la convención Demócrata en Boston destacó a Ron Reagan acusando a Bush de oponerse a la investigación médica con células matrices (provenientes de embriones desechados) por las conecciones de este con los fanáticos anti-aborto. Por supuesto, no hay nada de malo con la investigación con células matrices, y cualquier gobierno razonable debería apoyarla. Pero esta cuestión es secundaria en esta elección.

Sin embargo, esta fue la única critica a Bush "aprobada" por los funcionarios de Kerry en la convención--mientras que no permitieron que ningún delegado portara ningún cartel que tuviera la palabra "Paz". Eso hubiera debilitado el mensaje en una convención dedicada a demostrar que Kerry sería más duro que Bush en Irak y en la "guerra conta el terrorismo". De acuerdo a la lógica del "mal menor" deberíamos ignorar todo esto y votar por Kerry porque tiene una mejor posición que Bush respecto a la investigación con células matrices.

Los editores del semanario The Nation escribieron en su "Carta Abierta a Ralph Nader" en febrero que, "La posiblidad de que [esta campaña] se transforme en una carrera entre Bush y Bush Lite (liviano) as casi zero". Pero despues del belicismo de la convención Demócrata, quien se puede creer esto?

Kerry no será perfecto, ¿pero no tendrían mejores posibilidades de éxito las luchas de base con Kerry en la Casa Blanca en vez de Bush? ¿ No son los Demócratas más suceptibles a nuestra presión que los Republicanos?

Varias figuras reconocidas en la izquierda con mucha experiencia en los movimientos--como el fundador de Alternative Radio, David Barsamian, y la líder de United for Peace and Justice, Leslie Cagan--sostienen este argumento. Ellos motivan el voto por Kerry porque, según su argumento, es más probable que una administración Demócrata responda a sectores políticos como los sindicatos, los grupos pro derechos de las mujeres, o el movimiento contra la guerra.

Este argumento no es nuevo ni se limita a esta elección. Resurge cada año electoral. Desafortunadamente, es otro argumento para el cual la evidencia es escaza--y que escacea más con cada nueva elección.

De echo, la ortodoxia dominante del partido Demócrata de hoy--alimentada por los titiriteros del Democratic Leadership Council en el seno del partido--es que los candidatos Demócratas deben probar que no complacerán a sus partidarios electorales más fieles, y que harán todo lo posible para ayudar a los grandes empresarios financieros del partido. En los estados claves, los grandes "campos de batalla" como Michigan, los esfuerzos sindicales para promover que la gente vote frecuentemente logran movilizar lo que equivale a la mitad de los votos obtenidos por los Demócratas. Sin embargo, la administración de Clinton "premió" a los trabajadores con el TLC y con los programas que forzaban a los recipientes de ayuda gubernamental a trabajor por estos beneficios (el llamado "welfare-to-work") que socavaron los empleos de los trabajadores sindicalizados.

¿Y qué de los temas como el aborto?, donde las diferencias entre los dos partidos son realmente identificables. Por lo menos los Demócratas están comprometidos a mantener el aborto como una opción legalmente disponible para las mujeres, mientras que los Republicanos están dedicados a prohibirlo. Esto es verdad, pero apoyar a los Demócratas simplemente porque no son tan malos como los Republicanos demuestra que tan débiles son las esperanzas de los liberales y los progresistas.

Cuando Bill Clinton se postuló para presidente prometió aprobar una ley de "Libre Opción" que garantizaría el derecho de las mujeres a elegir el tener un aborto. Cuando este asumió el podér, abandonó la ley. Mientras que sí vetó los efuerzos de la derecha de prohibír el procedimiento de aborto durante el embarazo avanzado, el malnombrado "aborto de parto parcial", desafortunadamente también aprobó leyes que le negaban a las empleadas federales la covertura en sus planes médicos de abortos, y también a las residentes de Washington D.C., y además mantuvo la prohibición de la cobertura de abortos por el programa Medicaid.

Pero los grupos pro derechos de la mujer nunca le hicieron pagar un precio político a Clinton por estas traiciones. Mientras tanto, un ataque coordinado contra el derecho al aborto concentró sus fuerzas a nivel de los estados, y las líderes de organizaciones feministas se rehusaron a mobilizar un contra ataque--basándose parcialmente en la premisa de que el derecho al aborto estaba seguro con un Demócrata en la Casa Blanca.

Era una cosa votar por Ralph Nader en 2000 cuando era el candidato del Partido Verde. Pero este año es un independiente. Su campaña no está haciendo nada para construír al Partido Verde o a la izquierda en general.

Este argumento es discutido principalmente por los que apoyaron la nominación de David Cobb y Pat LaMarche como candidatos del Partido Verde para presidente y vice presidente. Como escribió el autor de izquierda Stephen Shalom en la revista New Politics, "Los argumentos a favor de apoyar a David Cobb . . . parecen ser más convincentes que los argumentos a favor de Nader. Cobb es verdaderamente parte del Partido Verde, que es una verdadera organización, avanzando por un proceso democrático--no muy eficientemente, es verdad, pero democrático sin embargo.

"Examine el sitio en la red del Partido Verde, www.gp.org, y vea los enlaces con sitios como los de United for Peace and Justice, Znet, Democracy Now y Fair Trade Coffee. Este es nuestro partido". Este argumento cargaría algo de peso si el propósito de la candidatura de Cobb fuera enfrentarse agresivamente a Bush y Kerry en las cuestiones como la guerra, la ocupación, la ley USA PATRIOT, el derecho al aborto, los servicios médicos o cualquiera de muchos asuntos en los que el Partido Verde está a la izquierda de los Demócratas.

Pero la campaña de Cobb claramente ha declarado que persiguirá una estrategia de "estados seguros" en que no hará campaña en los estados donde un voto numeroso para los Verdes podría inclinar la elección a favor de Bush. Esto se ilustró lo más absurdamente cuando LaMarche, una residente de Maine, dijo en una entrevista que votaría en contra de si misma si la elección pareciera cerrada en Maine. Al acceptar esto, la lista Verde declara su propia irrelevancia en el debate nacional.

No podemos reconstruír a la izquierda si no queremos que nuestras ideas tengan relevancia en el mundo real. De hecho, Shalom escribió que el votar por Cobb es una manera de reconstruir a la izquierda sin darle ayuda inmerecida a Bush--en otras palabras, sin presentar un desafío que pudiera llegar a lastimar a Kerry y a los Demócratas en donde importa.

A contrario, la campaña de Nader-Camejo--a pesar de los numerosos ataques viciosos por personas de la izquierda y de una campaña legal por los Demócratas para mantenerla fuera de la papeleta electoral alrededor del país--intenta ofrecer una alternativa de izquierda a la gente que quiere votar en contra de la guerra y la ocupación, en contra de la ley USA PATRIOT, y a favor del derecho al matrimonio de los homosexuales y de un plan de salud nacional.

Así dijo el organizador de la campaña Nader-Camejo, Todd Chretien: "Como comprendieron Paine, Douglass, Parks, Lewis, Malcom, Mario, Gurley-Flynn y muchos otros, cualquier movimiento que tiene como meta el ganar, necesita aprender a pararse y defenderse presisamente cuando se encuentra en los momentos más oscuros. Solo de esta manera las millones de personas que detestan el sistema que los oprime pueden encontrar la confianza en si mismos para unirse y transformar a nuestro movimiento de una cuestión de protestas por una minoría a un torrente de poder".

Esta elección es un referéndum sobre la guerra en Irak. Imagina la reacción del pueblo de Irak si los estadounidenses re-eligen al hombre que invadió a su país y que mató a tanta gente. Tenemos que asegurarnos de que Bush no consiga un mandato para su guerra contra el mundo.

La fundadora del grupo Global Exchange, Medea Benjamin, lo puso de esta manera: "El mundo está mirando y esperando sin ni siquiera parpadear, a ver si el pueblo estadounidense rechazará la política de Bush. La última vez que estuve en Irak, Ghazwan Al-Mukhtar, un ingeniero iraquí, me dijo que, 'Saddam Hussein era un bastardo, pero esto no era una democracia, y nosotros no lo eligimos. Entonces sus malas acciones no eran hechas a nombre nuestro. ¿Puedes decír lo mismo de George Bush?'"

"Nos debemos a nosotros mismos y al resto del mundo el asegurarnos de que Bush no pueda hablar más a nombre nuestro". Este sería un argumento convincente si las elecciones nacionales estubieran organizadas para despedir al presidente. Desafortunadamente, como la propia Benjamin sabe, la única manera de lograr esto es eligiendo a John Kerry.

En "Una Carta Abierta a los Progresistas", Benjamin, Peter Coyote, Daniel Ellsberg y otras figuras importantes sostuvieron el argumento que "el único candidato que puede ganar en vez de Bush en Noviembre es John Kerry"--y motivaron el voto por Kerry en los estados en disputa. Si Kerry es elegido con un programa que pretende continuar la ocupación de Irak, aumentando el numero de tropas ahí, e "internacionalizando" la ocupación y otras cosas peores, ¿podríamos decir que un voto por Kerry es un voto en contra de la política de Bush?

Kerry se ha postulado abiertamente como el candidato que puede hacer que la ocupación funcione--que no viene como ninguna buena noticia para los iraquíes. Si el resultado termina siendo lo mismo para los iraquíes--y para los soldados estadounidenses y sus familias--¿por qué sería mejor tener a Kerry hablando a nombre nuestro en vez de Bush?

Al pueblo iraquí--o a los campesinos colombianos, o de cualquier otro pueblo--que sentirá el peso de los ataques imperialistas estadounidenses, le da igual si es una administración Demócrata o una Republicana la que da las ordenes de bombardear a su país o de armar a los paramilitares en contra suya.

Al Gore no hubiera invadido a Irak, y es menos probable que Kerry se vaya a la guerra en el futuro. Esto es suficiente motivo para votar por él.

"Si Gore hubiera sido el presidente, hubiera invadido a Afganistán, pero dudo que hubiera invadido a Irak", el socialista y activista anti-guerra Tariq Alí le dijo a Doug Henwood el 6 de agosto en una entrevista de radio. "Esto es principalmente una agenda neo-conservadora, dominada por la necesidad de controlar el petróleo y apaciguar a los israelíes. Esta guerra en Irak es algo que esta administración ha perseguido absolutamente. La derrota de esta administración sería una derrota para el partido pro guerra".

El problema con el argumento de Tariq Alí es que no hay forma de comprobar esto. No sabemos si Gore hubiera invadido a Irak, y no sabemos lo que nos espera en el futuro; entonces no podemos predecir si Kerry llevará a los Estados Unidos a más guerras.

Lo que sí sabemos es que los Demócratas tienen una larga historia de presentarse como más moderados que los Republicanos, pero llevando siempre a cabo las mismas políticas guerreristas. Así fue que en la elección presidencial de 1964 Lyndon Johnson (LBJ) se postuló como el candidato de la paz en contra del "belicista" Barry Goldwater, y ganó una victoria arrolladora. Pero fue el mismo LBJ quien arreció la guerra en Vietnam.

El candidato a vicepresidente de Al Gore, Joe Lieberman, era uno de los principales agitadores pro-Israel en el gobierno estadounidense, y apoyó el Proyecto por un Nuevo Siglo Americano, panacea de los neo-conservadores. Durante la campaña a favor de la invasión de Irak el año pasado, Lieberman a menudo apareció en televisión criticando a Bush, ¡por no movilizarse lo suficientemente rápido!

Sabemos que Kerry y Edwards votaron a favor de las guerras de Bush en Afganistán e Irak. Sabemos que los dos justificaron el "cambio de régimen" en Irak mucho antes que Bush se adueñara del proyecto. Y el 10 de agosto, Kerry declaró frente a los medios que, sabiendo lo que ahora sabe sobre las mentiras de Bush y las ficticias "armas de destrucción masiva", hubiera votado comoquiera ¡a favor de la guerra y apoyado la invasión!

El programa Demócrata, escrito principalmente por los funcionarios de Kerry, critíca a la administración de Bush porque "no asignó recursos suficientes para llevar a cabo la misión" en Irak. Afirma que "con John Kerry como el comandante en jefe de las fuerzas armadas, no esperaremos nunca por una luz verde del extranjero cuando nuestra seguridad se encuentre en juego". En otras palabras, Kerry no va a renunciar su derecho a mandar tropas estadounidenses alrededor del mundo "unilateralmente".

A pesar de que es cierto que los programas de los partidos no valen el papel en que están escritos, es difícil ignorar el mensaje que mandan los Demócratas con el desfile de ex-generales en su convención--y la paliza política que le dieron a los delegados anti-guerra para que aceptaran un programa agresivamente pro-guerra. De echo, Kerry está adoptando los puntos clave del programa neo-conservador--sin el lastre político de los neo-conservadores.

Los anti-imperialistas como Tariq Alí y Noam Chomsky saben esto muy bien, y se opondrán a las aventuras imperialistas que un presidente Kerry pudiera dirigir tanto como se oponen a las de Bush. Pero entonces, ¿no es esto buena razón para que no le perdonen nada hoy?

Me gustaría votar por Nader, pero este año no tenemos el lujo de votad de acuerdo a nuestros principios. Lo que está en juego para los trabajadores y los oprimidos es demasiado.

"La elección presidenciál de 2004 no es un debate entre votar por tus miedos o por tu consciencia", dice una declaración de Greens for Impact--una organización de Verdes que incluye radicales conocidos como el autor de izquierda Normon Solomon. "No es un ejercicio academico o teórico. Las vidas de la gente están en riesgo.

"Las mujeres, las minorías, la comunidad homosexual, los pobres y muchos otros, exepto los pocos ricos privilegiados, enfrentarán las consecuencias reales del resultado de esta elección. A consecuancia, debemos ver el efecto de nuestros votos colectivamente, no simplemente de acuerdo a lo que significa para nosotros individualmente".

Esta declaración es solo una de muchas similares que se pueden citar. Pero la verdad es que su pedido refleja los que los Demócratas reiteran en todas las elecciones. Los Demócratas siempre pueden contar con que los liberales, los líderes sindicales y los de los derechos civiles--que se pasan casi todo el tiempo siendo ignorados o rechazados por el Partido Demócrata--denuncien como "elitistas" a los activistas que quieren algo mejor que el Partido Demócrata, acusándolos de que no les importan las graves consecuencias que sufrirá la gente común si gana el Republicano.

Antes de chantajear en base a la clase y a la raza de la gente que quiere votar por una alternativa de izquierda que realmente refleje sus posiciones, estos líderes debieran preguntarse que reciben a cambio de sus efuerzos por justificar el apoyo a los Demócratas. La respuesta es casi nada.

Solo basta con observar el record de la administración de Clinton. Durante los ocho años de su mandato, los abortos se hicieron más difíciles de obtener. El porcentaje de trabajadores sindicalizados disminuyó. La disparidad en los ingresos se multiplicó por factor 10. La cantidad de gente en las prisiones (desproporcionalmente negra y latina) casi se duplicó. Y la cantidad de gente que fue expulsada el ejército por ser homosexual también aumentó. Y para colmo Clinton eliminó el sistema de asistencia social a los pobres.

Entonces cuando los liberales hablan de que las vidas de la gente están en riesgo si gana un Republicano, deberíamos preguntar cuantas vidas han sido ya sacrificadas bajo el mandato de las administraciones Demócratas. Los Demócratas son cómplices, no opositores, de estos ataques.

Si los liberales y progresistas siempre desfilan tras los Demócratas y se oponen a cualquier alternativa de izquierda, las fuerzas corporativas que dirigen al partido exigirán que los candidatos se muevan cada vez más hacia la derecha para proseguir con campañas "centristas"--marginalizando toda demanda de cualquier política que realmente beneficie al pueblo trabajador.

Por supuesto que debemos construir los movimientos. ¿Por qué no podemos hacer las dos cosas--organizar luchas de base y votar por el "mal menor" el día de las elecciones?

Parece muy sencillo: votar sólo toma unos pocos minutos, y podemos dedicar el resto del tiempo a construír los movimientos. Pero si de veras crees que a través de las elecciones pueda haber esperanza de cambio social, entonces "unos pocos minutos el día de las elecciones" no es suficiente.

Este año la confederación sindical AFL-CIO gastará una cantidad sin precedentes para propulsar el voto por Kerry. Esos millones se podrían gastar, por exemplo, en sindicalizar a los trabajadores de Wal-Mart--cosa que adelantaría la causa sindical mucho más. Así que esta estrategia de votar por mal manor desvía nuestros recursos lejos de las luchas más importantes.

Obrero Socialista no se opone como cuestión de principio a votar. A lo que nos oponemos es a que el pueblo trabajador desperdicie su voto en un candidato que está en contra de ellos en todas las cuestiones más importantes. Así es que el movimiento por el matrimonio gay que emergió este año ha sido descarrilado y saboteado por los liberales que piensan que la prominencia del asunto podría hacerle daño a Kerry. Entonces se supone que los partidarios del matrimonio para los gays y lesbianas voten por un candidato que se opone explícitamente a que los gays y las lesbianas se casen.

Cuando los movimientos se alinean detrás de Demócratas como Kerry, se debilitan. Se acostumbran a bajar sus expectativas y a dejar sus demandas en el limbo. Por eso es importante no conformarse con "Cualquiera Menos Bush"--y apoyar a una alternativa genuina que rompa con status quo bipartidista.

Traducción de Federico Moreno

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