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MÉXICO
PRI y Fox colaboran para poner a los
Obreros bajo ataque

Por Lee Sustar | 24 de septiembre de 2004 | página 3

Los trabajadores mexicanos son una vez más el blanco de las "reformas" neoliberales. A pesar las gigantescas demostraciones en el zócalo, el senado mexicano aprobó drásticas rebajas de pensiones a los trabajadores en el sistema de salud, y disminuir el número de empleados nuevos, cortando así más servicios.

La reanudación de la ofensiva neoliberal se hizo posible gracias a un acuerdo entre el PAN (Partido Nacional de Acción) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Con este acuerdo el PRI, que hasta ahora había bloqueado la mayoría de las iniciativas de Fox espera asegurar que los funcionarios priístas implicados en la "guerra sucia" contra la izquierda en los años setenta sean absueltos.

Mientras se debatían los recortes de seguridad social en la Asamblea, un juez bloqueó el juicio del ex-presidente Luis Echeverría, quien había sido acusado de organizar un escuadrón de la muerte conocido como "halcones", quienes masacraron--matando a golpizas con clubes y cadenas--a 25 estudiantes en una manifestación en 1971. Fox, quien mantuvo silencio cuando se bloqueó el juicio de su antecesor. no quiere y no puede hacer a nadie responsable por la guerra sucia, ya que depende de la misma burocracia estatal que Echeverría y otros presidentes del PRI.

Cuando Fox asumió la presidencia de México hubo una gran expectativa de cambio. Pero después de cuatro años su presidencia ha sido percibida como un fracaso. Castañeda se salvó del naufragio de Fox para apoyar a su propio candidato presidencial. Un alto funcionario del Partido Verde ha sido acusado de aceptar un soborno por ayudar a construir un campo de golf. Hoy "más que cansado el presidente luce derrotado, su profunda voz suena hueca, tal como sus discursos, los que no tienen convicción", escribió la periodista Alma Guillermoprieto.

En cuanto a los Zapatistas, Fox ha fracasado con las reformas prometidas, y con la posible elección de un priísta de línea dura en Chiapas, muchos observadores pronostican una nueva ronda de conflictos.

De hecho, la violencia es cada vez más un instrumento de los partidos tradicionales. En la ciudad de Benito Juárez--el municipio principal cerca de la zona turista de Cancún-- el 21 de julio se amotinaron los partidarios del alcalde del Partido Verde derrotado por un gobernador del PRI. La semana siguiente en el estado de Oaxaca, en los últimos días antes de la elección para gobernador, unos activistas del PRI atacaron a sus rivales de la coalición opositora PAN-PRD; una persona falleció y 18 fueron heridas, muchos de ellos por disparos.

La presidencia de Fox ha mostrado como los patrones mexicanos y sus aliados en los partidos tradicionales están dispuestos a cualquier cosa, desde el uso de la violencia hasta llegar a sucios acuerdos, para mantener el yugo sobre la clase obrera mexicana.

¿Puede López Obrador ganar las elecciones en 2006?

El fracaso de la administración de Fox, ha favorecido al PRD para una posible victoria en las elecciones de 2006. El problema es que su candidato, el alcalde del distrito federal, Manuel López Obrador, ha sido implicado en un gran escándalo de sobornos.

A la campaña para expulsarlo se ha sumado una movilización por la clase media y alta de la capital contra los secuestros y el crimen. En una "megamarcha" el 27 de junio los ricos y poderosos, como observó Santos Oaxaca en El Grito, un periódico de derechos humanos, parecían decir "Somos la clase que tiene el derecho de dirigir el país".

La campaña contra el crimen muestra que los capitalistas mexicanos temen a un presidente que podría alzar las esperanzas entre los pobres del país. López Obrador ha aumentado su popularidad al subir las pensiones de los residentes del D.F. de más de 70 años.

Pero López Obrador no es Hugo Chávez. Él dejó el PRI en 1987 para formar el PRD para apoyar la candidatura de Cuathémoc Cárdenas, quien abrió las puertas a gran parte de la izquierda revolucionaria mexicana; más tarde, llegó a ser un alcalde convencional. López Obrador ha seguido esta línea, pero ha construido una maquinaria política al estilo PRI, en la que la izquierda radical ya ha sido absorbida hace mucho tiempo.

Queda poco claro si López Obrador evitará ser encarcelado, y mucho menos si llegará a ser presidente. Pero la presión creciente de los capitalistas mexicanos a seguir la ofensiva neoliberal llevará a más conflictos políticos y más luchas desde abajo.

La izquierda mexicana, aunque es grande, todavía está fragmentada en los varios movimientos sociales, y en los grupos indígenas. La tarea de la izquierda es construir organizaciones y luchas con el poder social que les presente un serio reto contra los patrones.

Traducción de Bridget Broderick y Orlando Sepulveda

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