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Marinero rechaza ir a Irak
"No apoyo esta guerra"

Por Nicole Colson y Justin Akers | 28 de enero de 2005 | página 1

PABLO PAREDES, contramaestre de tercera clase, se mantuvo en el embarcadero de la base naval estadounidense de la Calle 32 en San Diego, California, mientras su buque de guerra, el USS Bonhomme Richard, partía para el Golfo Pérsico sin él.

"Según hacen los miembros del gabinete del presidente, yo renuncio", decía la consigna en la escueta camiseta negra que vestía. Paredes, quien se ha manifestado públicamente en contra de la guerra en Irak, causó escalofríos a lo largo de la cadena de comando militar por rehusarse a embarcarse en su buque.

"No quiero ser parte de la tripulación de un buque que está llevando a 3,000 marines (infantes de marina) allá, sabiendo que 100 o más de ellos nunca volverán", dijo al San Diego Tribune. "No puedo dormir de noche sabiendo que eso es lo que hago para ganarme la vida. Preferiría cumplir una sentencia en una prisión militar en vez de hacer seis meses de trabajo sucio por una guerra que yo y muchos otros no apoyamos".

Si juzgáramos por la retórica exaltada de la administración de Bush uno no pensaría que hay una cantidad creciente de soldados que están comenzando a expresar sus frustraciones y su ira con el ejército--no solo por haberlos mandado a una guerra injusta e ilegal, sino también por jugar con sus vidas.

Eso fue lo que llevó a soldados de la Guardia Nacional a confrontar al Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, cuando visitó las tropas en Kuwait en diciembre. "¿Por qué nosotros los soldados tenemos que escarbar en los vertederos de basura locales buscando pedazos de chatarra y vidrio balístico desechado para mejorar la armadura de nuestros vehículos?", le preguntó a Rumsfeld Thomas Wilson, especialista del ejército.

¿Y cuál fue la respuesta de Rumsfeld?: "Puedes tener toda la armadura del mundo cubriendo un tanque, pero aún es posible volarlo en cantos". En otras palabras, cállate la boca y no te quejes.

No hay mejor ejemplo que este para ilustrar lo poco que le importan las preocupaciones y las vidas de los soldados como Wilson a la administración de Bush. Más de 1,300 soldados han muerto en Irak. Otros 9,000 han sido heridos, muchos de ellos seriamente mutilados. Pero el Pentágono planea mandar más y más soldados a matar y morir en Irak.

En el lado iraquí, el total de muertos crece aún más rápidamente. La revista médica británica The Lancet ha estimado que más de 100,000 civiles iraquíes han muerto.

La indiferencia cruel de Washington hacia las vidas que destruye--tanto iraquíes como estadounidenses--explica porque los soldados y marineros como Pablo Paredes y Camilo Mejía se han rehusado a combatir, aun si esto implica ir a la cárcel.

Para muchos soldados y reservistas, el ejército era el único trabajo fácilmente disponible--o representaba la única manera de recibir fondos para ir a la universidad. Paredes dice que tenía apenas 17 años cuando se alistó. "Fue absolutamente impulsivo", declaró. "Me levanté un día y me dije, no tengo muchas opciones y este reclutador militar insiste en llamarme".

Sin embargo, ahora Paredes ha elegido alzar su voz tan alto como sea posible.

Habla en nombre de un número creciente de hombres y mujeres de clase trabajadora que están siendo mandados a Irak. Mientras las mentiras del gobierno de EE.UU. sobre "la democracia" y "la liberación" son más extensamente desenmascaradas, estos soldados están reconociendo cada vez más que ellos están siendo usados como "escudos humanos" para las ganancias de las corporaciones petroleras y las ambiciones imperialistas de Washington.

Como los integrantes de la Compañía de Comisaría #343, que se negó a seguir ordenes de viajar en un convoy desarmado para entregar combustible. O los más de 5,500 miembros de las fuerzas armadas que han desertado desde que comenzó la guerra, según las propias cifras del Pentágono.

La organización de soldados y de sus familiares en grupos antiguerra ha tomado auge, con más de 150 personas uniéndose al grupo Iraq Veterans Against the War (Veteranos de la Guerra Iraquí en Contra de la Guerra). La organización Military Families Speak Out (Familias Militares Alzan su Voz), fundada hace dos años, tiene más de 2,000 integrantes hoy.

Estas organizaciones celebrarán una manifestación en contra de la guerra cerca del Fuerte Bragg en Fayetteville, Carolina del Norte, el 19 de marzo.

Personas como Pablo son la voz del descontento creciente entre soldados y marineros--que unidos tienen un gran poder para acabar con esta horrible guerra y ocupación. "Yo conozco a otra gente que se siente igual que yo", dijo Pablo a los reporteros. "Y es mi esperanza que más gente alce su voz. No pueden meternos a todos en la cárcel".

Traducción de Lance Selfa

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