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LO QUE PENSAMOS
Hay potencial para detener a Bush

28 de enero de 2005 | página 2

EN DICIEMBRE, George W. Bush tenía el índice de aprobación más bajo de cualquier presidente que comenzaba un segundo término desde 1948--con solo un 48 por ciento, según un sondeo de Noticias ABC y el Washington Post. Las encuestas también indicaron que el 56 por ciento de los estadounidenses creían que la guerra de EE.UU. con Irak no valió la pena.

Esto es a duras penas el "capital político" del que Bush se ha jactado desde que ganó las elecciones.

Sin embargo, la administración festejó la inauguración presidencial a costo de $40 millones. Los extravagantes eventos estuvieron repletos de toda clase de símbolos militares para "honrar" a los soldados en Irak. Ausentes de la lista de invitados estaban los propios hombres y mujeres que son usados como carne de cañón en la guerra por petróleo e imperio.

Mientras los Republicanos se preparan para iniciar más ataques sobre la premisa de su supuesto "mandato", los Demócratas se ahogan en su llanto, perplejos ante su derrota electoral. El alto liderato del partido ha llegado a la conclusión de que en noviembre los Demócratas estaban fuera de fase con el "pueblo común".

El conservador Concilio de Liderato Demócrata (DLC, por sus siglas en inglés) propone que el partido abandone las posiciones políticas que "ofenden" a los votantes más conservadores--como el apoyo al derecho al aborto.

Los liberales le siguen el caballito. "Todos estos asuntos que nos pusieron en el extremo y no en medio de la corriente, nos han causado mucho daño en las regiones centrales del país", dijo Donna Brazile, una Demócrata afro-americana prominente que organizó la campaña presidencial de Al Gore en 2000.

El ex-gobernador de Vermont, Howard Dean, el "disidente" que aspira a la presidencia del partido, comentó, "No debemos darle la espalda a las personas anti-aborto, aunque la inmensa mayoría de la gente en este partido esté a favor del derecho al aborto. "Lo que no quiero hacer es tener un mensaje nacional que le haga imposible a uno ser conservador, o ser progresista sin posibilidad de ganar".

¿Y esto se supone que sea "el partido de la oposición"?

Los Demócratas siguen hundiéndose en la misma trayectoria desastrosa que tomaron en 2004--cuando concluyeron que si John Kerry iba a derrotar a Bush, tendría que apelar al "centro"--es decir, a la derecha.

La razón por la que Kerry perdió es sencilla: él nunca desafió a Bush. Al darle libre paso a Bush sobre los asuntos que les interesaban a los trabajadores--como la guerra, la salud, el aborto, el salario mínimo - los Demócratas dejaron que el incumbente más fácil de derrotar en una generación se les escapara. Así dejaron un boquete enorme en donde había que plantar la oposición al programa de Bush.

La campaña electoral confirmó una vez más que el Partido Demócrata está más interesado en probar ser digno de sus mentores corporativos que en defender al pueblo que supuestamente representa. Y si eso significa deshacerse de políticas que son consideradas principios fundamentales del partido--como el derecho al aborto--ellos están dispuestos a hacerlo.

Después de todo, esta ha sido la trayectoria del partido por décadas. El DLC fue fundado para promover políticas conservadoras y pro-corporativas, y distanciarse del imagen anterior como el "partido del pueblo". El programa de Bill Clinton adelantó estas prioridades al destruir la "beneficencia social" y promover las políticas de mercado libre come el TLC.

Para combatir la agenda de Bush, nosotros los activistas de base tendremos que hacernos oír--y construir una política independiente de los Demócratas. Debemos debatir y defender las ideas que no quieren tocar los Demócratas. Hay que empezar con organizar de nuevo el movimiento contra la guerra de Bush. Defender el derecho al aborto y organizar oposición a la privatización de Seguro Social también serán prioridades.

Ya hemos visto manifestaciones contra la inauguración de Bush. En la ciudad capital, hubo 15,000 que mostraron su descontento con el régimen del presidente. En la escuela secundaria de Evanston, Illinois, cientos de estudiantes salieron de sus clases para protestar la guerra en Irak. Y en Seattle, estudiantes universitarios acudieron a una protesta en Seattle Central Community College. Cuando vieron unos reclutadores del ejército tratando de enlistar a más soldados para la guerra, los corrieron del centro estudiantil.

En la historia de este país, los verdaderos cambios progresistas siempre se han producido no a partir de las políticas de los Demócratas, sino del poder de los movimientos y las protestas sociales desde abajo. Esto es más cierto que nunca en el país de George W. Bush.

Traducción de Bridget Broderick

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