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ESPECIAL EN LA RED
"El sueño para mí se me vino al suelo con la muerte de mi hijo"
Entrevista con Juan Torres

noviembre-diciembre de 2005

JUAN TORRES, trabajador hotelero de oficio, vino a este país desde Argentina hace 26 años a construir para él y su familia un futuro, pero como él dice, hoy el sueño Americano se le ha derrumbado. Su hijo, el especialista Juan M. Torres, murió en Bagram, Afganistán el 12 de julio de 2004, bajo circunstacias que las Fuerzas Armadas todavía necesitan esclarecer.

Desde entonces, Juan Torres se ha convertido en uno de los más reconocidos activistas encontra de la guerra y en contra del reclutamiento de jóvenes en las escuelas. Aquí, en una conversación con Orlando Sepúlveda, Juan cuenta parte de su historia.

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¿Crees que el Army no ha sido honesto en cuanto a la muerte de tu hijo, y por qué?

No, para nada honesto. El Army me dijo que mi hijo se había suicidado después de recibir un email de su novia rompiendo con él. Hemos buscado en sus computadores, y ese email aún no aparece.

Primero pensé que el Army querría ayudarme a averiguar lo que pasó, por lo que inocentemente les mande la evidencia que encontraba, pero ahora ellos han cambiado su versión ocho veces. Tenemos nueva evidencia, pero prefiero no hablar de ella, como me aconsejaron los abogados.

Después que me dijeron de la muerte de Juan voy a la base area de Dover dónde su cuerpo llegaría. Allá me negaron la entrada aduciendo status militar. Meses después me enteraría que a muchos padres les han permitido entrar para ver el cadáver de sus hijos.

Cuando su cadáver llega a Texas y vamos a verlo, la directora nos dijo que estaba prohibido ver a mi hijo porque le faltaba su cabeza, y que el ataud estaba sellado. Al próximo día demandé ver a mi hijo, y cuando lo vi su cabeza estaba ahí, herida pero completa.

Mandamos a hacer una autopsia. Es diferente a la militar en lo que concluye que lo que mató a mi hijo fue un arma pequeña, de nueve milimetros, como las que usan los oficiales, y no un rifle como el que él tenía, el que de todas maneras fue encontrado en su locker.

Además la autopsia demostró que mi hijo no tiene indicios de pólvora en su mano, y determinó que tenía además otras contusiones a los lados de su cabeza.

¿Por qué dos horas después que hablará con su madre, y diez despúes de hablar conmigo, cuando todo parecía perfecto, bien tranquilo, nuestro hijo se hubiera suicidado? Él estaba en la última semana de su trabajo, y se preparaba para venirse de vuelta después de sus ocho años de servicio.

El siempre se quejaba conmigo por teléfono de los problemas de la base; que era muy peligroso, que había mucha droga. "No digas eso," yo le decía, "que es peligroso." "No creo que me pase nada, ...es nuestra base, son nuestros soldados, acá no hay guerra, las tropas están peleando a varias millas de acá, yo estoy haciendo trabajo de oficinista", me decía, "doce horas al día eso sí. Pero sólo por un par de días más". Juan trabajaba en la parte logística, sabía de todo lo que entraba y salía de allá.

La muerte de tu hijo te ha transformado en uno de los mas conocidos activistas contra la guerra y en contra el reclutamiento de jóvenes en las escuelas secundarias y universidades. Explícanos cómo pasó eso.

Cuando murió mi hijo, me encontré primero con la deshonestidad del Army y encima después la falta de respeto hacia mi familia. Ellos nos enviaron los honores y medallas de mi hijo por correo.

Así, por la injusticia hecha a mi hijo y a mi familia, empecé a involucrarme, pero yo no sabía nada. Era tiempo de elecciones y alguna gente me dijo que los Demócratas me ayudarían. Así estuve en varios estados con los Democrátas hablando en la comunidad hispana de lo malo de la guerra y del sufrimiento de nuestras familias.

Comencé a recibir llamadas de todos lados para ir hablar, y todos los gastos los pagué de mi bolsillo. Me decían que me ayudarían, pero que había que ganar las elecciones. Pero después que perdieron las elecciones nadie más me llamó. Me sentí muy mal, porque yo siempre vote por los Demócratas.

Incluso en una oportunidad, en una recepción que me invitaron en el centro de Chicago, me encontré con Wesley Clark. Él me felicitó por todo el trabajo que yo había hecho por la campaña y me dijo que si hubiera algo en lo que él me pudiera ayudar en el futuro, le dejara saber. Me dijo también que se había enterado de la muerte de mi hijo en la guerra y que lo sentía mucho. Entonces le expliqué las circunstancias de la muerte de mi hijo, que el había muerto dentro de la base, etc...

Cuando terminó él se excusó diciendo que lo lamentaba mucho pero que él ya se había retirado. Insistí diciendo que siendo él exmilitar tendría contactos, pero el seguía excusándose, como todo político. Yo y la gente que me conocía abandonamos la recepción, 15 de un total de 38, más o menos.

Pero eso no me detuvo, y comencé a buscar más información y a trabajar con gente que realmente quería parar la guerra. Yo vine a buscar el sueño americano, pero el sueño para mi se me vino al suelo con la muerte de Juan.

Por eso dije que me tengo que involucrar; tengo que ayudar a otras familias a que no les pase lo que me pasó a mi. Por eso estoy yendo a las escuelas a hablar con los chicos.

Mi hijo fue reclutado a los 16 años de edad en su escuela en Houston, Texas. El reclutador le dijo que le daría una sorpresa a su padre, y me la dio cuando me dijo que se iba al boot-camp en un par de días. Él quizo salirse cuando se dio cuenta que lo habían engañado, que en realidad el Army no era para él.

Fui a sacar a mi hijo, pero me amenazaron con veinticinco años de prisión para él por imcumplimiento de contrato, "además," me dijeron, "su hijo está en la reserva, acá no pasa nada y le vamos a dar estudios... le aseguro que no va a la guerra". Las mismas mentiras que a él le dijeron.

Tu estuviste en Crawford, Texas, con Cindy Sheehan. Cuentanos un poco de eso.

Su hijo murió dos meses antes que el mío, y me la fui encontrando en diferentes oportunidades, siempre por la misma causa. Nos abrazábamos y llorábamos juntos cómo si no hubiera más que hacer, pero la bronca creció en nosotros para no sólo llorar, pero también empezar a luchar.

Cindy me anunció su deseo de abrir la organización Gold Star, y yo le dije que estaba con ella. Sabíamos que teníamos que hacer algo, que estábamos en la misma ruta, y tenemos el mismo dolor de por vida. Ibamos de un lugar a otro tratando de informar a la gente, la cual parecía no interesarse. Viajábamos costeando nuestros propios gastos. Un día tuvimos como 50 personas en Missouri y estábamos muy contentos. Luego seguimos encontrando grupos pequeños, hasta que después pasa lo de Texas.

Yo estaba en Houston, cuando me llegó la información que estaba en las afueras de la casa del presidente en Crawford, Texas, y que me pedía que fuera para allá. Esto pasó conjuntamente con la muerte en Irak de veinte o más Marines de Ohio, lo que despertó la bronca y el interés de la gente. A ella le cayó la varita.

"Dios te dio la mano a voz", le dije, "para que la gente vea lo que está pasando". Pero ella me dijo que no era sólo para ella sino para todo el grupo de padres que teníamos.

Estoy contento de que la varita la haya tocado a Cindy, antes de eso había muy poco interés entre la gente. Ahora que hay un congresista llamando a que retiren las tropas, yo digo que nosotros también pusimos nuestro granito de arena.

Nosotros hemos estado llevando nuestras quejas y nuestro dolor al Congreso en muchas oportunidades. Pero tenemos que seguir luchando para ganar, no debemos bajar los brazos.

Yo sé lo que sufren los padres que tienen sus hijos en Irak. Lo sé porque yo lo viví ya. También viví la experiencia más cruel que a una familia le puede pasar.

Los amigos me dicen que trate de tener una vida normal, pero ya no se puede; yo perdí todo. El sueño americano lo he cambiado por otros dos sueños: que traigan las tropas de vuelta para el país, y el otro, que sea procesado el presidente Bush y que sea mandado a prisión, él y sus secuaces.

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