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Elecciones engañosas profundizan divisiones étnicas y religiosas
EE.UU. aviva las llamas en Irak

enero-febrero de 2006 | página 4

ERIC RUDER reporta como se profundiza la crisis en Irak tras los comicios de diciembre de 2005.

LOS HABITANTES de Bagdad pasaron la víspera del año nuevo en tinieblas, lo que los colmó de pesimismo respecto al nuevo año.

El ya esporádico suministro de electricidad a Bagdad fue reducido a una hora [el 31 de diciembre], causando el zumbido constante de una legión de generadores privados, desanimando a millones de iraquíes que se preparaban para la víspera del año nuevo que tradicionalmente había sido una época de alegría, de fuegos artificiales y de celebraciones familiares y paseos públicos", informó el Los Angeles Times.

Furiosas protestas estallaron a través del país cuando el precio de la gasolina fue triplicado y el precio del diesel se hizo nueve veces más caro. Cientos de ciudadanos se tiraron a las calles y enfrentaron a la policía en varias ciudades. En Rahinawa, un pueblo del norte, por lo menos dos manifestantes fueron asesinados por disparos cuando las fuerzas de EE.UU. y las iraquíes trataron de reprimir a la creciente multitud que había incendiado el edificio de una compañía petrolera, dos gasolineras y cuatro carros.

Cuando el Primer Ministro Ibrahim al-Jaafari impuso el aumento de los precios, Ibrahim Bahar al-Uloum, el Ministro del Petróleo, lo criticó diciendo que los aumentos arruinarían a los iraquíes pobres.

Como respuesta, Jaafari lo suspendió por 30 días y lo reemplazó con Ahmed Chalabi, el monigote de la CIA que ayudó a la administración de Bush a fabricar sus mentiras sobre las inexistentes armas de destrucción masiva de Saddam Hussein, y quien anteriormente fuera el favorito de EE.UU. para gobernar a Irak tras la invasión.

Aunque todavía no es claro cual fue el resultado final de las elecciones del 15 de diciembre, es evidente que el pequeño partido de Chalabi fracasó abrumadoramente.

"Los partidos religiosos chiítas que forman la Alianza Unida Iraquí (UIA) fueron quienes ganaron más--obteniendo entre 70 y 95 por ciento del voto en las provincias pobres del sur del país; 59 por ciento en Bagdad, y a nivel nacional, más del 40 por ciento del total de los votos, incluyendo nueve de las 18 provincias iraquíes y la capital", escribió el periodista Pepe Escobar. "Es un logro relativamente inesperado, dado el record terrible del gobierno de Ibrahim Jaafari, dominado por los partidos chiítas."

"Todos aquellos más estrechamente aliados con la invasión de EE.UU. y con la ocupación fueron los peores perdedores. La Lista Nacional Iraquí, partido del alcahuete de los servicios de inteligencia estadounidenses y quien fuera el anterior primer ministro, Iyad Alawi--también conocido como 'Saddam sin bigote' y el hombre que apoyó el bombardeo estadounidense de la ciudad sagrada chiíta de Nayaf y también de la ciudad sunita de Faluya--recibió un patético 14 por ciento de la votación. El convicto estafador y ex-aliado del Pentágono, Ahmad Chalabi, obtuvo menos del 1 por ciento del voto en Bagdad".

Al cierre de este número de Obrero Socialista, negociaciones tras bastidores entre la UIA y la alianza electoral de los kurdos, que terminó en segundo lugar, continuaban para formar una mayoría parlamentaria.

Si esto fuera logrado, el Frente de Acuerdo Iraquí, el principal frente electoral de los musulmanes sunitas, quedaría fuera del gobierno--y profundizaría las brechas religiosas y étnicas, lo que le conviene a los arquitectos estadounidenses de la guerra.

Las fuerzas nacionalistas seculares que hubieran podido ofrecer una alternativa promoviendo una campaña por la unidad religiosa y étnica se desacreditaron por su colaboración con las fuerzas de la ocupación antes de las elecciones--y por su alianza con los partidos políticos pro-EE.UU. El Partido Comunista Iraquí, por ejemplo, se unió a la lista electoral de Alawi, el jefe del gobierno títere creado por EE.UU. después de la supuesta "entrega del poder" a los lacayos de EE.UU. en 2004.

Desde la guerra del Golfo Pérsico de 1991, EE.UU. ha cultivado apoyo en el norte del país donde viven los kurdos que representa solamente 20 por ciento de la población iraquí. Luego de la invasión de 2003, EE.UU. se ha orientado a la comunidad musulmana chiíta, que constituye 60 por ciento de la populación, para que sea el ancla del régimen pro-EE.UU., mientras que ha excluido del poder a la comunidad musulmana sunita.

Aunque ha habido muchos ejemplos de unidad entre los chiítas y los sunitas en contra de la ocupación estadounidense luego de la invasión, las tácticas divisorias de EE.UU. han tomado vida propia, con la creciente evidencia de la existencia de escuadrones de la muerte chiítas, organizados dentro de las unidades del ejercito y de la policía, que atacan a los sunitas.

A pesar de que EE.UU. prefiera un Irak débil, teme la posibilidad de que Irak se desintegre, arrastrando a toda esta región de riquezas petroleras al caos.

Pero tal posibilidad ha sido el tema de propuestas y especulación recientes. El líder de UIA Abdul Aziz al-Hakim propuso el 31 de diciembre que "la provincia de Bagdad se una con Kurdistán, el Medio Eufrates, y el extremo sur en una confederación con privilegios especiales, supervisada por el gobierno federal", según Juan Cole, experto en asuntos iraquíes.

De todos modos, la ocupación de EE.UU. sigue inflamando estas divisiones. Por esto no hay posibilidad de justicia o autodeterminación en Irak hasta que EE.UU. retire todas sus tropas.

Traducido por Lance Selfa

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