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¡Sin amnistía no hay justicia!

10 de abril de 2006 | página 1

LLAMÁNDOLOS "UNA lacra que amenaza el futuro de nuestra nación", el congresista Republicano de Colorado, Tom Tancredo, ha hecho su carrera política oponiédose a los inmigrantes y a una posible amnistía.

Continuando con su cantaleta organizó una campaña de una semana bajo el lema "Dile que no a la amnistía"--instando a sus seguidores a aumentar la presión sobre los senadores Republicanos que "están traicionando a América".

Desafortunadamente, mucha de la gente que se opone a esta basura, fuera y dentro del Congreso, cree que el nuevo movimiento por los derechos de los inmigrantes no debiera exigir una amnistía general.

Es especialmente cierto si examinamos todas las propuestas que hoy existen ante el Congreso que proveen varios esquemas para "ganarse" la ciudadanía que fuerzan a los inmigrantes a someterse a largos y costosos procesos para tener una oportunidad de legalizarse.

Esto no sólo no es suficiente, sino que en realidad perpetúa el status de ciudadano de segunda clase para los trabajadores inmigrantes. La única manera de adelantar sus derechos, y los de todos los trabajadores, es exigir la amnistía ahora.

La amnistía es una provision que permitiría la inmediata legalización de los indocumentados, con una trayectoria garantizada hacia la ciudadanía.

A diferencia de las propuestas ante el Congreso, que usan un engañoso lenguaje de ciudadanía "ganada", pero que en realidad excluyen a la mayoría de los inmigrantes de los medios para obtener la residencia permanente, una amnistía haría a los inmigrantes iguales al resto de los trabajadores.

Sería como dar derechos laborales iguales a todos los trabajadores. Esto es amenzador para los intereses de las corporaciones y de aquellos que quieren criminalizar a los inmigrantes.

La última amnistía aprobada en 1986 llevó a la legalización y ciudadanía de 2.8 millones de trabajadores inmigrantes. Permitió una nueva generación de esfuerzos organizativos que fortalecieron a sindicatos como la Unión Internacional de Empleados de Servicios (SEIU), UNITE-HERE y otros.

También condujo a la AFL-CIO a apoyar la sindicalización de los inmigrantes, incluyendo al indocumentado, y a la creciente demanda entre los propios trabajadores por una nueva amnistía.

Si los 11 millones de trabajadores indocumentados recibieran igualdad de derechos, la segregación legal que ayuda a la explotación de los trabajadores desprotegidos sería abolida. El racismo que ayuda a la militarización de la frontera sería debilitado.

Además, le daría una voz a millones e incrementaría el número de electores quiénes podrían actuar en contra de los políticos que usan a los inmigrantes como chivos expiatorios. También ayudaría a revitalizar al movimiento obrero que está en crisis, pues los trabajadores inmigrantes están ofreciendo la mejor esperanza para toda la clase obrera de este país.

Según el movimiento obrero despierta, la clase obrera debe presentar su propia propuesta: amnistía sin criminalización. Este es el espíritu reflejado en las palabras de María González, quién marchó en Los Ángeles y al ver la gran masa de trabajadores rodeándole declaró: "Con tanta gente aquí, nosotros deberíamos exigir la legalización y la amnistía".

Los efectos de las masivas protestas se están dejando sentir en la opinion pública. Una encuesta reciente de AP-Ipsos mostró que el 56 por ciento de la población apoya la idea de dejar que los indocumentados se queden en el país.

Esto muestra cómo un nuevo movimiento por los derechos civiles puede confrontar las mentiras y el racismo que son usados para envenenar la opinión pública. Si este movimiento puede desafiar el racismo, entonces también puede exigir la amnistía.

Por eso debemos continuar construyendo un movimiento por los derechos de los inmigrantes que sea independiente de las propuestas legislativas de los dos partidos en el poder que sirven los intereses de las corporaciones estadounidenses. Un movimiento que tenga como prioridad el organizar ahí donde tenemos más poder: en nuestros trabajos, escuelas y comunidades.

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