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¿Qué es Hizbulá?

Por Jon Van Camp | septiembre-octubre de 2006

AL EVITAR con éxito que Israel alcanzara sus objetivos en su ataque de este verano, Hizbulá ha dado un ejemplo de resistencia que podría inspirar otras luchas en Oriente Próximo, luchas que abran camino para que enraíce y crezca una alternativa laica de izquierda

Israel la califica de organización "terrorista" y "extremista". George Bush dice que es un instrumento de Irán y afirma que ha "matado a más estadounidenses que cualquier otra organización terrorista salvo Al-Qaeda."

Pero los líderes gubernamentales que intentan destruir a Hizbulá no son los únicos que lo condenan. Tanto Human Rights Watch como Amnistía Internacional han acusado a Hizbulá de violación de los derechos humanos, y Robert Fisk, el periodista del Independent que ha ayudado a revelar los peores crímenes israelíes y estadounidenses en Oriente Próximo, dice que Hizbulá " ha provocado la última guerra" en Líbano, y es responsable de "haber ocasionado una catástrofe a sus correligionarios."

No obstante, Hizbulá ha conseguido un apoyo creciente en Oriente Próximo, que trasciende a sus bases chiíes en Líbano...por la sencilla razón de que, en palabras de Aijaz Ahmad en la revista Frontline de India, " es la única organización que, por medio de la resistencia armada, ha obligado a los israelíes a abandonar un territorio capturado por el Estado judío."

¿Qué clase de organización es Hizbulá y cómo debería considerarla la izquierda?

Hizbulá surgió de un Líbano fracturado por la guerra civil. La región de Líbano ha tenido siempre en su seno varias comunidades religiosas, pero los colonialistas franceses que controlaron la zona favorecieron a la comunidad cristiana maronita que se convirtió en la más poderosa de ellas una vez constituido el Líbano.

De acuerdo con los términos del pacto de 1943, a los maronitas les correspondía la presidencia del Estado, y se concedía a los cristianos una mayoría de escaños en el Parlamento. El cargo de primer ministro se reservaba para un musulmán sunní, y a los chiíes- que pronto se convirtieron en el sector mayoritario de la población- se les dejaba el menos relevante puesto de presidente del Parlamento.

Los dirigentes maronitas fueron tradicionalmente pro-occidentales y pro-israelíes, mientras que los líderes musulmanes se sintieron cada vez más influenciados por el nacionalismo árabe. Esas tensiones fueron la causa de la guerra civil que se produjo, con mayor o menor continuidad, desde 1975 hasta 1990. Israel y Estados Unidos apoyaron a la derecha concentrada en torno a las falanges cristianas.

En 1978, Israel tomó una franja del territorio del sudeste del Líbano y, cuatro años después, lanzó una invasión a gran escala, con el objetivo de instalar un gobierno cristiano de ultraderecha y echar a los militantes de la Organización para la Liberación de Palestina establecidos en el país.

Estados Unidos envió a los marines como parte de una fuerza internacional para supervisar la retirada de la OLP, fuerza de "paz" que comenzó a intervenir cada vez más a favor de la derecha libanesa y de las fuerzas de ocupación de Israel.

Durante el conflicto, la comunidad que más sufrió fue la chií- para entonces, la más numerosa de las comunidades religiosas de Líbano- que totalizaba el 40 por ciento de la población, y la más pobre, habitante de las chabolas de los suburbios del sudeste de Beirut y de los pueblos de la zona directamente expuestos a los ataques de Israel y sus invasiones.

En 1982, surgieron varios grupos armados chiíes- muchos de ellos con financiación y entrenamiento a cargo del nuevo gobierno islámico de Irán llegado al poder tras la revolución iraní de 1979, que trataba de extender su influencia en Líbano entre las diversas fuerzas rivales de la guerra civil. A las milicias apoyadas por Irán, aunque débilmente vinculadas entre ellas, se las conoció en conjunto como Hizbulá, en árabe, el "partido de Dios".

Las milicias chiíes se comprometieron en ataques a pequeña escala pero de efecto devastador, entre ellos la bomba contra la embajada estadounidense y el camión bomba contra los cuarteles de los marines de octubre de 1982, que causó 241 muertos. Ataques que llevaron a Ronald Reagan a "largarse" y retirar las tropas del Líbano.

En 1985, los dirigentes de la Chía anunciaron la creación de Hizbulá en una "Carta abierta dirigida a los oprimidos del Líbano y al mundo entero." Aunque principalmente asociado al respaldo que recibía de Irán, Hizbulá continuó luchando para conseguir influencia entre los chiíes libaneses, y tuvo enfrentamientos militares con el grupo Amal (más moderado), formado en los años 1970.

No obstante, rápidamente, se convirtió en la principal fuerza de resistencia militar contra la ocupación del sudeste de Líbano. Los atentados de Hizbulá recurrieron a camicaces pero, a lo largo de los años 1980, cada vez más, se inclinaron a las operaciones guerrilleras encaminadas a ocasionar daños a las fuerzas de ocupación israelíes. A Hizbulá se le atribuye el haber obligado a Israel a retirarse de Líbano en 2000.

A partir de 2000, Hizbulá continuó llevando a cabo operaciones militares para presionar a Israel con el fin de que abandonara Shebaa Farms- la última zona del territorio libanés ocupado por Israel-, defenderse de las repetidas incursiones y provocaciones israelíes y conseguir la liberación de prisioneros libaneses retenidos por Israel. Su incursión del 12 de julio, que el gobierno israelí tomó este verano como pretexto para la guerra, ha seguido esa pauta.

Al contrario que la campaña de bombardeos de Israel, Hizbulá, principalmente, tomó como objetivos a las fuerzas militares israelíes. La mayoría de las víctimas israelíes durante el ataque fueron soldados, mientras que la inmensa mayoría de los libaneses muertos por los misiles y bombas israelíes fueron civiles inocentes.

Hizbulá es un partido político que dirige una red de escuelas, hospitales y otros servicios sociales en los que mucha gente confía para llenar las lagunas de los servicios que el gobierno libanés no proporciona. Asimismo, controla una serie de empresas, entre otras, panaderías, bancos, fábricas y ropa de línea islámica, así como una televisión por satélite y una emisora de radio.

Hizbulá organizó la ayuda humanitaria para el sudeste de Líbano tras los bombardeos israelíes de 1993 y 1996 y en la actualidad ofrece dinero para alquileres y mobiliario a todos aquellos que han perdido sus hogares en los bombardeos de este verano.

A principios de los años 1990, Hizbulá tomó la decisión de participar en la política oficial, ganando por primera vez escaños en las elecciones al Parlamento de Líbano en 1992. Hoy, la organización tiene 12 diputados y dos ministros en el Gobierno.

Dirige un grupo parlamentario en el que se encuentran otras fuerzas políticas, entre ellas partidos laicos y no musulmanes. La lista de candidatos de esta coalición para las elecciones de 2005 incluía no sólo a chiíes sino a cristianos, sunníes y drusos.

Hizbulá recibe apoyo y ayuda- también militar- de Irán y Siria pero no es una marioneta de sus gobiernos tal como afirma la administración Bush.

Si bien es cierto que Irán tuvo una influencia decisiva durante los primeros años de Hizbulá, la organización desde entonces ha desarrollado su propio consejo y estructura de mando que son elegidos para la toma de decisiones políticas y militares. Según un informe, hecho público después del alto el fuego, del analista Anthony Cordesman "ningún oficial en activo u otros funcionarios militares cree que Hizbulá haya actuado a las órdenes de Irán o Siria."

En general, chiíes y no chiíes y la mayoría de la sociedad libanesa consideran a Hizbulá una organización legítima de resistencia nacional. Incluso antes de la guerra de este verano, un estudio del Center for Strategic Studies revela que las tres cuartas partes de los cristianos libaneses- la tradicional base de la derecha- identifican a Hizbulá como un grupo legítimo que se enfrenta a la agresión israelí.

Algunos en la izquierda se centran en los vínculos de Hizbulá con el fundamentalismo islámico para minimizar su importancia política- por ejemplo, en una reciente carta dirigida a Socialist Worker, que despacha a Hizbulá como un "movimiento parecido a nuestra propia derecha fundamentalista."

Pero el islamismo de Hizbulá debe entenderse en su especificidad. Por ejemplo, aunque asume prejuicios contra las mujeres, predominantes en el Islam (y en la cristiandad, de hecho), la ideología chií de Hizbulá no es tan reaccionaria como la de los wahhabíes del Afganistán Talibán o la de los gobernantes de Arabia Saudí. Las mujeres dirigen muchos de los servicios sociales de Hizbulá si bien están excluidas de la dirección política o militar.

Hizbulá está en contra de la homosexualidad, algo común a muchas corrientes del islamismo, y algunos de sus líderes se han servido de eslóganes anti-semitas al explicar su oposición a Israel.

Pero por otra parte, al contrario que sus patrocinadores de la dirección política iraní, Hizbulá no tiene como objetivo la constitución de un Estado islámico, al menos en Líbano. El líder de Hizbulá, Hassan Nasrallah ha afirmado que "Líbano es un país plural, no es un país islámico."

Lo que explica porqué Hizbulá ha podido ganarse un apoyo más amplio que el de su base chií, no sólo entre los libaneses sino en todo Oriente Medio. El principal atractivo de Hizbulá se basa en su decisión de plantar cara a las agresiones de Israel y al imperialismo estadounidense, y no en su ideología islamista y en los aspectos retrógrados de su programa social y político.

Al evitar con éxito que Israel alcanzara sus objetivos en su ataque de este verano, Hizbulá ha dado un ejemplo de resistencia que podría inspirar otras luchas en Oriente Próximo, luchas que abran camino para que enraíce y crezca una alternativa laica de izquierda.

Traducido del inglés para La Haine por Felisa Sastre

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