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EL SENTIDO DEL MARXISMO
¿Es autoritaria toda organización?

Por Paul D'Amato | abril-mayo de 2007 | página 3

LOS ANARQUISTAS, como los socialistas, luchan por una sociedad sin explotación y opresión estatal. Sin embargo, los anarquistas acusan a los socialistas de ser autoritarios por sostener que un estado obrero será necesario después de la revolución para neutralizar todas las fuerzas que pretendan restaurar el dominio capitalista, para luego desaparecer con el término de las divisiones de clases.

El error que cometen los anarchistas es creer que los medios para lograr una sociedad sin clases y sin estado deben encarnar su fin. Es decir que si queremos una sociedad basada en la asociación libre, debemos construir organizaciones que exhuden este principio.

La "anarquía" de una sociedad en el porvenir debe ser encarnada en el comportamiento de quienes intentan establecerla, dicen los anarquistas. Pero esto se derrumba al mometo que entra en contacto con movimientos revolucionarios reales, que en sí mismo son coercivos. Si una revolución es necesaria para desmantelar el estado y las divisiones de la clase, entonces debemos aceptar que medios coercivos son necesarios para lograr una sociedad que busque librarnos de las relaciones sociales opresivas.

Para el pacifista, así va el refrán: "quien a hierro mata, a hierro muere". Sin embargo, hay muchos anarquistas revolucionarios que no entienden la imposibilidad de su postura: una revolución sin compulsión es una contradicción.

El problema ocurre cuando los anarquistas convierten su legitimo odio contra la autoridad de la los policía, los patrones y los burócratas en un odio dirigido contra cualquier tipo de autoridad.

Por ejemplo, para que una huelga sea eficaz, los huelaguistas debe impedir que los esquiroles les roben sus trabajos. Para esto deben organizarse y hacer piquetes para detener la producción. Contra el rompe-huelga, esta acción es una imposicion autoritaria, pero necesaria para que la huelga tenga éxito e imponerse frente a los patrones.

Organización y disciplina son necesarias dentro de las filas de los huelgistas. Aun así, una huelga puede ser muy democrática--cuando la base manda. Un comité organizador electo, compuesto de los compañeros más experimentados, tiene autoridad para tomar las acciones necesarias para ganar la huega, y aun así el comiyé está subordinado a la base.

En casos extremos, como los de ataques policiales contra manifestaciones o piquetes obreros, un cuerpo más selecto debe ser dado la autoridad para decidir las acciones que los demás para que las protestas no se dispercen ni se deshagan.

En la fragua de la lucha, decisiones son hechas rápida y firmémente. Para los socialistas, estas decisiones se toman por la mayoría tras completos debates. A diferencia, para muchos anarquistas la democracía en si misma es autoritaria – el dominio de la mayoría sobre la minoría. En lugar de esto, los anarquistas plantean el concenso como medio de tomar decisiones, un metodo supuestamente no autoritario.

Dejando al lado el hecho de que el proceso de llegar al consenso toma más tiempo que el voto por la mayoría, el proceso no es nada de anti-autoritorio. En nombre del concenso, una minoría puede demorar e impedir la toma de decisiones y simplemente oscurecer el hecho de que la minoría debiera consentir para que el grupo pueda avanzar.

En realidad, no todos de los medios prefiguran el fín. El arado y el tractor no prefiguran el maíz y el trigo. Las acciones de un violador y de otro tratando de impedir la violación son ambas acciones de fuerza, pero cada uno produce un resultado diferente. Los medios y los fines, por lo tanto, no son lo mismo.

Esto no significa que no haya ningún hilo de conección entre la lucha actual y el mundo por el que luchamos. El estado vigente, como contra ejemplo, no puede ser usado para crear una sociedad nueva porque es un instrumento que se sirve para reprimir a la clase obrera.

En pasados levantamientos revolucionarios, los oprimidos y los explotados han construido nuevos tipos de organizaciónes democráticas, llamados consejos, cordones o soviets. Estos nuevos tipos de organizaciones se convirtieron en focos de poder alternativos que desafiaron el poder el estado existente y proveyeron la base de un poder obrero y más democrático.

Además, la lucha colectiva misma ayuda a la clase obrera a cambiar su conciencia y prepararse para tomar las reindas de su destino. Planteamientos revolucionarios que prometen liberar a las masas sin la participación de las masas en la lucha son medios que no llegarán al fin deseado.

Sin embargo, es un suicidio pensar que el viejo orden no será abolido por buenos deseos. El poder armado del estado requiere que haya una organización determinada, disciplinada y centralizada, integrada de miles de personas para desafiarlo y, últimadamente, para derrotarlo.

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