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¿Qué le pasó a la oposición a la guerra?

junio-julio de 2007 | página 1

¿POR QUÉ los Demócratas se echaron para atrás? Eso es lo que millones se preguntan después de que la mayoría Demócrata en el Congreso cedió en su forcejeo con George Bush acerca de la legislación para financiar, con casi $120 miles de millones más, la ocupación de Irak.

Luego de que el liderazgo Demócrata acordó quitar el requerimiento de una fecha para el retiro de las tropas de Irak, el presupuesto de guerra fue aprobado fácilmente, con el apoyo de casi todos los Republicanos, una mayoría de los senadores Demócratas y más de un tercio de sus diputados.

La presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y los contendientes presidenciales Barack Obama y Hillary Clinton estuvieron entre los Demócratas que votaron en contra de la legislación --aunque ya, su aprobación estaba segura y Pelosi ya había reconocido que el trato, que ella misma ayudó a negociar, era una concesión a Bush.

El repudio de quienes se oponen a la guerra fue inmediato, incluyendo muchas voces liberales que en el pasado no sólo han aceptado, si no también justificado, las capitulaciones de los Demócratas.

Keith Olbermann de MSNBC denunció el acuerdo como una "vergonzosa, bipartita traición." Eli Pariser de MoveOn.org dijo que su grupo trabajaría contra los Demócratas "que fue electos a base de terminar la guerra, pero que ahora votan por más caos y más tropas."

La defensa de los Demócrata --que serían culpados por poner a los soldados estadounidenses en riesgo si el impasse continuaba--suena hueca. Particularmente porque el apoyo a Bush ha caído, incluso entre algunos Republicanos, porque se le culpa por el desastre en Irak.

De acuerdo a una última encuesta del New York Times y CBS News, seis de cada diez estadounidenses piensan que EEUU nunca debió haber ido a la guerra, tres cuartos creen que el escalamiento de tropas no ha tenido ningún efecto o que ha hecho las cosas peor, y casi dos tercios quieren una fecha definida para el retiro de las tropas en el próximo año.

Entonces, ¿por qué los Demócratas no pudieron votar para cortar el financiamiento de la ocupación --o al menos seguir aprobando legislación con fecha de retiro de tropas para seguir poniendo presión sobre Bush?

La activista anti-guerra Cindy Sheehan habló por muchos en una carta abierta a los Demócratas en el Congreso: "Absolutamente, no hay ninguna razón sana o defendible para que Uds. hayan entregado al Sangriento Rey George más dinero para condenar más de nuestros bravos, cansados y dañados soldados, y a la gente de Irak, a más muerte y carnicería. Uds. piensan que dándole más dinero es políticamente conveniente, pero es una abominación moral, y cada segundo que la ocupación de Irak dura, Uds. tendrán más y más sangre en vuestras manos."

Unos días más tarde, con emoción, Sheehan anunció su retiro de la actividad política. Al explicar su decisión, ella especialmente señaló el abuso por parte de liberales quienes la honraron mientras "limitara mis protestas a George Bush y el Partido Republicano... sin embargo, cuando comencé a someter al Partido Demócrata a los mismos estándares que al Partido Republicano, el apoyo a mi causa comenzó a erosionarse."

Sheehan ha sido el blanco preferido de abusos precisamente porque fue tan efectiva en exponer la guerra de Bush --y en desafiar a los Demócratas que decían simpatizar con el movimiento anti-guerra. "[E]s razonable argumentar que fue Cindy Sheehan la que hizo posible para el norteamericano común protestar, y por eso debemos agradecerle," Ron Jacobs escribió en su comentario en CounterPunch.

Es nuestra esperanza, que el retiro de Cindy Sheehan no sea permanente, porque la lucha de la que ella ha sido parte aún es urgente, mientras el potencial para el activismo aun crece. "Ahora que ella está tomando un respiro de esta locura," Jacobs concluye, "a nosotros nos queda la tarea de continuar expandiendo esas protestas. Ciertamente, este no es tiempo para renunciar."

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LA OPOSICIÓN Demócrata a los gastos de guerra de Bush fue inicialmente bienvenida por muchos como una señal de que la mayoría anti-bélica en la opinión pública finalmente tendría una voz en Washington. Pero una mirada más cercana la historia del Partido Demócrata nos muestra que su capitulación de la semana pasada no nos debiera tomar por sorpresa.

Los Demócratas son el segundo partido del sistema político de Washington, y mientras dicen que expresan el enorme sentimiento anti-bélico entre la gente común, en realidad, los líderes del partido prestan atención "a la misma gente que le habla a George W. Bush y Karl Rove --es decir, individuos e instituciones con mucho dinero," como Andrew Bacevich, el Coronel de ejército retirado y crítico de la guerra, cuyo hijo fue muerto en Irak en mayo, escribió en el Washington Post.

"Cuando se trata de Irak, el dinero asegura que los intereses de los grandes negocios, las corporaciones petroleras, los evangélicos belicosos y los aliados del Medio Este consigan lo que quieren. En comparación, las vidas de las soldados estadounidenses figuran sólo como un pensamiento secundario."

Entre la clase dominante de EEUU, oposición al desastroso manejo de Bush de la guerra en Irak se ha esparcido significantemente. Pero la real inquietud en estos círculos es por el futuro del poder político y militar de EEUU, el que podría ser dañado por una crisis en el financiamiento de la máquina de guerra.

Con rendirse a Bush en los gastos de guerra, los Demócratas mostraron que son un partido responsable de la clase dominante, preparado a poner los intereses imperialistas de EEUU antes del interés de la gente cuyos votos les devolvió el control del Congreso en noviembre.

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¿HA GEORGE Bush recuperado la iniciativa? ¿Ha superado la tormenta de descontento y está listo para re-emerger?

La respuesta es no.

Aun entre los legisladores Republicanos, quiénes han sido fieles a la Casa Blanca y que proveyeron la seguridad de que el veto de Bush no pudiera ser sobreseído, ninguno repite la cantinela que de la Casa Blanca entona: permanecer en Irak hasta "cumplir la misión."

Luego del voto, por ejemplo, dos senadores Republicanos, Jeff Sessions y el líder de la minoría Mitch McConnell, básicamente anunciaron que quieren que una retirada de tropas comience después de que el General David Petraeus hace presentación de un reporte sobre el progreso realizado al Congreso en septiembre.

Pero la administración tiene otros planes. El escalamiento de 20,000 tropas en Irak de Bush no estará completo sino hasta por algunos meses más, y de acuerdo a los reportes de los medios, la administración está subrerepticiamente preparando un segundo escalamiento. Según un análisis de las órdenes de despliegue realizado por Hearst Newspapers, alrededor del fin de año, el número de soldados combatientes en Irak puede casi haberse doblado desde enero.

Así tres meses después el supuestamente momento decisivo, el número de tropas estadounidense en Irak podría alcanzar 200,000 en Septiembre --el más alto que en cualquier punto desde que la invasión comenzó.

La administración Bush está determinada a continuar la guerra, no importa la oposición. Esto sólo puede llevarnos a más crisis --y aun más grandes amarguras e ira por la ocupación.

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PERO ESTO es sólo parte de la pintura. Para los activistas en contra de la guerra, es igualmente importante reconocer qué tanto el piso se ha movido en el ambiente político --a pesar de la victoria de Bush en el Congreso.

La sumisión Demócrata encontró un torrente de ira, incluso entre individuos y organizaciones liberales quienes continuamente defendieron a los Demócratas en el pasado. Hay una rebelión formándose en la base del Partido Demócrata --incluso si su carácter político y su futura dirección son aún vagos.

Tan sólo un año atrás, un motín así no se hubiera visto. Entonces, el razonamiento de las organizaciones liberales era que el movimiento contra la guerra necesitaba esperar a que un Demócrata estuviera en la Casa Blanca --y eso hubiera requerido acomodar el mensaje del movimiento para que sus "aliados" Demócratas no fueran expuestos a los ataques de los Republicanos.

Un año atrás, ambos Hillary Clinton y Barack Obama votaron por el presupuesto de guerra de Bush sin ninguna condición, lo mismo que todos, menos uno, de los miembros del Senado de EEUU --y numerosas partes del movimiento anti-guerra se quedaron callados frente a esto.

Lo de ahora no es el resultado de un cambio de ideas de los Demócratas, ni tampoco se le ha caído repentinamente la venda de los ojos a MoveOn.org. Esto es consecuencia de la presión que se amontona sobre Washington --la aluvión electoral contra los Republicanos de Bush el pasado noviembre, el constante crecimiento del sentimiento anti-bélico, y una nueva confianza política para tomar acción contra la guerra.

Para algunos activistas, la votación del presupuesto de guerra será la gota que rebasó el vaso. Muchos otros estarán furiosos por la capitulación de los Demócratas, pero continuarán viéndolos como la principal alternativa a la política de guerra de Bush cuando las elecciones del 2008 vengan.

Protestas y organizaciones en contra de la guerra se han quedado por detrás del enorme sentimiento--en parte porque muchos quienes se oponen depositan sus esperanzas en los Demócratas como el único modo "realista" de parar a Bush. Pero lo que es más importante es reconocer que el giro hacia la izquierda de la política en EEUU ha creado el potencial para que muchos más tomen acción en contra de la guerra.

Ahora, la marea ha cambiado decisivamente en contra de la administración Bush, y los Demócratas, quiénes están mostrando con sus acciones de lo que realmente están hechos, no liderarán el camino.

La clave para terminar con la ocupación de Irak y construir una oposición al imperialismo estadounidense está fuera de Washington --construyendo grupos en contra de la guerra, organizando protestas y volviendo el vasto sentimiento anti-bélico en activa oposición.

Traducido por Orlando Sepúlveda

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