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EDITORIAL
¿Cómo fortalecemos nuestra lucha?

junio-julio de 2007 | página 2

LAS PROTESTAS de 1° de mayo por los derechos de los inmigrantes fueron este año más pequeñas. Eso es todo lo que se escuchó decir a algunos medios de comunicación.

Aún así, un cuarto de un millón en Chicago y centenares de miles más a través de las ciudades estadounidenses, marchó en el día del trabajador para decir: "Somos Obreros, no criminales". Así los manifestantes decisivamente mostraron que el gigante, el movimiento, no se ha dormido, y que al contrario mantiene intacto su empuje en la búsqueda de la plenitud de derechos para los trabajadores indocumentados.

El multitudinario respaldo a la legalización para los 12 millones de indocumentados vino a pesar de que algunas organizaciones pro-inmigrantes, que otrora marcharon, se manifestaron en contra de movilizarse. Su argumento fue que las grandes protestas provocarían una reacción por parte de los conservadores atentando contra la posibilidad de obtener una reforma migratoria compresiva en el Congreso.

Por el contrario, los que organizaron las marchas del Primero de Mayo creen que aun cuando hay muchas estrategias que fortalecen la lucha, el poder de la protesta es crucial para avanzarla.

El tamaño de las protestas fue más impresionante si consideramos el incremento de redadas y deportaciones llevadas a cabo por la Agencia de Inmigración y Aduanas (ICE -- por sus siglas en inglés). Con éstas, ICE no sólo intenta intimidar al movimiento, también busca mantener a los trabajadores indocumentados al margen de la actividad política. Sin embargo sólo crearon una enorme cantidad de ira.

Así fue expuesto por el movimiento en Chicago, cuando fuertemente armados policías y agentes del ICE sitiaron un mall y a sus ocupantes en una barrio predominantemente mexicano, una semana antes del la marcha. A la brevedad cientos de activistas se congregaron en el sitio de la redada a protestar.

La protesta se realizó gracias a las redes de respuestas rápida que en Chicago, y en otras ciudades del país, comienzan a formarse para lidiar con los ataques del ICE o de otras de las fuerzas anti-inmigrantes. La certeza con que el movimiento respondió al ataque en La Villita, ayudó a construir momento para la movilización del Primero de Mayo.

También ayudó la unidad de acción que el movimiento en Chicago mantuvo. Pudo haber sido diferente. Semanas antes de la marcha dos eventos estaban siendo preparados. En el interés de la lucha, un acuerdo fue alcanzado para magnificar el llamado de la movilización. La base de esta unidad fue la defensa de la comunidad inmigrante y la demanda por legalización y derechos plenos para todos, relegando las diversas propuestas legislativas a materia de debate político.

Como resultado, y ante a la demanda de los inmigrantes que ellos mismos representan, aquellos que inicialmente se opusieron a marchar terminaron por unirse a la movilización este Primero de Mayo.

Este es un ejemplo a emulair. Necesitamos una única voz para demandar un inmediato alto a las redadas y deportaciones, para plenamente legalizar a todos los trabajadores indocumentados, y para terminar con la separación de nuestras familias.

¿Cómo seguir? Para fortalecer la demanda de un alto a las redadas y las deportaciones necesitamos crear la más extensa red de defensa por los derechos de los inmigrantes. Esta debiera incluir la expansión del número de activistas envueltos en redes de respuesta rápida contra las redadas de ICE o ataques racistas, fortalecer lucha por la reunificación familiar y apoyar el movimiento por la creación de ciudades santuarios -- donde los trabajadores indocumentados puedan vivir, trabajar, salir de compras, manejar y buscar servicio de salud sin temor a ser deportados- oponiéndonos a la colaboración de la policía local con agentes de inmigración y desafiando a los políticos que nos entorpezcan.

Organizando a partir de estas demandas podemos esperar ensanchar las filas del movimiento, a pesar de la propaganda anti-inmigrante de políticos y medios de comunicación corporativos. De acuerdo a una encuesta Pew, 59 por ciento de norteamericanos apoyan crear un sendero a la ciudadanía para inmigrantes indocumentados.

Este tipo de trabajo puede continuar incluso si los activistas difieren políticamente con respecto a las propuestas legislativas hoy presentes.

Como sea, es importante luchar contra cualquier propuesta que injuriara a los indocumentados o a futuros inmigrantes. La legislación no debiera ser hecha a la medida de las corporaciones americanas, incluyendo un programa de trabajadores huéspedes -también conocidos como Programas Bracero-, ni debiera incluir ninguna de las demandas de sólo-aplicación de la ley que hace la derecha racista.

La lucha por la legalización incondicional y la defensa de los inmigrantes continua. Esto significa oponerse a la criminalización del inmigrante, a las sanciones contra los empleadores, a la militarización de la frontera, a las redadas, a las deportaciones, y a los programas de trabajadores huéspedes. El movimiento mantiene su demanda por una expedita reunificación familiar, la defensa de los derechos laborales, y los derechos y libertades civiles.

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