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EDITORIAL
La política del compromiso

diciembre de 2007 | página 2

LOS ACTIVISTAS que se niegan a ceder en sus demandas debieran sacar sus cabezas de las nubes, dice el argumento. Seguro, ellos pueden decir que se mantuvieron firmes a sus principios, pero al final, ellos no tuvieron influencia alguna del todo.

La estrategia "realista" es adaptar las demandas para que los políticos las hagan suya--y por supuesto, elegir a los demócratas, no importa qué tan malo sean, como un mal menor a los republicanos. Con la temporada electoral en plena marcha, la presión es puesta sobre los activistas para hacer lo "razonable" y ajustar sus expectativas a algo que se puede lograr.

Sin embargo, un vistazo al comportamiento de los demócratas durante las últimas semanas--tanto en el Congreso como en la campaña presidencial--ofrece lecciones acerca de a quién realmente el "partido del pueblo" escucha (no nosotros), y cuánto va a cumplir (no mucho) si no es puesto bajo presión.

El problema con la política de compromisos es que acepta que el Partido Demócrata representa "el pueblo." Y se asume que los derechos y libertades de hoy son producto de lo que los políticos hicieron en el pasado, por que tenemos que trabajar por que los mejores de ellos hoy, para retroceder la agenda republicana.

Pero esta perspectiva está equivocada en ambas cuentas.

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LOS DEMÓCRATAS, en lugar de servir a todo "el pueblo", están más preocupados con lo que los menos--los que gobiernan la industria, controlan los medios y establecen la agenda política y social--quieren.

Así, por ejemplo, cuando el Congreso controlado por los demócratas enfrentó un voto sobre una legislación que aumenta los impuestos sobre los fondos financieros en Wall Street, los líderes del partido mantuvieron a sus más importantes "partidarios" en mente.

Como informó el Washington Post, "a comienzos de junio, apenas el Comité de Finanzas del Senado empezó a examinar como una nuevas raza de titanes de Wall Street podría pagar una bajísima tasa especial de impuestos sobre los sueldos de los ejecutivos, uno de los más ricos de ellos, administrador del fondo financiero de SAC Capital Advisors, Steven A. Cohen, dio a Comité de la Campaña Senatorial Demócrata (DSCC) un cheque por $ 28500."

"Sólo días después, con el presidente de DSCC Charles E. Schumer (DN.Y.) prevaricando sobre la legislación para aumentar los impuestos a las sociedades que cotizan empresas de capitales, el gigante de los fondos financieros James H. Simons, quien ganó $ 1,7 millones el año pasado en Renaissance Technologies LLC, donó otros $ 28500 a la DSCC".

"A finales de julio, se Schumer ya había tomado posición con los fondos financieros y las empresas privadas de acciones en oposición a la legislación Democrática".

Viva Hammer, quién recientemente dejó el Departamento del Tesoro, dijo al Post. "Si usted es un demócrata y debe elegir entre impuesto mínimo alternativo y de la industria de los fondos financieros, es una difícil decisión ideológica." Hammer concluyó, "es una elección entre sus votos y su billetera."

Del mismo modo, cuando la semana pasada el Congreso anuló el primer veto de George Bush desde que éste tomó posesión, los demócratas estaban exultantes. "Lo importante", declaró la senadora Barbara Boxer (D-Calif.), "es que hoy hemos dicho, como Congreso al presidente, 'no puedes seguir pasando por sobre nosotros de está manera."

¿De verdad? ¿Qué fue por lo que los demócratas lucharon?¿Qué se terminara el espionaje a ciudadanos? ¿El financiamiento de la atención médica para los niños? ¿La retirada de las tropas estadounidenses de Irak?

El incumplimiento de los demócratas para adoptar medidas que pongan fin a la ocupación de Irak tiene que ser entendido de la misma manera. Podrán haber hablado duro acerca de la guerra para ganar las elecciones a finales del año pasado, pero los demócratas están tan comprometidos en a la defensa de intereses económicos y militares de Estados Unidos en el mundo, como lo están los republicanos.

Algunos Demócratas sólo difieren con la administración Bush acerca de cómo ejecutar la guerra o cómo la ocupación debe continuar. Pero hay acuerdo en el objetivo. Es por ello que en un reciente debate, ninguno de los tres principales contendientes presidenciales se comprometió a retirar tropas de Irak para el fina de su hipotético primer mandato -- 2013, un decenio después de la invasión.

Cuando se trata del frente doméstico de la "Guerra contra el Terror", los demócratas están aun menos dispuestos a desafiar la Casa Blanca. Los senadores Demócratas pudieron haber detenido la confirmación de Michael Mukasey, nominado por Bush para Fiscal General de la República, quién se niega a decir si cree que el ahogamiento simulado equivale a la tortura.

Pero no. El Senado aprobó Mukasey por un margen de 53-40, con seis demócratas, incluidos Dianne Feinstein de de California y Charles Schumer de Nueva York, votando sí. Encima de todo, cada uno de los cinco candidatos presidenciales del Partido Demócrata no se presentó a la votación.

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LA HISTORIA muestra que nada se gana cuando los activistas, con la esperanza de que los demócratas harán lo "correcto", moderan sus demandas. La presión desde abajo ha sido siempre la clave.

Por ejemplo, Franklin Delano Roosevelt es conocido como el presidente que salvó a los trabajadores estadounidenses del desastre de la Gran Depresión. La era del Nuevo Trato de Roosevelt introdujo el seguro de desempleo y la Seguridad Social, por mencionar algunas.

Pero como el historiador Arte Preis señala en El Gigante Paso del Trabajo, "La imagen de Roosevelt como un "amigo de los obreros", concediendo al pueblo por la ternura de su corazón... es completamente falsa. Roosevelt fue un político intuitivo y sagaz, que cuidadosamente calibró el sentimiento popular. Las mínimas concesiones que dio a los trabajadores las hizo a regañadientes por miedo a las masas, y para impedir que siguieran moviéndose a la izquierda".

Movimientos de huelgas y protestas por parte de los desempleados forzaron las concesiones de la administración Roosevelt, que entendió que en caso de que no hacerlas, el capitalismo estadounidense enfrentaba el peligro de un colapso absoluto.

De la misma manera, a John F. Kennedy y Lyndon Johnson se les da el crédito de haber concedido los derechos civiles para los afro-americanos. Pero la legislación que terminó con la segregación jimcrow en el sur de los EEUU nunca hubiera pasado sin el sacrificio y luchas de innumerables personas--cuyas demandas por los derechos civiles se consideraron totalmente "injustificadas" en el momento.

Las administraciones de Kennedy y Johnson hubieran felizmente ignorado el tema de los derechos civiles y apaciguado a los sureños Dixiecrat, el ala segregacionista del Partido Demócrata, si los activistas no hubieran expuesto los horrores de Jim Crow ante el mundo.

La presidencia de Bill Clinton es otro ejemplo del mismo punto, pero de una manera negativa. Los sindicatos y las organizaciones liberales se negaron a protestar para así dar un espacio al nuevo presidente demócrata, quien como dijo, lo necesitaba para cumplir con sus promesas de campaña, tales como la Salud Universal y la Ley de Libertad de Opción. Pero sin una lucha desde abajo, la era de Clinton se caracterizaró por el desmantelamiento de las ganancias obtenidas durante el Nuevo Trato.

Cuando los demócratas están seguros de que no tendrá ninguna oposición de la izquierda, se sientes más libres para moverse más aún a la derecha. Así escribió el socialista Hal Draper de los "lib-labs" (liberales laboristas) en 1967: "Los demócratas han aprendido que tienen la de votación lib-lab en el bolsillo, y que por lo tanto, las fuerzas que ellos necesitan aplacar son las de la derecha. "

Si alguien tiene la cabeza en las nubes es quién piensa que los demócratas accederán a su demanda sin haber que forzarlos. Cuando los activistas bajan el tono de su demanda, no obtienen más influencia, sino menos. El cambio que queremos ocurrirá si nos organizamos en su lucha; no, si callamos a favor de alguien que cumplirá, o no, el "compromiso".

Traducido por Orlando Sepúlveda

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