Las lecciones de Scottsboro
Elizabeth Schulte cuenta la historia de la campaña para detener la ejecución de nueve jóvenes negros en Alabama, bajo el imperio de Jim Crow.
A CASI ochenta años del juicio que condenó a nueve adolescentes negros inocentes a muerte por, presuntamente, violar a dos mujeres blancas, la junta de libertad condicional de Alabama finalmente emitió un indulto a los tres últimos Muchachos de Scottsboro.
¡Qué grotesco eufemismo es el "lento girar de las ruedas de la justicia" en este caso!
La tardanza de la decisión del sistema de justicia de Alabama sólo subraya la hercúlea magnitud de la lucha antirracista, bajo el manto del Jim Crow sureño de la década de los treinta, por salvar a los nueve jóvenes del linchamiento legal.
Los Muchachos de Scottsboro sobrevivieron debido a una lucha emprendida por todo el país, con protestas y otras acciones, que puso la realidad del racismo del sur bajo escrutinio, y al mismo tiempo expuso el racismo que existía en todos los rincones de la sociedad estadounidense.
La campaña en defensa de los Muchachos de Scottsboro giró en torno a la idea básica que la justicia no podía ser ganada en los tribunales --en especial en los tribunales de Alabama-- sino que tenía que ser ganada en las calles. El movimiento de protestas, iniciado por miembros del Partido Comunista de Estados Unidos, se convirtió en un punto focal de construcción organizativa antirracista que logró materializar apoyo por los jóvenes negros en todo el país y alrededor del mundo.
Este caso puso en relieve las muchas formas en que el racismo está entretejido en las instituciones y creencias de la sociedad estadounidense; por ejemplo, el mito del violador negro aprovechándose de la virtud de la mujer blanca, o la idea de que la policía y los tribunales administran justicia imparcialmente.
Pero hay otra importante lección que aprender de Scottsboro: sólo una la lucha determinada, basada en la movilización de ambos, negros y blancos, juntos, para luchar contra el racismo, pudo, contra todo augur, reclamar nueve víctimas inocentes y detener la máquina de la muerte en Alabama.
EL DÍA 25 Marzo de 1931, nueve jóvenes negros se subieron a un tren de carga. Al igual que muchos desempleados de entonces, blancos y negros, hombres jóvenes, de 13 a 19 años de edad, salieron simplemente a buscar un trabajo, y necesitaban un transporte para encontrarlo.
En el tren, se pelearon con unos jóvenes blancos, y los blancos se quejaron ante el jefe de la estación más cercana. Una cuadrilla fue convocada para detener a los jóvenes negros. Ésta alcanzó el tren en Paint Rock, Alabama. Cuando todos bajaron del tren, dos jóvenes blancas, Ruby Bates y Victoria Price, también desembarcaron.
Los nueve jóvenes fueron llevados a Scottsboro, la sede del condado de Jackson, donde fueron recibidos por una racista horda de linchamiento. Los jóvenes ya no estaban siendo acusados sólo de pelear, sino además de violar a Bates y Price. La Guardia Nacional fue llamada para proteger a los nueve de un linchamiento --sólo para llevar a cabo un linchamiento legal.
La "justicia" Jim Crow de la época fue rápida en sentenciar a los nueve jóvenes negros. Llegaron a la corte 12 días después de su detención, y sus cuatro juicios tuvieron una duración total de cuatro días.
El testimonio decisivo vino de las dos mujeres blancas, que mintieron en el banquillo sobre su presunto asalto. La muchedumbre blanca quería sangre, y no fue una sorpresa que todos, excepto Roy Wright, de 13 años de edad, fueran sentenciados a muerte. "La sala del tribunal", dijo el acusado, Haywood Patterson, de 18 años de edad, "era una gran, sonriente, cara blanca".
Si el juicio hubiese sido el final de la historia, nunca hubiéramos oído hablar de los Muchachos de Scottsboro. Pero no lo fue, gracias a una campaña que movilizó a miles de personas ordinarias que confrontaron esta injusticia racista. En lugar de confiar en que los políticos y los tribunales podían ser convencidos en que una injusticia se había cometido, la campaña, dirigida por el Partido Comunista (PC), se basó en la movilización de trabajadores, blancos y negros, unidos en oposición a esta injusticia.
Después del anuncio de las sentencias a muerte, el PC convocó a un movimiento de protestas en todo el país, y el ala de defensa legal del partido, la Defensa Internacional del Trabajo (ILD or sus siglas en inlgés), contactó a los Nueve de Scottsboro y sus familias para representarlos en corte.
La estrategia del PC fue organizar la mejor defensa legal disponible, mientras construyó simultáneamente una campaña nacional de activistas, entendiendo que presión y movilización desde abajo serían necesarios para salvar a los nueve muchachos. Como la editorial del Liberator argumentó en su momento: "No puede haber tal cosa como un "juicio justo" de un joven negro acusado de violación en un tribunal de Alabama. Cualquiera que piense lo contrario es un necio. Quien diga lo contrario está tratando de engañar."
La campaña puso a los jóvenes y sus familias en el centro de la lucha. Los familiares recorrieron el país para hablar sobre el caso, a veces atrayendo a miles de personas. La campaña de defensa se unió a varias organizaciones de negros, incluidos los grupos comunitarios, iglesias y organizaciones fraternales, para movilizar multitudes multirraciales de manifestantes en apoyo de los Muchachos de Scottsboro.
Para el PC, que llamó al caso en Scottsboro un "linchamiento legal", tomar el caso fue algo más que ganar justicia para los nueve adolescentes inocentes. Se trató, además, de sacar a la luz el racismo en Estados Unidos. "Precisamente porque el caso de Scottsboro es una expresión de la horrible opresión nacional contra las masas negras", escribió el Daily Worker, "cualquier lucha real...debe necesariamente tener el carácter de una lucha contra todo el sistema brutal de robo arrendador y la opresión imperial nacional del pueblo negro".
La campaña también se trató de probar en acción que negros y blancos pueden unirse para luchar contra el racismo.
Este enfoque audaz del PC a la organización, priorizando la acción de masas y una condena sin concesiones del racismo, estuvo en agudo contraste con la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP por sus siglas en inglés, y la organización negra con más peso en ese tiempo, y quizás en le historia), que al principio evitó asumir la campaña en absoluto. Más tarde, los líderes de NAACP trataron de arrebatar el control de la campaña al PC, convenciendo a algunos acusados de cambiar su representación. Pero las familias de los acusados, que habían experimentado la organización con los comunistas, convencieron a sus hijos de lo contrario.
Del mismo modo, cuando los pastores negros del Sur trataron de hacerse cargo de la lucha, las familias de los Nueve de Scottsboro continuaron apoyando la defensa liderada por el PC y la ILD. "Por primera vez en sus vidas, hombres blancos no les estaban diciendo que hacer, sino pidiendo su apoyo, sobre la base de una absoluta igualdad", escribió Dan T. Carter en Scottsboro: Una tragedia de la América sureña. "El contraste con la Alianza del Ministro fue aún más agudo, porque ni Roddy ni Stephens [de la Alianza] se habían tomado la molestia de hablar con ellos acerca de los casos".
Cuando los comunistas en la campaña de defensa enfrentaron acoso por ser comunistas y por ser de una raza distinta, fue recibido con la feroz defensa de las personas que trabajaban con ellos más cercanamente. "Ellos trataron de decirme que el ILD eran blanco viles y rojos", la madre de Haywood, Janie Patterson, dijo en un mitin en New Haven, Connecticut "No tengo ninguna escolaridad, pero tengo cinco sentidos, y sé que los negros no pueden ganar por sí mismos".
Patterson dijo: "No me importa si son rojos, verdes o azules. Ellos son los únicos que dieron la batalla para salvar a estos chicos, y yo estoy con ellos hasta el final".
EN TODO el país, el PC organizó concentraciones y manifestaciones. Mientras que los primeros eventos fueron pequeños, atrayendo en su mayoría a miembros del partido, la indignación por el caso entre los trabajadores negros alimentó el número de participantes así como la campaña avanzaba.
Sin embargo, algunas de las políticas oficiales del Partido Comunista en el momento, que bajo instrucciones del gobierno estalinista de Rusia priorizaba una estrategia de exponer a los liberales a toda costa, los rezagó por algún tiempo en la campaña de Scottsboro. Por ejemplo, cuando Clarence Darrow, famoso abogado y acérrimo opositor de la pena de muerte, ofreció sus servicios a la defensa Scottsboro, el PC dijo que él tendría que repudiar públicamente la NAACP para participar. Darrow se negó.
A pesar de este sectarismo, sin embargo, la campaña del PC, con su abierta oposición al racismo y cometidos a la organización multirracial, comenzó a atraer a más y más seguidores.
En abril de 1931, una protesta contra el linchamiento legal en Harlem, iniciada por 200 comunistas, en su mayoría blancos, aumentó a más de 3.000, la mayoría negros. En Harlem, la campaña por los Muchachos de Scottsboro incluía importantes partidarios de las artes y la música, como el poeta Langston Hughes y la cantante Billie Holiday. Protestas de solidaridad también fueron organizadas por comunistas en otros países, incluyendo un mitin en julio de 1931 en Alemania, donde 150.000 trabajadores llegaron a escuchar a Ada Wright, madre de uno de los jóvenes sentenciados.
La marcha en Washington, DC en 1931, convocó 4.000 personas que marcharon por más de seis kilómetros bajo una lluvia torrencial. La noche anterior, varios miles de afroamericanos y cientos de blancos llegaron a la Iglesia Bautista Monte Carmelo para escuchar a Rubí Bates, la presunta víctima de violación que proclamó la inocencia de los nueve jóvenes. "Ellos fueron falsamente incriminados en el juicio de Scottsboro," Bates dijo, "no sólo por los chicos y chicas en el tren de carga, de los cuales yo era una, sino por los jefes de los condados del sur".
Como resultado de la presión cada vez mayor, la Corte Suprema suspendió las condenas de muerte indefinidamente, después de que la Corte Suprema de Alabama hubiera confirmado la condena de los siete acusados y fijado la fecha de ejecución. En última instancia, la Corte Suprema anuló las condenas, pero ordenó nuevos juicios que tomarían lugar en Alabama. Más protestas fueron organizadas en el período previo a los nuevos juicios en marzo de 1933.
Entonces, Ruby Bates salió públicamente a admitir que los acusados nunca la tocaron y ni siquiera habían hablado con ella en el tren. Explicó que la policía la obligó a mentir sobre el incidente. El ILD llevó Bates por todo el país en apoyo de los Muchachos de Scottsboro.
Pero los tribunales de Alabama no tenían ningún interés en la verdad. En un cuarto juicio, los jóvenes fueron aún declarados culpables, pero las sentencias reducidas a cadena perpetua. En el quinto, cuatro fueron declarados inocentes. En 1950, los cargos contra todos los Muchachos de Scottsboro fueron finalmente retirados.
La campaña de defensa, en última instancia, no ganó la libertad de los Muchachos de Scottsboro, pero los salvó de la cámara de ejecución, un resultado difícil de imaginar en el sur de Jim Crow de la época.
La campaña, que duró un año, en defensa de los Nueve de Scottsboro ofrece lecciones importantes sobre cómo organizar un movimiento multirracial en protesta un ataque racista, vinculándolo al racismo y la desigualdad endémica del capitalismo que debemos confrontar en la lucha por un mundo diferente.
Traducido por Maritere Vega