Solidaridad vs. chivo expiatorio
La respuesta del mancuniano común al horrible atentado se alza en marcado contraste a las tácticas chivo-expiatorias de los líderes políticos y los medios de comunicación.
LA BRUTALIDAD del atentado en Manchester, Inglaterra, es difícil de comprender. Y el horror continuará en las semanas venideras, con dirigentes políticos y reaccionarios de todo tipo usando la tragedia para justificar más represión, violencia y guerra; a menos que la marea de solidaridad y empatía de los mancunianos (originarios de Manchester), que siguió a la pesadilla, prevalezca sobre ellos.
El atentado y el explosivo mismo, lleno de clavos y tuercas para infligir la máxima carnicería, son en sí mismos despiadados. Pero el hecho de que el atentado fue llevado a salida de un concierto que en su mayoría fue atendido por mujeres jóvenes y niñas añade otra capa de horror al acto. En total, 22 personas murieron y 59 resultaron heridas, algunas gravemente.
Frank Langfitt, de NPR, reportó el pánico y la confusión entre los padres que deseaban saber si sus hijos estaban a salvo, y entre los jóvenes espectadores que no podían encontrar a sus padres. "Parece que esto fue dirigido a los niños", dijo Langfitt.
LA ESPECULACIÓN inmediatamente se convirtió en terrorismo, especialmente por los paralelos hechos con los ataques coordinados en París, en noviembre de 2015, contra un concierto de rock, un estadio y bares y cafés. El atentado de Manchester es el ataque más mortífero en Inglaterra desde julio de 2005, cuando un ataque terrorista contra el sistema de transporte público londinense mató a 56 personas, incluyendo los cuatro perpetradores.
La policía ha identificado al terrorista suicida como Salman Abedi. Abedi nació en Manchester en 1994 después de que sus padres inmigraron desde Libia, huyendo del régimen de Muammar el-Gadafi. Aunque los motivos de Abedi permanecen inciertos, algunos amigos afirman que parece haberse radicalizado después de visitar Libia en 2011, cuando sus padres regresaron a vivir a ese país.
Según informes, Abedi pudo haber sido expulsado de una mezquita mancuniana en 2015 después de expresar su apoyo al Estado Islámico en Irak y Siria (ISIS, por sus siglas en inglés), y pudo haber viajado a Siria y Libia. Sus padres, al parecer alarmados por sus erráticas opiniones, tomaron su pasaporte británico por un tiempo, devolviéndoselo cuando Abedi expresó interés por viajar a La Meca. Pero, en lugar de volar a Arabia Saudita, Abedi regresó a Gran Bretaña.
Durante la primera semana después del atentado, al menos otras cuatro personas fueron arrestadas y las autoridades afirman estar investigando una "red" más amplia de potenciales sospechosos de terrorismo y conspiración.
El día después del ataque, ISIS asumió la responsabilidad, aunque éste tiene un historial de hacer esto incluso cuando no tiene conexión directa al acto terrorista. Al tiempo en que este artículo fue escrito, el público no ha sido informado de evidencia alguna de una relación entre Abedi e ISIS.
En cualquier caso, cabe repetir: cualesquiera sean los gravámenes que Abedi pudo haber cobijado--contra la brutalidad infligida al Oriente Medio o con la represión e islamofobia experimentada en Europa--nada puede justificar el horror que infligió.
Las víctimas de este ataque no son responsables de la islamofobia en Europa o de llevar a cabo la "guerra contra el terrorismo". Mientras tanto, los verdaderos responsables tienen ahora una excusa perfecta para intensificar su guerra en el Oriente Medio y la represión política en sus países, y para demandar apoyo de la gente común indignada por este acto.
El racismo y las tácticas chivo-expiatorias contra los musulmanes y la represión contra las libertades civiles son alimentados por la estrategia de ISIS y de otros grupos que defienden una interpretación reaccionaria del Islam. Aquellos que demonizan a todo musulmán como un potencial terrorista y al Islam como una "religión violenta" comparten la narrativa de ISIS del "choques de civilizaciones", en la que los musulmanes nunca podrán ser completamente aceptados o integrados en la sociedad occidental.
ISIS ha dicho en el pasado que sus ataques terroristas están dirigidos a provocar la represión contra la población musulmana en Europa y extinguir toda la posibilidad de solidaridad.
De manera típica, algunos líderes políticos británicos se apresuraron a cumplir con ese objetivo.
LA PRIMERA ministra del Reino Unido, Theresa May, elevó el nivel de amenaza terrorista del país a "crítico" y desplegó fuerzas militares para trabajar con la policía, citando temores de que otro ataque terrorista era inminente. Unos 3.800 soldados están ahora desplegados en toda Gran Bretaña para patrullar zonas "sensibles", intensificando las patrullas e investigaciones policiales.
El comisario Mark Rowley, jefe de la Policía Nacional Anti-Terrorista, dijo en un comunicado que el despliegue militar era para garantizar al público de que "estamos ejercitando nuestros recursos para incrementar la presencia policial en lugares clave, como el transporte público y otros concurridos lugares, y estamos revisando eventos clave durante las próximas semanas".
Pero para muchos en el Reino Unido y el resto de Europa, cuando la policía "ejercita sus recursos" significa acoso y abuso para los inmigrantes y las minorías, en particular los musulmanes.
Mientras tanto, May tiene una oportunidad dorada para explotar el terrorismo en las elecciones generales del 8 de junio, en un momento en que su partido, el Conservador, estaba perdiendo apoyo contra el Partido Laborista, liderado por Jeremy Corbyn, según recientes encuestas de opinión.
Los reaccionarios británicos detestan la idea de una victoria laborista. Con su bajeza acostumbrada, el tabloide derechista Sun, del troglodita millonario Rupert Murdoch, corrió un titular el 23 de mayo gritando "Sangre en sus manos", acusando a Corbyn de ser suave contra el terrorismo.
El artículo del Sun aparentemente fue publicado antes de que la noticia del atentado en Manchester fuera conocida y acusaba a Corbyn de "alzar la moral" de los "asesinos" del Ejército Republicano Irlandés, cuando él expresó su solidaridad con la lucha por la libertad irlandesa. Esto es típico de los delirios reaccionarios y oportunistas de los medios y los políticos.
Como escribió el socialista británico Kevin Ovenden en las redes sociales:
No sabemos el nivel real de amenaza a la seguridad. Pero podemos confiar en que Theresa May lo explotará con su decisión de poner tropas en las calles, en varios lugares... Ella dirigía una campaña presidencial autoritaria antes de ayer, y lo seguirá haciendo ahora.
La respuesta a esto debe ser una masiva participación política y democrática, que es lo que en realidad proporciona las bases para una sociedad más segura.
POR SUPUESTO, es imposible ignorar el papel y las políticas del gobierno estadounidense en la "guerra contra el terrorismo" en alimentar la reacción.
Probando el punto, Donald Trump pareció deleitarse con una respuesta pueril y fácil. "Tantas jóvenes inocentes disfrutando de sus vidas, asesinadas por malvados perdedores ", dijo mientras viajaba al Oriente Medio. "No los llamaré monstruos porque lo gozarían; pensarían que es un gran epíteto. Los llamaré, a partir de ahora, perdedores, porque eso es lo que son: perdedores".
Perdidos entre los clichés y las amenazas de los líderes políticos, y las obsesiones contra el Islam de los medios, están los horrores, más frecuentes y a una escala mucho mayor, perpetrados por Occidente en otros países.
Un informe del Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, por ejemplo, señaló que entre el 23 de abril y el 23 de mayo, 225 civiles, entre ellos 36 mujeres y 44 niños, murieron por ataques aéreos de Estados Unidos y sus aliados en Siria, el más letal mes registrado hasta ahora.
Pero no habrá videos de luto, ni las palabras de las familias sirias que han enterrado a sus hijos.
ENTRE LO dicho por algunos políticos para sacar provecho del ataque pululó aquello dicho por algunos reaccionarios que inmediatamente avivaron un fervoroso sentimiento anti-musulmán.
La columnista del Telegraph, Allison Pearson, por ejemplo, pidió la "internación de miles de sospechosos de terror ahora para proteger a nuestros hijos". Y en las redes sociales, la columnista del derechista Daily Mail, Katie Hopkins, pidió una "solución final" en respuesta al ataque, una referencia al Holocausto nazi y, esencialmente, un llamado a exterminar a los musulmanes. Aunque Hopkins más tarde borró el tweet, ella dijo que mantenía sus comentarios.
Y otra amenaza también se asoma: la extrema derecha europea. Ya creciendo en un clima de crisis económica, austeridad y sentimiento anti-refugiado, no hay duda de que la derecha se apresurará a explotar el miedo al terrorismo usando a los musulmanes como chivo expiatorio para dividir a los trabajadores británicos e intentar crecer su base de apoyo.
Por ejemplo, la Liga de Defensa Inglesa (EDL, por sus siglas en inglés) intentó una marcha en Manchester el día después del ataque, llevando banderas inglesas, frente a un centro comercial en el centro de la ciudad. En un comunicado difundido después del atentado, EDL pidió a la gente "resistir al islamismo" con el fin de "prevenir futuras atrocidades islámicas e intimidación en todo el Reino Unido", y anunció más eventos para el próximo mes.
Tales llamados sólo alimentarán ataques, físicos y de otro tipo, contra árabes y musulmanes y envenenarán el clima político. Como señaló el Independent, sólo cinco horas después del ataque, la mezquita mancuniana de Oldham fue incendiada.
La clase obrera inglesa debe responder con la solidaridad, uniéndose para declarar que no sucumbirá al miedo y la ira.
Después del atentado, la gente mutuamente acudió en ayuda del prójimo, exhibiendo un contraste esperanzador. Los reportes mediáticos describieron a los conductores de taxi, muchos de ellos musulmanes, dando aventones gratis a personas varadas durante toda la noche. Vecinos ayudaron con agua o cargando teléfonos móviles.
En los medios de comunicación social, los mancunianos ofrecieron sus hogares a desconocidos varados, y los hoteles abrieron sus puertas a los niños que trataban de localizar a sus padres y otros que necesitaban un lugar donde alojar.
Y millones se han sido conmovidos por los informes de hombres indigentes, durmiendo cerca, que corrieron a ayudar a las víctimas, removiendo vidrios y clavos y confortando a los heridos. "No habría podido vivir conmigo mismo si hubiera arrancado", dijo Stephen Jones a ITV. "Hay mucha gente buena en Manchester que nos ayuda y necesitamos devolver el favor".
Miles de personas llenaron la Plaza de Albert, en Manchester, para una velada después del atentado, lamentando a los perdidos, loando a los trabajadores de emergencia por su ayuda y jurando no ser intimidados por la amenaza del terrorismo.
Y, especialmente importante, el rally de EDL no ocurrió sin oposición cuando trató de arrear a los mancunianos en torno a su odio racista.
Mientras un puñado de miembros del grupo fascista realizaban su acto, una muchedumbre multirracial de mancunianos realizó una demostración para oponerse a ellos, superándolos con creces.
Como dijo uno de los participantes en el rally anti-EDL:
El pueblo de Manchester no apoya su xenofobia y racismo.
El pueblo de Manchester va a unirse, no importa qué religión siga, no importa el color de su piel. No estaremos con gente como ustedes.
Vamos a seguir unidos, porque unidos somos más fuertes, y el pueblo de Manchester no va a tener miedo de los responsables de esta violencia.
Traducido por Orlando Sepúlveda