Aterrorizando refugiados

May 23, 2016

Danny Katch examina la lógica tras el plan de la administración Obama de llevar a cabo una ola de redadas para detener y deportar a madres y niños de América Central.

LA SEMANA pasada, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) anunció planes para una "escalada" en contra de los refugiados centroamericanos que han entrado al país en los dos últimos años huyendo de la violencia en sus países de origen.

De acuerdo con un documento del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) obtenido por Reuters, el principal objetivo de la operación son madres y niños que han recibido órdenes de deportación y "menores que entraron al país sin un adulto y ya han cumplido 18 años de edad".

Como todo en la maquinaria de deportaciones de Estados Unidos, es patético y vergonzoso que los funcionarios de inmigración hayan utilizado una jerga militar, "escalada", para describir sus planes de patear las puertas de aterrorizados refugiados y sus seres queridos.

Pero esa es sólo una de las formas en que ICE, creado tras los ataques del 11 de septiembre y puesto bajo el control del DHS, ha adoptado la retórica y lógica de la incesable "guerra contra el terror".

The U.S. Border Patrol detains a migrant mother and child

El jefe de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, al mismo tiempo afirma que serán necesarias más redadas porque los cruces fronterizos de refugiados están en aumento, y que la primera ronda de redadas en enero redujo el número de personas tratando de entrar al país. Como todo buen burócrata, Johnson sabe cómo utilizar los datos para justificar la misma solución: más redadas.

Pero esta crueldad es metódica. Las redadas son en respuesta a un reciente aumento de madres y niños huyendo de la guerra de pandillas en Honduras y El Salvador. Desde octubre 2015 a marzo 2016, la Patrulla Fronteriza arrestó 32.000 "familias" tratando de entrar al país, de 14.000 el año anterior.


COMO CON la primera ola de deportaciones de refugiados centroamericanos en enero, la próxima "escalada" está destinada a advertir a aquellos que están considerando un intento de entrar a los EE.UU. de que tienen mejores chances de esquivar las balas en casa.

En otras palabras, el gobierno de Estados Unidos está trenzado en una competencia con las pandillas criminales dedicadas a los asesinato y violaciones, para ver quién puede ser más aterrador.

Bajo Obama, ICE llevó a cabo más deportaciones que cualquier otro presidente en la historia de EE.UU. A diferencia de la administración Bush, que fanfarroneó con las redadas que llevó a cabo, el equipo de Obama ha implementado deportaciones en masa lo más silenciosamente posible, para así evitar el enfado de los votantes pro-inmigrantes, sin dejar de aterrorizar a quiénes éstas están dirigidas.

Pero ahora operan diferentes políticas electorales, como Julianne Hing explica en la revista The Nation:

Las redadas tienen múltiples audiencias: por un lado, intentan disuadir a centroamericanos de tratar de llegar a EE.U... Pero 2016 es también el año de Donald Trump, el año del propuesto muro fronterizo que México, por cierto, pagará. Hay una audiencia nacional que la administración Obama tiene en mente...

Tal vez, este es el intento de la administración Obama en intervenir en un año electoral que ha sido definido por la inmigración. El ápice de la crisis migrante infantil de 2014 fue junio y julio, en pleno verano. Las redadas primaverales podrían detener el flujo que está por venir.

Hing tiene razón: Esta nueva ola de deportaciones de refugiados, que no sólo aterrorizará a aquellos siendo cazados por ICE, sino además a millones de otros inmigrantes indocumentados y sus seres queridos, es otra píldora amarga que los estrategas demócratas del "mal menor" están empujando por las gargantas de los nos oponemos a la agenda abiertamente anti-inmigrante de Donald Trump.


MIENTRAS TANTO, la probable oponente demócrata de Trump hizo su posición cristal clara hace dos veranos cuando un gran número de madres y niños huían de América Central.

Entonces, Hillary Clinton dijo en un foro público: "Ellos deben ser enviados de vuelta tan pronto como los adultos responsables de sus familias puedan ser identificados". Y agregó: "Tenemos que enviar el claro mensaje de que no porque su hijo haya cruzado la frontera va a poder quedarse. No queremos enviar un mensaje contrario a nuestras leyes o fomentar más venidas".

Clinton ha tratado de recular en los últimos meses, pero a diferencia de su principal rival Bernie Sanders, que pidió al presidente Obama emitir una orden ejecutiva otorgando protección a los refugiados centroamericanos, Clinton no ha propuesto medida concreta alguna.

En cambio, ella ha hecho vagas declaraciones de desapruebo al último anuncio de deportaciones, que le dan pleno espacio para revertirlas una vez que las primarias demócratas hayan pasado:

Estoy preocupada por los recientes reportes, y creo que no deberíamos tomar niños y sus familias de sus hogares en medio de la noche. Las redadas a gran escala no son productivas y no reflejan lo que somos como país. Las familias que huyen de la violencia en América Central deben tener plena oportunidad de buscar alivio.

Hasta que hagamos rendir cuentas a los demócratas por las deportaciones, Clinton continuará haciendo sosos llamados contra las "redadas a gran escala" y para que los refugiados tengan "plena oportunidad" en un sistema de inmigración en el que 86 por ciento de los centroamericanos van a sus audiencias de asilo sin un abogado.

Y los funcionarios de la administración Obama continuarán encogiendo sus hombros al decir: "No nos culpen a nosotros. Nosotros estamos por una reforma migratoria integral"; la que ofrece nada a los refugiados de América Central o cualquier otra persona que emigre ahora y en el futuro.

El sistema de inmigración de Estados Unidos es cada vez más cruel, y no desaparecerá con las elecciones. Tenemos que construir un movimiento de protesta a gran escala que pueda detenerlo.

Traducido por Orlando Sepúlveda

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