La primavera llegó a Turquía

June 10, 2013

Tom Gagné explica cómo una pequeña protesta para detener la demolición de un parque en Estambul se transformó en un desafío al gobierno y a su aparato represivo.

TERMINANDO UN día lleno de violencia policial contra manifestantes desarmados y pacíficos, uno de mis viejos amigos de la secundaria que vive en los aledaños de la Plaza Taksim reportó: "Es medianoche y mi calle está viva. Todos los vecinos se asoman por las ventanas, salen a sus balcones, silban, le dan tarro a sus cacerolas, y gritan, 'Tayyip istifa! Tayyip istifa!'" (¡Renuncia Tayyip, renuncia!)

Recep Tayyip Erdoğan, el primer ministro turco y líder del conservador e islamista Partido Justicia y Desarrollo (AKP), se halla en el banquillo, enfrentando un levantamiento que analistas de todo el espectro político comparan a la Primavera Árabe que se extendió por todo el Oriente Medio en 2011.

Erdoğan representa la vanguardia de una reinvención neoliberal de Turquía que ha privatizado casi la totalidad de la industria nacionalizada, levantando Turquía a la altura de un poder regional con su vista puesta en dominar los recursos naturales del Mediterráneo. En Estambul, esto ha significado la completa destrucción de los antiguos barrios bizantinos y otomanos, en nombre de una renovación urbana que busca convertir la ciudad en un importante centro financiero.

A massive demonstration retook Gezi Park in Istanbul's Taksim Square

Este último elemento fue la chispa que encendió las masivas protestas que estallaron la semana pasada y que continúan extendiéndose.


EL PARQUE Gezi, un pequeño oasis verde en el centro del barrio más activo de Estambul, Plaza de Taksim, ha estado programado para demolición desde 2012, como parte del más reciente proyecto de renovación urbana del AKP, el que había enfrentado poca o ninguna oposición política en los últimos varios años. El plan del gobierno es construir una réplica del Cuartel Militar de Taksim, demolido en 1940, y convertirlo en un centro comercial.

Con la demolición presta a comenzar, el lunes 27 de mayo, una serie de protestas semi-espontánea resultaron en la ocupación del Parque Gezi por un pequeño grupo de activistas decididos a detener la tala de árboles y la destrucción de espacios verdes. Esa noche, las excavadoras comenzaron a demoler los muros del parque, pero el proceso fue frenado por los manifestantes.

La protesta creció durante los siguientes días. El jueves por la mañana, los ocupantes lograron detener temporalmente la construcción luego de que un destacado político kurdo, Sirri Süreyya Önder, se plantó frente a una pala mecánica. Sin poder presentar los documentos legales que le otorgaran la autorización para demoler, la empresa constructora se dirigió a la policía de Estambul.

El jueves por la noche, unos 1.000 manifestantes ocupaban el parque. Su protesta coincidió con una gran marcha en honor del aniversario del mortal asalto militar israelí contra el barco turco Mavi Marmara, buque insignia de la Flotilla de la Libertad en 2010 que intentaba llevar víveres y otras necesidades a los palestinos en Gaza.

Cada noche durante la semana, de acuerdo con a un informe de Sungar Savran, editor del periódico Isci Mucadelesi (Lucha Obrera), aparecido en el sitio web Bullet del Proyecto Socialista Canadiense, la policía esperó hasta las horas del amanecer para poner en marcha su violento ataque contra los ocupantes. Como Savran escribe:

Estambul se ha convertido en un campo de batalla cubierto por gas lacrimógeno... Esto pudo no ser noticia del todo: la policía turca es famosa por su brutalidad en tratar con protestas non-gratas al gobierno. Hace apenas un mes, una demostración de trabajadores y sindicalistas conmemorando el Primero de Mayo [Dían Internacional de la Clase Obrera], fue dispersada con gases... La diferencia ahora es la determinación y audacia de quienes protestan.

Para el viernes, el Parque Gezi fue acordonado por la policía mientras los enfrentamientos callejeros continuaban. Sin embargo, las impactantes imágenes de brutalidad policíaca ya habían llegado a todo rincón del mundo, provocando gran indignación. Y las mayores movilizaciones en Turquía estaban aún por ocurrir.

A juzgar por las fotos y videos de los últimos días, no sería injusto decir que las calles de Estambul lucen hoy como las del Cairo en las etapas iniciales de la revolución egipcia: cartuchos de gas lacrimógeno desperdigados por el suelo, rostros ensangrentados y extremidades rotas, el uso de tanques y cañones de agua para dispersar a los manifestantes, y en respuesta, la quema de coches y barricadas. Mientras, las pancartas y grafitis comienzan a pronunciar la palabra "revolución".

Yusuf Cemal, un activista sindical independiente, reportó: "Ellos [la policía] incluso usan verdaderas balas. No sabíamos si había muertos o no. Hemos estado peleando de las 7 pm a las 6 de la mañana."

Onur Devrim Üçbaş, militante del Partido Socialista Obrero Revolucionario, describió así la situación:

Hubo socialistas, anarquistas, ambientalistas y todo tipo de interesados. Una vez más, la policía atacó brutalmente, disparando sus bombas de gas a la cabeza de la gente. Esto cambió todo.

La principal iniciativa, "Solidaridad Taksim", llamó a una protesta masiva para el viernes. Más de 10.000 personas acudieron a Taksim esa noche y no se retiraron, a pesar de cientos de bombas lacrimógenas. A continuación, la lucha se extendió a otras ciudades, en una escala masiva. Hoy, 1 de junio, más de 100.000 recuperaron el parque [Gezi] y la Plaza Taksim. La policía utilizó balas de goma y cañones de agua. Más de 900 personas fueron detenidas y al menos una docena resultaron heridas de gravedad. No ha habido víctimas mortales por el momento.

El movimiento se extendió, literalmente, a toda Turquía, decenas de miles marcharon en las ciudades mayores, como Ankara e Izmir. Los participantes no eran los "sospechosos de siempre". Miles de jóvenes se unieron a una marcha política por primera vez, Habían sido etiquetados como "apolíticos" por las previas generaciones, pero ahora están tomando parte.


LO QUE comenzó como una protesta relativamente pequeña para proteger un parque y su historia se ha convertido en una coyuntura política. Ha galvanizado todos los agravios previamente ignorados, los problemas políticos y la ira latente en un país que cada vez se parece a un Estado de partido único, promoviendo valores religiosos conservadores y con una rápida conversión al neoliberalismo.

Como el escritor socialista británico Richard Seymour escribió para el diario The Guardian, "[É]sta es más que una protesta ambientalista. Es ahora foco para todos los agravios acumulados contra el gobierno".

Las protestas en Estambul y, ahora, en el resto de Turquía han alimentado el ánimo del movimiento sindical. Este es un movimiento con una rica historia de lucha, pero también de represión, y ha permanecido pasivo durante la última década ante las reformas neoliberales del AKP.

Uno de los cuatro principales sindicatos de Turquía, la Confederación Sindical de Empleados Fiscales, ha llamado por una huelga para el 5 de junio en todo el sector. La posibilidad de una huelga general no es impensable, si Erdoğan y el AKP se mantienen tercos en su deseo de destruir el Parque Gezi.

Las valientes protestas en Turquía han recibido apoyo en todo el mundo. La semana pasada, activistas del Movimiento Ocupa en Nueva York marcharon del Parque Zuccoti al consulado turco en solidaridad. Hubo también demostraciones en Boston, Los Ángeles, San Francisco y Chicago.

El plan para demoler el Parque Gezi es parte de un más amplio para Estambul y toda Turquía. Comenzó a toda marcha en 2008, cuando la ciudad fue declarada "capital de la cultura" para el año 2010. Erdoğan y el AKP lo vieron como una luz verde para sus planes urbanísticos de "renovación y desarrollo".

El plan en Estambul comenzó con la destrucción de Sulukule, un barrio con más de medio milenio de existencia, poblado en su mayoría por gitanos empobrecido, quienes fueron desplazados. El siguiente en la lista fue Tarlabaşı, un histórico barrio habitado por trabajadores migrantes kurdos. Fueron destruidos edificios otomanos y el patrimonio cultural de griegos, armenios y judíos, y ahora el de los kurdos que vivían allí.

Hay otros 50 proyectos propuestos en Estambul, pero la demolición del Parque Gezi y la resistencia de muchos activistas ponen en evidencia que un gran número de turcos están cansados de los proyectos neoliberales del AKP, y quieren expresar su indignación.

La Plaza Taksim y el Parque Gezi son un símbolo de la izquierda turca desde el Primero de Mayo de 1977, cuando decenas de militantes sindicales y activistas radicales fueron masacrados por aún desconocidos asesinos. En los años posteriores a la brutal dictadura militar de los ochenta, activistas han intentado tomar Taksim cada Primero de Mayo como un gesto a los camaradas caídos.

En 2010, la policía abrió la plaza a manifestaciones del Primero de Mayo bajo fuertes medidas de seguridad. Este último Primero de Mayo fue cerrado otra vez y los activistas sindicales e izquierdistas fueron recibidos con la violencia estatal.

Pero el futuro de una Turquía diferente se halla ahora en la Plaza de Taksim, con una nueva generación apoderándose de esa lucha.

Traducido por Orlando Sepúlveda

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