Los ricos se hacen más ricos

November 4, 2013

Las corporaciones estadounidenses han estado tragando ganancias fabulosas --mientras el pueblo obrero sigue raspando la olla.

¿CUÁNTO TIEMPO necesita una obrera norteamericana para ganar $100 millones? Al ingreso promedio anual actual... le tomaría 60 vidas, laborando por medio siglo en cada reencarnación.

Pero los diez ejecutivos mejor pagados en EE.UU. lo hicieron en mucho menos de una vida. A ellos les tomó tan sólo un año de "trabajo", el año 2012, según la encuesta GMI de finales de octubre, cuando por primera vez en la historia, cada uno de recaudó más de $100 millones en compensaciones.

"Nunca he visto algo así", dijo Greg Ruel, consultor de investigación de GMI y autor del informe. "Por lo general tenemos algunos ejecutivos con $100 millones anuales o más, pero nunca los 10 de arriba".

Dos de ellos recaudaron más de $1 mil millones cada uno: Mark Zuckerberg, de Facebook, con 2,27 mil millones dólares, y Richard Kinder, de la empresa energética Kinder Morgan con $1,16 mil millones. Sumando lo acumulado por los 10, en total acumularon más de $4,7 mil millones en 2012.

En general, el súper-provecho provino de acciones y otras compensaciones bursátiles, tomando ventaja del repunte en la bolsa de valores, estableciendo nuevos máximos desde la crisis financiera de 2008. Más de $2 mil millones de lo que Zuckerberg recaudó, por ejemplo, estuvo directamente relacionado a la oferta pública de Facebook el año pasado.

Dining above the city in Boston

En el otro lados de la moneda, y aunque no sea sorpresa para nuestros lectores, los trabajadores estadounidenses no han tenido la misma suerte.

Comparando: De acuerdo al informe de GMI, la remuneración para los gerentes de las empresas más importantes en el S&P 500 saltó en promedio un 20 por ciento. Mientras tanto, el salario medio de los trabajadores a tiempo completo aumentó sólo un 1,4 por ciento, según la Oficina de Estadísticas Laborales. O sea, el ingreso patronal creció casi 15 veces más rápido que el salario obrero.

La enorme brecha entre los salarios patronales y laborales no es nada nuevo; ha estado creciendo cada vez más desde hace décadas. Según un informe de 2012 del Instituto de Política Económica, entre 1978 y 2011, la compensación anual ejecutiva aumentó un 726 por ciento, mientras que el ingreso obrero aumentó sólo un 5,7 por ciento, después de ajustar por la inflación.

Por lo que, aunque el gran abismo económico entre la clase patronal y la clase trabajadora ha existido durante décadas, en los últimos años, como resultado de la Gran Recesión, se ha acelerado.

En septiembre, Thomas Piketty y Emmanuel Sáez, de la Universidad de California en Berkeley, en el informe "Haciéndose más ricos", realizaron un seguimiento de los ingresos desde el fin oficial de la recesión, y encontraron que entre 2009 y 2012 el ingreso real promedio por familia creció en un modesto 6 por ciento, tres cuartas partes del cual se concretó sólo este último año.

Pero al analizar este aumento por rango de ingreso, ellos encontraron chocantes disparidades. "El 1 por ciento superior de los ingresos creció un 31,4 por ciento, mientras que el 99 por ciento inferior creció sólo un 0,4 por ciento de 2009 a 2012", señalaron los investigadores. "Por lo tanto, el 1 por ciento capturó el 95 por ciento del aumento de los ingresos en los primeros tres años de la recuperación".


A CINCO años de la crisis financiera, la clase dominante gringa otra vez disfruta de mercado bursátil rentable, mientras la clase obrera norteamericana apenas puede ofrecer lo básico a sus familias.

Cuando en 2008 los titulares anunciaron la llegada de la Gran Recesión, el pueblo trabajador supo que lo peor estaba aún por venir. Pero la actitud de la élite corporativa fue muy diferente. Ella se preparó para sacar cuanto provecho pudiera; y a juzgar por los números, lo hizo a manos llenas.

La patronal aprovechó la oportunidad brindada por la crisis económica para realizar una cualitativa disminución del nivel de vida de la clase obrera: el desempleo aumentó, la seguridad laboral cedió paso a la precariedad, los salarios fueron estancados, y los "beneficios", como el seguro médico, fueron vaciados de significado. Mientras, Wall Street y las corporaciones yanquis fueron mantenidos a flote con generosos rescates federales e incentivos fiscales hasta llegar a registrar ganancias históricas otra vez.

En marcado contraste con las dádivas a las grandes empresas y a los ricos, el pueblo obrero recibió la peor parte de una austeridad ensañada contra los programas de asistencia pública más necesitados por los pobres. Este asalto contra el salario social fue otra faceta de la ofensiva patronal contra el nivel de vida de la clase obrera.

Todo el mundo sabe que los republicanos quieren recortar el presupuesto federal hasta los huesos, pero a pesar de su control de la Cámara, el Partido Republicano es hoy el partido minoritario en Washington. Para estar seguros, la demanda por "sacrificio compartido" y por "apretarse el cinturón" ha sido dirigida por el gobierno de Obama y los congresistas demócratas.

Obama regularmente dice querer proteger a la gente de trabajo del asalto republicano. Pero él mismo ha hecho concesiones históricas, ofreciendo a la deracha un "gran acuerdo" que pondría los programas más importantes del gobierno, como el Seguro Social y Medicare, en la guillotina.

Ambos partidos dan a las corporaciones estadounidenses un lugar de preferencia en el pozo de los rescates económicos y las reducciones de impuestos, pero para los pobres, los discapacitados y los ancianos, el pozo gubernamental está seco.


ESTE ENFERMO doble estándar se hizo aún más evidente cuando, a finales de octubre, un estudio mostró que más de la mitad de los trabajadores en la industria de la comida rápida --uno de los negocios más rentables del país--necesita en algún tipo de asistencia pública para cubrir el mes. En las cadenas de comida rápida el sueldo promedio es de $8.69 por hora, con muchos trabajadores haciendo apenas del salario mínimo federal de $ 7.25.

El informe, titulado "Comida rápida, salarios de pobreza", realizado por investigadores de la Universidad de California en Berkeley y la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, reveló que los salarios bajos, la falta de beneficios, y la jornada parcial son responsables de que el 52 por ciento de los trabajadores de la industria esté inscrito en uno o varios programas de asistencia pública, incluyendo cupones de alimentos, Medicaid, Asistencia Temporal para Familias Necesitadas, y el Crédito Tributario al por Ingreso Salarial.

Corporaciones como McDonalds y KFC hacen grandes ganancias cada año, en gran parte, "manteniendo el costo bajo", esto es, pagando salarios y beneficios tan pobres a sus trabajadores que éstos se ven obligados a recurrir al gobierno para sobrevivir.

En el contexto del debate actual sobre "Obamacare", es revelador una de las principales razones por la que los trabajadores de comida rápida buscan ayuda pública es el acceso a la atención de salud. Los beneficios de salud son migajas en esta industria.

"En promedio, sólo 13 por ciento... de los trabajadores de comida rápida reciben beneficios de salud a través de su empleador, en comparación con el 59 por ciento de la fuerza laboral en su conjunto", indicó el informe, y agrega que al considerar sólo a personas empleadas por 30 horas o más a la semana, esta cifra aumenta al 17 por ciento.

En octubre, un trabajador de McDonald, desesperado, llamo a la línea "McResource" de la compañía. La grabación de la llamada captó al representante de la empresa sugerir al empleado solicitar cupones de alimentos y Medicaid.

En octubre, de acuerdo al reporte "El costo público de súper-grande", del Proyecto de Ley de Empleo Nacional (NELP, por sus siglas en inglés), los bajos salarios de las diez mayores cadenas de comida rápida costaron a los contribuyentes un estimado de $3.8 mil millones cada año. Sólo McDonald es responsable por $1.2 mil millones en gasto público para sus empleados.

A menudo, las cadenas de comida rápida mismas actúan como si estos trabajos se hallaran a los márgenes del mercado laboral, estereotipando a sus empleados como jóvenes que trabajan a tiempo parcial, mientras van a la escuela. Pero los puestos laborales en esta industria constituyen una parte importante de los trabajos creados durante la "recuperación económica".

Entre 2007 y 2009, alrededor del 60 por ciento de los empleos perdidos fueron puestos de trabajo con salarios medios, de acuerdo con NELP. De los nuevos empleos creados en los tres primeros años de recuperación, casi exactamente el mismo porcentaje fueron empleos de salarios bajos.

En Washington, hay un feroz debate sobre cuánto cortar los cupones de alimentos, el Medicare y otros programas, con el fin de equilibrar el presupuesto federal. Sin embargo, otro debate ocurre en los hogares de la clase obrera de todo el país: ¿Qué vamos a cortar este mes?

Estos dos, muy diferentes debates reflejan el gran abismo entre la discusión política en Washington y el generalizado sentimiento entre la gente común que favorece iniciativas de gobierno que podrían hacer una gran diferencia en sus vidas, como algún programa de empleo.

Pero en una perspectiva más amplia, nos muestran los dos, muy diferentes mundos coexistiendo hoy en Estados Unidos, debido a un sistema construido alrededor de lucro a toda costa, donde unos pocos se mantienen en la cima por medio del robo al resto de nosotros.

Translation by Orlando Sepúlveda

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