Ni necesaria, ni buena, ni útil

January 27, 2014

Ni toda la indignación del mundo contra su espionaje orwelliano es demasiada para hace cesar a la administración Obama.

MÁS REVELACIONES acerca del vasto alcance del espionaje gubernamental no han detenido a la administración Obama de seguir defendiendo su habilidad de fisgonear cada aspecto de la vida de la gente común y corriente en Estados Unidos.

Desde que Edward Snowden dio a conocer al mundo el alcance de los programas de espionaje interno en Estados Unidos, el almacenamiento de datos a granel por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) ha continuado.

Según el gobierno, estos programas son un "mal necesario" para impedir ataques terroristas. Sin embargo, esta política orwelliana no sólo es simplemente mala, ni en absoluto necesaria, sino que ni siquiera hace lo que el gobierno afirma. Un nuevo reporte y una reciente admisión de la administración Obama demuestran que la recopilación de datos por la NSA ha sido nula en detener el terrorismo.

El verdadero propósito de los programas de espionaje es el de ser una herramienta en el extenso arsenal del aparato de seguridad del Estado; una herramienta que sucesivos gobiernos, incluyendo el de Obama, no quieren perder. La recopilación de datos y otras medidas espías son la "nueva normalidad" en cuanto a lo que la élite política se refiere; y una masiva erosión a nuestro derecho a la privacidad --según Obama y Cía.-- "por nuestro propio bien".

NSA headquarters in Fort Meade, Md.

Cada nuevo documento filtrado por Edward Snowden, con la ayuda de los periodistas Glenn Greenwald y Laura Poitras, ha demostrado que lo que sabíamos sobre el espionaje gubernamental era sólo la punta del iceberg. No sólo la NSA recolectó información de forma indiscriminada de las llamadas telefónicas y correos electrónicos de los ciudadanos estadounidenses, sino además sabemos que Washington espía a gobiernos y negocios extranjeros, aliados y enemigos.

El enorme volumen de lo develado por Snowden, quien se vio obligado a buscar asilo en Rusia por el "delito" de informar al público acerca de lo que gobierno ha estado haciendo en su nombre, sólo puede ser comparado al número de mentiras de aquellos que defienden el espionaje, como el Director de Inteligencia Nacional, James Clapper, quien el año pasado falsamente dijo al senado que la NSA no estaba interceptando las comunicaciones de ciudadanos estadounidenses.

Más recientemente, la revista alemana Der Spiegel reveló el mes pasado una "unidad de piratería informática" secreta de la NSA, conocida como Operaciones de Acceso Personalizado (TAO, por sus siglas en inglés), que al parecer roba información e inserta dispositivos de espionaje invisibles en los sistemas informáticos. The Guardian informa:

Según el informe de Der Spiegel, el personal de TAO está basado en San Antonio, Texas, en una antigua fábrica Sony, no muy lejos de otro equipo de la NSA hospedado junto a personal militar regular en Base de la Fuerza Aérea Lackland. La revista describe TAO como el equivalente de "plomeros digitales", llamados para romper "bloqueos" anti-espionaje. El equipo tenía 60 especialistas en 2008, dijo la revista, pero se espera que crezca a 270 en 2015.

Las áreas de operación de TAO van de anti-terrorismo a ataques cibernéticos, dijo la revista, utilizando métodos discretos y eficientes, que a menudo se aprovechan de las debilidades técnicas en la industria de la tecnología y de sus productos para los medios sociales.

Según Der Spiegel, una vez que la NSA le da seguida una orden de un "objetivo" para, por ejemplo, un ordenador u otro aparato electrónico, TAO puede tener el hardware interceptado en tránsito. El computador queda entonces secretamente equipado con software espía.

Como en una episodio de El Súper Agente 86, las herramientas con las que TAO trabaja incluyen, según Al Jazeera América, "cables... especialmente modificados para grabar lo que se está tecleando en la pantalla, lápices USB secretamente equipados para transmitir ondas radiales la información robada, y las estaciones base falsas destinadas a interceptar señales telefónicas móviles en la marcha".


A PESAR de estas y muchas otras revelaciones, la administración Obama ha seguido defendiendo esta masiva intrusión en la vida del ciudadano común y corriente en Estados Unidos.

A principios de este mes, el saliente Subdirector de la NSA, John C. Inglis, dijo a NPR que la agencia recibiría bien la supervisión de un "defensor público" facultado para abogar por la privacidad de los ciudadanos en una Corte de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (corte FISA, por sus siglas en inglés).

Un "defensor público" abogando por la privacidad frente a un tribunal secreto es como la guerra de la Secretaría de la Paz, en 1984, la famosa novela de George Orwell, con su Gran Hermano.

No es extrañar que la administración Obama esté señalando que permitiría algo como esto; le permitiría fingir su voluntad de mantener al Gran Hermano a raya, mientras aún mantiene su espionaje secreto, especialmente considerando que la corte FISA ha aprobado casi todas sus peticiones.

El viernes 17 de enero, Obama anunció una serie de "reformas" a las operaciones de espionaje de la NSA. Entre éstas hay una propuesta para permitir que "terceros", en lugar de los federales, almacenen los metadatos (datos relacionados a las telecomunicaciones, pero no a su contenido: fecha y hora, duración, interlocutores, sus localizaciones, etc.) de las llamadas nacionales.

Pero ¿por qué alguien creería que "terceros" --empresas privadas de telecomunicaciones, que también han accedido ante cada demanda del gobierno--serían menos intrusivos que el gobierno? ¿Por qué deberíamos sentirnos más seguro con las corporaciones fisgoneando nuestras comunicaciones?

Luego está la cuestión de cuáles son los logros del gobierno con todo este espionaje. Inglis, en su entrevista con NPR, pudo afirmar sólo un ataque terrorista pudo haber sido frustrado como resultado del espionaje telefónico.

Esa evaluación es compartida por un nuevo informe de la Fundación Nuevo Americano (NFA, por sus siglas en inglés) que encontró que las afirmaciones de la administración Obama de que el espionaje ha sido esencial para prevenir ataques o acciones terroristas son "exageradas" y "hasta engañosas".

La Casa Blanca afirma que al menos 54 incidentes de terrorismo han sido frustrados por los programas de espionaje. Sin embargo, según el informe de la NFA "¿Detiene el terrorismo el programa de vigilancia a granel de la NSA?":

La recolección de metadatos telefónico en EE.UU. no ha tenido ningún impacto apreciable en la prevención de actos de terrorismo y sólo un impacto marginal sobre la prevención de actividad relacionada con el terrorismo, como la recaudación de fondos para un grupo terrorista.

Más aún, nuestro examen del rol [del programa]... en el único caso que el gobierno utiliza para justificar la importancia del programa --el de Basaaly Moalin, un taxista de San Diego que en 2007 y 2008 proporcionó $ 8.500 a al-Shabaab, una filial de al-Qaeda en Somalia--pone en duda la necesidad de la Sección 215 del programa de recolección indiscriminada.

Según el gobierno, la recolección de metadatos telefónicos permite a las autoridades de inteligencia eludir rápidamente la tradicional necesidad de prueba asociada con las órdenes judiciales, lo que les permite "conectar los puntos" más rápido y prevenir futuros ataques a la escala de 9/11. Sin embargo, en el caso Moalin, después de... vincular un número somalí a Moalin, el FBI esperó dos meses para comenzar una investigación e interceptar sus llamadas...

Esto socava la teoría del gobierno de que los metadatos telefónicos son necesarios para acelerar el proceso de investigación, ya que claramente no aceleró el proceso en el único caso que el gobierno utiliza para mostrar sus virtudes.

Sin embargo, Inglis y otros funcionarios de la administración Obama continúan describiendo la masiva recolección de metadatos como una "póliza de seguro" necesaria contra posibles futuros actos de terrorismo. "Yo no voy perder esa póliza de seguro, porque es un componente necesario para cubrir un doblez que no puedo cubrir de otra manera", dijo Inglis.


PODRÍAMOS PENSAR que el sistema de "justicia" estadounidense no tendría problemas en identificar las violaciones a libertades civiles infringidas por estos programas de espionaje, pero los fallos judiciales del último mes han caído sobre ambos lados del tema.

Finalizando el año 2013, un juez federal declaró que la masiva recolección de la NSA de metadatos telefónicos de todos los estadounidenses era legal, sólo una semana después de que otro juez dijo que el programa no sólo es probablemente inconstitucional, sino además "casi orwelliano".

En este último fallo, el juez de distrito Richard Leon determinó que la recolección indiscriminada era una violación del derecho a la privacidad:

No puedo imaginar una "invasión arbitraria" más "indiscriminada" que esta recopilación sistemática y de alta tecnología, y retención de datos personales de prácticamente todos los ciudadanos con el propósito de investigar y analizar sin una previa orden judicial. Sin duda, un programa de este tipo infringe "ese grado de privacidad" que los fundadores consagraron en la Cuarta Enmienda.

Luego, el 27 de diciembre, el juez de distrito William Pauley dictaminó que la masiva colección de registros telefónicos era legal bajo la Ley Patriota. "Esta contundente herramienta sólo funciona porque recoge todo", escribió Pauley. "La colección es amplia, pero el alcance de las investigaciones antiterroristas no tiene precedentes".

En otras palabras, en un mundo post-9/11, todo vale con tal de que pueda ser descrito como necesario para detener el terrorismo.

Y mientras la administración Obama defiende su derecho a espiarnos, sigue amenazando a Edward Snowden, el ex contratista de la NSA, por su papel en dar a conocer al mundo los sucios trucos del gobierno para triturar nuestros derechos. Esto a pesar de la non sacra coalición de liberales progresistas y libertarios reaccionarios en el Congreso intensificó su queja sobre la vigilancia sin restricciones.

Entre los principales medios de comunicación, el New York Times pidió clemencia para Snowden, pero la mayoría de los otros medios sigue exigiendo que Snowden sea procesado.

Señalando la hipocresía, el periodista Glenn Greenwald comentó que si Snowden es procesado bajo la Ley de Espionaje, ¿por qué no el director de Inteligencia Nacional, James Clapper, por mentir al Congreso sobre el ámbito de aplicación de los programas de NSA?

"La gente en Washington continuamente excusa a aquellos en el poder cuando ellos rompen la ley", dijo Greenwald a CNN. "Ellos nunca pedirían que alguien como James Clapper, quien mintió al Congreso --un delito--sea procesado. A ellos sólo les importa aquellos que avergüenzan al gobierno y administración de sus lealtades, como Edward Snowden. No tiene nada que ver con el imperio de la ley".

Greenwald tiene razón; no se trata del imperio de la ley. Se trata de un gobierno requiriendo la sumisión del resto de nosotros, mientras destroza nuestros derechos en nombre de la lucha contra el terrorismo.

Traducido por Orlando Sepúlveda

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