Parodia progresista presidencial

February 3, 2015

¿Por qué Barack Obama propone una medida progresista tras otra? Simple, escribe Eric Ruder: Él sabe que los republicanos las bloquearán todas.

LOS PORRISTAS liberales de Barack Obama quedaron extasiados con su discurso del Estado de la Unión del 20 de enero. Con firmeza y claridad, el presidente articuló claramente una agenda progresista para los dos últimos años de su presidencia, o al menos así fue interpretado por la prensa liberal.

Pero así como observaba el espectáculo desarrollarse, el cinismo alimentado las principales líneas del discurso de Obama también alimentaba mi presión arterial. Me explico.

Primero, Rachel Maddow, Chris Matthews, Al Sharpton, Chris Hayes y los otros comentaristas de MSNBC simplemente ignoraron las partes del discurso que para nada son progresista, como el apoyo que Obama dio al Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), ampliamente repudiado por los liberales como un TLCAN (NAFTA, en inglés) en esteroides.

Y durante las horas de comentario en MSNBC, nadie comentó sobre la línea en el discurso que se llevó el premio por el Momento Más Dislocado: cuando presumiendo los éxitos en la política exterior, como resultado de cambiar la diplomacia vaquera de Bush con su propia diplomacia "inteligente", evitando así "ser arrastrados a otra guerra en el Medio Oriente", Obama concluyó haciendo un llamado al Congreso para que apruebe una resolución autorizando el uso de la fuerza militar contra el Estado Islámico en Irak y Siria.

President Obama presenting his State of the Union address

En cambio, los progresistas en MSNBC y The Nation rebotaron los días previos al discurso los puntos que la Casa Blanca les alimentaba, a saber, que el presidente está impulsando una agenda "audaz" para gravar las corporaciones ricas y dar a los trabajadores estadounidenses el feriado tributario que desesperadamente necesitan.


EN SU discurso, Obama propuso un crédito fiscal de $3.000 por niño al año y un más asequible cuidado infantil para las "familias de clase media" (que es como el establecimiento político y mediático se refiere a la clase obrera en Estados Unidos).

También se comprometió a luchar por una educación superior de dos años gratuita y universal para quienes se gradúen de la enseñanza secundaria con buenas notas. Además llamó al Congreso a aprobar una ley que permita a los trabajadores una semana de licencia por enfermedad, pidió un aumento del salario mínimo y pidió leyes, sin especificar, para "fortalecer, en vez de debilitar, a los sindicatos".

Todo esto fue celebrado como una visión progresista que Obama finalmente desvela en sus últimos años como presidente, para el deleite de la multitud liberal.

Pero todo lo que tomó fue un titular del New York Times del día siguiente para ponchar la irrealidad de lo que Obama había propuesto: "Audaz llamado a la acción de Obama en el Estado de la Unión, incluso si ninguna acción es viable".

Como el artículo pasó a explicar:

Viendo al envalentonado Sr. Obama, habría sido fácil olvidar que él estaba ahí sólo dos meses después del mayor repudio electoral de su presidencia...

Pero al apagar las luces y la caravana presidencial hacer su camino de regreso a la avenida Pennsylvania, el balance no había cambiado. Por todo el ademán de firmeza del Sr. Obama, la cuestión planteada por su discurso fue si avanzar iniciativas con poca o ninguna esperanza de ser aprobadas constituye un acto audaz de liderazgo o un irresponsable desperdicio de tiempo.

Memorias de otro presidente demócrata en su segundo término vienen a mi mente.

Durante el primer término de la presidencia de Bill Clinton, cuando los demócratas controlaban el Congreso, Clinton nunca mencionó un aumento del salario mínimo en sus declaraciones públicas. Pero cuando en 1994 una ola de descontento por las promesas incumplidas permitió a la derecha barrer en el Congreso, Clinton regularmente usó el salario mínimo para atrapar a los republicanos entre una medida ampliamente popular y sus patrocinadores corporativos que detestaban la idea.

Como el artículo del New York Times continuó diciendo, Obama:

Pidió a los congresistas republicanos, quiénes en los últimos seis años han resistido nuevos impuestos a toda costa, aumentar los impuestos a los ricos. Le pidió a legisladores que ganaron su escaño con la promesa de poner riendas al gobierno reabrir el grifo del gasto para proveer educación superior gratuita, cuidado infantil y la licencia de paternidad remunerada a millones de estadounidenses de ingresos medios. El programa que esbozó suena más o menos como el que habría enviado a un Congreso demócrata.

Sólo que cuando pudo, cuando los demócratas controlaban ambas cámaras, Obama nunca envió un programa como este al Congreso. Y ese es precisamente el punto.


DE VUELTA al show de la fantasía de MSNBC, la tarea de señalar lo vacuo de las propuestas de Obama le cayó a un republicano: al ex líder del Comité Nacional del Partido Republicano, Michael Steele.

Cuando Steele acusó a Obama de no haber proporcionado detalles acerca de cómo pagar por los diversos recortes de impuestos propuestos en su discurso, Chris Matthews, replicó: "¿Cómo puede ser más específico que: Voy a clavar al 1 Por Ciento y utilizarlo para pagar por una reducción de impuestos de $3.000 para la gente con niños?"

La respuesta de Steele: "Pero usted sabe que eso no va a suceder ¿Cuál es su alternativa para gobernar, si está hablando a un Congreso que no le va a dar eso?"

Traducción: Todo el mundo sabe que nada de lo que Obama proponga en esta línea jamás se convertirá en ley porque el Congreso republicano hará exactamente lo contrario en defensa de la clase acaudalada. Steele demostró este punto cuando se largó en una extensa diatriba aliándose a Goliat en contra de David: "chorreo p' abajo, chorreo p' arriba, como quieras llamarlo, todo el mundo se ve afectado por la subida de impuestos, punto, a tabla rasa, porque los muy ricos son los empleadores, los muy ricos son los inversores, los muy ricos ponen la gran cantidad de efectivo de la cual la clase media crece".

Tal defensa de los súper-ricos es precisamente lo que los demócratas quieren provocar de los republicanos, y de paso ayudar a borrar el recuerdo de todo lo que Obama y el Partido Democrático han hecho por esos mismos millonarios y multimillonarios.

Obama y los demócratas podrían haber efectuado cambios significativos para los trabajadores estadounidenses, pero es sólo ahora, en los últimos años de su presidencia, con los republicanos controlando ambas cámaras del Congreso, que Obama encontró la firmeza necesaria para avanzar con audacia una agenda "progresista".

Y no lo olvide: El provecho adicional para los demócratas es que la parodia progresista presidencial de hoy arará el suelo para la campaña presidencial electoral en 2016. Ese tipo de cinismo debiera ser suficiente para enviar la presión arterial de cualquiera al techo.

Traducido por Orlando Sepúlveda

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