Todos somos Oakland

November 4, 2011

La convocatoria de una huelga general en Oakland para protestar el salvaje ataque policíaco contra los manifestantes de Ocupa une al movimiento a la clase obrera organizada.

EN PROTESTA contra la represión política miles salieron a las calles de Oakland, California, el 2 de noviembre, respondiendo al llamado del movimiento Ocupa a una huelga general--y miles más mostraron su solidaridad en manifestaciones en todo el país--en respuesta al brutal ataque de la policía contra los manifestantes, el 25 de octubre, que resultó en la casi fatal lesión sufrida por el veterano de la guerra de Irak, Scott Olsen.

El esfuerzo por construir la huelga general en Oakland fue un paso crítico para el movimiento Ocupa. Cerrar una ciudad del tamaño de Oakland con una huelga general, al estilo griego, es una difícil tarea de hacer en una semana--especialmente si la última huelga general en EE.UU. ocurrió hace casi sesenta años--ocurrida precisamente en Oakland. Sin embargo, la acción de los trabajadores organizados fue fundamental para el éxito de la jornada.

Además de demostrarnos en defensa de la libertad de expresión y el derecho a reunirnos pacíficamente, la acción representó un intento para aprovechar el poder social de la clase obrera--y de su sección organizada, los sindicatos--de la que el movimiento Ocupa puede ambos, recuperar sus fuerzas para defenderse de la represión y organizar su poder para la gran lucha por delante.

Occupy Oakland protesters rally at Oscar Grant Plaza

EL CONFLICTO en Oakland también deja bien claro quiénes son los verdaderos amigos del movimiento--y quiénes no. La alcalde de Oakland, Jean Quan, es uno de los demócratas más liberales y fue en sus comienzos una organizadora comunitaria. Pero al igual que otros alcaldes demócratas en ciudades a lo ancho de EE.UU., Quan envió a la policía a reprimir la protesta Ocupa, supervisando, lejos, la más dura represión vista hasta ahora.

El ataque contra Ocupa Oakland incluyo no sólo policías antidisturbios, sino además personal de 17 diferentes agencias de la ley y del orden. Uno de esos policías disparó una granada de gas lacrimógeno que golpeó a Scott Olsen, un miembro de Veteranos por la Paz, de 24 años de edad, en la cabeza. Cuando sus camaradas lo rodearon para tratar de ayudarlo, la policía disparó otra granada para dispersarlos. Eventualmente, un grupo de manifestantes--no a la policía--pudo llevar a Olsen al hospital, donde ha permanecido desde entonces, con una fractura craneal y otras lesiones cerebrales.

Este fue el más vicioso ejemplo en una campaña nacional para aplastar el movimiento Ocupa. Los alcaldes demócratas en Chicago, Atlanta, Denver, Boston, Cincinnati, Nashville y otras también han ordenado a la policía arrestar a cientos de activistas Ocupa.

Con los gobiernos locales buscando implacables recortes presupuestarios y atacando a los sindicatos del sector público, los alcaldes temen--correctamente--que los campamentos Ocupa podrían convertirse en centros de resistencia a la austeridad.

Pero en Oakland, las graves lesiones a Olsen y las detenciones en masa no destruyeron el movimiento, sino que trajo nuevas fuerzas a la lucha. El día después del ataque--en el que Quan y otros altos funcionarios municipales se vieron obligados a retractarse de su defensa de la represión policíaca--los Ocupa Oakland retomó la Plaza Oscar Grant frente a la Alcaldía. La protesta de esa noche fue la más grande vista hasta ese entonces, y su Asamblea General votó 1484 a 46 a favor de llamar la huelga general.

La respuesta a la convocatoria de huelga--no sólo Bay Area, sino en todo el país--muestra que los activistas entienden que solidarizar con Ocupa Oakland es solidarizar con Ocupa en todas.

Una de las piezas claves en la acción del 2 de noviembre fue la Asociación de Educación de Oakland, cuyo Consejo Ejecutivo aprobó la huelga general y el día de acción. Además, estudiantes secundarios y universitarios planearon para salirse de las escuelas para unirse a la huelga, y los maestros de primaria llevaron a los niños más pequeños a las bibliotecas para enseñanzas acerca de la lucha.

Marchas y manifestaciones durante el día incluyeron piquetes comunitarios en el puerto de Oakland, en un intento de obtener el apoyo de los miembros del Sindicato Internacional de Estibadores y Bodegueros. Los líderes del Local 1021 del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios alentaron a sus miembros a tomarse el día libre para sumarse a las manifestaciones.

El Consejo Laboral de Alameda, que representa a los sindicatos de la zona, emitió una declaración de apoyo al "día de acción" en el que "cada sindicato y sus miembros debe animarse a expresar su solidaridad en la forma que considere oportuno", escribió Josie Camacho, el secretario-tesorero ejecutivo del consejo. "Este Día de Acción... será una demostración pública de apoyo al derecho a reunirse pacíficamente, sin interferencia, y en contra de la creciente riqueza y desigualdad de ingreso creados por Wall Street y las acciones del 1 por ciento más rico".

Incluso la AFL-CIO--que hasta no hace mucho tiempo habría ignorado una convocatoria de huelga general hecha en una reunión de activistas--destacó el apoyo laboral para la acción de Oakland, y citó a su presidente, Richard Trumka, llamando el ataque de la policía a Ocupa una "enorme deshonra a América cuando las voces de los más débiles son suprimidas por los más poderosos--el 1 por ciento".

Otros activistas sindicales realizaron paros al mediodía o alentaron a sus miembros a ausentarse por enfermedad. Cada aspecto de la huelga--desde los eventos educativos a la logística--involucraron a redes de personas, veteranos activistas y muchos más nuevos en la lucha política, uniéndose para organizar. Mientras tanto, llueven las declaraciones de apoyo de sindicatos y grupos Ocupa en todo Estados Unidos, muchos de los cuales convocaron acciones de solidaridad en sus propias ciudades.


LA RESPUESTA del movimiento obrero organizado a la convocatoria de huelga general en Oakland es sólo el más reciente y más importante ejemplo del apoyo sindical al movimiento Ocupa en todo EE.UU.

En Nueva York, el movimiento obrero proveyó ayuda a Ocupa Wall Street cuando unas 20.000 personas marcharon al campamento de la Plaza Libertad el 5 de octubre. Luego cuando el alcalde Bloomberg amenazó con "limpiar" la plaza, el movimiento obrero convocó a decenas de miles a Times Square. Por su parte, el comité laboral de Ocupa Wall Street se ha convertido en una fuente de solidaridad con el movimiento obrero, como con la manifestación de los trabajadores de Verizon el 21 de octubre.

Consejos laborales locales han organizado marchas de solidaridad en muchas ciudades, con miles de sindicalistas manifestándose en Los Angeles y Portland. Los activistas Ocupa han formado comités laborales en Chicago, Seattle y otras ciudades para establecer vínculos con los sindicatos y trabajar juntos en luchas comunes. Y en San Francisco, cientos de sindicalistas, incluyendo un número de funcionarios locales, se quedaron hasta tarde en la noche del 26 de octubre para defender el campamento Ocupa de esa ciudad de una redada policial.

A pesar de estas muestras de solidaridad, la participación de los sindicatos ha generado inquietud entre algunos miembros de Ocupa, quienes temen que la burocracia sindical esté tratando de "co-optar" al movimiento.

Ciertamente, los sindicatos perseguirán su propia agenda. Por ejemplo, el presidente de AFSCME Gerald McEntee dijo a un periodista que él esperaba que los activistas voltearan su atención en las elecciones de 2012. Pero es un error concluir que los sindicatos quieren simplemente absorber y reorientar el movimiento--si acaso fueran capaces de hacerlo.

El movimiento sindical está respondiendo a una marea de activismo y apoyo generalizado a Ocupa entre millones de trabajadores, tanto dentro como fuera de los sindicatos. La dinámica es similar a la movilización contra la ley anti-laboral en Wisconsin el invierno pasado, cuando un "enfermazo" masivo de los maestros del estado estimuló la ocupación del Capitolio.

Al final, el gobernador republicano de Wisconsin, Scott Walker, fue capaz de arremeter con su ley anti-sindical, y los líderes sindicales desmovilizaron las protestas en favor de una estrategia de revocar por medio de elecciones a los senadores republicanos, con un éxito sólo parcial.

Pero Ocupa, mientras que apela a la radicalización de la misma clase obrera que alimentó la rebelión de Wisconsin, también es un movimiento mucho más amplio. Es un levantamiento nacional que pone en la mira la desigualdad social, denuncia el control que los ricos tienen sobre ambos partidos políticos, y pone en cuestión el sistema entero.

Aun si los dirigentes sindicales continúan con su agenda electoral, el movimiento Ocupa es un foro para avanzar la lucha de clases aquí y ahora, construyendo la confianza y la participación en la resistencia contra los patrones y los políticos, quienes juntos tratan de imponer una profunda y permanente rebaja en la calidad de vida de la clase obrera.

La convocatoria a la huelga general en Oakland es un gran paso adelante en ese esfuerzo, enfocándose en los trabajadores portuarios, uno de los sindicatos más poderosos de EE.UU., y los maestros, que constituyen el mayor grupo de trabajadores organizados en el país.

Al levantar la cuestión de la huelga general, Ocupa Oakland está poniendo el movimiento en el camino de la rica tradición de lucha obrera en Estados Unidos--las huelgas generales en Toledo, Minneapolis y San Francisco en 1934, que sentaron las bases de mayores luchas obreras a finales de años 1930.

Huelgas generales a la escala de esas históricas luchas no son convocadas sólo por unos pocos. Ellas surgen de previos, muchas veces modestos, conflictos--como en Oakland. Sin embargo, cada piquete, marcha, manifestación y acción puede unir a los activistas de hoy para desempeñar un importante rol en las luchas de mañana.

Y como la lucha en Oakland muestra, "mañana" podría llegar antes de lo que pensamos.

Traducido por Orlando Sepúlveda

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