¿Mantendrá SYRIZA la raya?
Los banqueros piensan que pueden aplastar al gobierno liderado por SYRIZA, pero la izquierda del partido resiste. Lee Sustar toma una mirada a la dinámica.
LA NUEVA arremetida de la clase dominante europea por más devastadoras medidas de austeridad en Grecia podría obligar al gobierno de SYRIZA a optar entre la capitulación y la confrontación, pero el ala izquierda del partido está llamando para trazar la línea, incluso si esto significa la ruptura con la Unión Europea (UE) y abandonar el euro, la moneda común del continente.
Con un pago de $1.780 millones dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI) que vence este mes, comenzando con $333.000.000 el 5 de junio, el gobierno griego enfrenta la dura decisión de pagar a sus acreedores o cumplir con sus obligaciones salariales y con el sistema de jubilación estatal.
Este decisivo momento viene tras cinco años de recortes al gasto social y aumentos de impuestos, los que han contribuido a que contraer la economía griega en un 25 por ciento en el mismo periodo, un inaudito declive económico en tiempos de paz. El desempleo es superior al 26 por ciento. El ingreso anual promedio de los hogares se redujo un 22,6 por ciento entre 2008 y 2012, y el 40 por ciento de los niños griegos vive en la pobreza. Y el país volvió a caer en recesión en el primer trimestre de este año.
El electorado obrero y popular griego puso a la Coalición de Izquierda Radical (SYRIZA, por sus siglas en griego) en el poder después de un intenso período de lucha que incluyó más de 30 huelgas generales, la ocupación de espacios públicos y un movimiento de lucha contra el partido neonazi Amanecer Dorado.
Ahora, entre las elevadas expectativas de los votantes griegos y las implacables exigencias de Europa, el debate entre los miembros SYRIZA se ha intensificado, llegando a un punto álgido en una larga reunión del Comité Central del partido en mayo 23 a 24, donde la Plataforma de Izquierda, una coalición dentro de SYRIZA, presentó una enmienda a la resolución del organismo sobre las negociaciones, declarando:
Lo que los círculos gobernantes de la UE, el BCE [Banco Central Europeo] y el FMI han buscado, sin piedad ni descanso, en los últimos cuatro meses, es la estrangulación de la economía, para exprimir hasta el último euro de las reservas del país y empujar un gobierno "sin protección" a la completa sumisión y humillación ejemplar.
La Plataforma de Izquierda pidió la nacionalización de los bancos, agresivamente gravar a los ricos y al gran empresariado, y la restauración de los convenios colectivos.
En su discurso ante el Comité Central, Antonis Davanellos, de Obreros Internacionalistas de Izquierda (DEA, según sus siglas en griego) y una voz prominente en la Plataforma de Izquierda, explicó las implicaciones: "Esta ruta alternativa debe ser apoyada por todos los medios necesarios--gubernamentales, diplomáticos, financieros--incluyendo un conflicto y quiebre con la eurozona".
Aunque la propuesta de la Plataforma de Izquierda fue derrotada 95 a 75 en la votación, la fuerte votación de la izquierda ha puesto una enorme presión sobre el primer ministro Alexis Tsipras. Si cede ante los últimos ataques de la troika, corre el riesgo de dividir el partido. Y si sigue la cada vez más estridente sugerencia de los medios y trata expulsa a la izquierda de Syriza, también detonaría una crisis.
El resultado probablemente sería nuevas elecciones o la expansión de la coalición gobernante de SYRIZA para incluir partidos pro-austeridad, como Potami.
PARA LA izquierda en SYRIZA, una ruptura con la eurozona y el riesgo de una división en el partido son ambos preferibles a convertir SYRIZA en otro partido pro-austeridad que capitule ante las demandas de los gobernantes de Europa, traicionando las esperanzas de sus electores y condenando Grecia aún más años de sufrimiento.
Las raíces de SYRIZA se encuentran tanto en las tradiciones de la izquierda griega del siglo pasado y en la clase obrera y los movimientos sociales que surgieron en Grecia durante la última década.
El partido ganó fácilmente las elecciones de enero, derrotando a los dos principales partidos de la política griega, el conservador Nueva Democracia y el centro-izquierda PASOK, los que se alternaron en el poder para empujar la austeridad. Pero tras las elecciones de 2012, tuvieron que formar un gobierno de coalición para evitar que SYRIZA asumiera el poder.
En su camino desde los márgenes de la política griega a convertirse en el partido más popular, SYRIZA vino a reflejar las esperanzas del pueblo obrero griego cuyas vidas fueron diezmadas por los paralizantes recortes a la salud pública, la educación y otros servicios sociales, y por el masivo desempleo causado por una economía en contracción.
Desde la elección de enero, sin embargo, el "grupo de Bruselas"--la UE y el BCE, que junto con el FMI, forman la troika que empujó a los anteriores planes de austeridad--ha estado al acecho del gobierno de SYRIZA.
Los políticos y burócratas probablemente creían que SYRIZA podría ser puesto de rodillas, como los partidos laborales y socialdemócratas que poseen una retórica de resistencia, pero que una vez electos, llevan a cabo la agenda pro-empresarial neoliberal: privatización, trabajo "flexible" y libre comercio.
Pero SYRIZA ha resultado ser diferente. Es diferente, por ejemplo, al Partido de los Trabajadores de Brasil, que antes de capturar el gobierno nacional ya había dirigido las dos ciudades más grandes de ese país. Desde el momento en que Luiz Inácio "Lula" da Silva asumió el cargo en 2002, el Partido de los Trabajadores estuvo dispuesto a satisfacer las necesidades del capital a expensas de su base obrera.
SYRIZA, en cambio, no ha tenido experiencia en la gestión de los órganos de gobierno, donde podría haber sido presionado y moldeado a administrar del sistema. En cambio, el partido fue impulsado directamente de su papel de liderazgo en las luchas populares a los ministerios gubernamentales.
Pero tomar una oficina no es lo mismo que tomar el poder. La gran mayoría de la burocracia estatal es hostil a SYRIZA, y la clase dominante griega está colaborando con Alemania y las otras potencias de la UE para sabotear y desacreditar al gobierno de izquierda.
TSIPRAS HA tratado de posponer el día del ajuste de cuentas con una serie de concesiones en sus negociaciones con el grupo de Bruselas. Tsipras y su ministro de finanzas, Yanis Varoufakis acordaron una extensión del plan de rescate del sistema financiero griego a cambio de permitir una continuación de las medidas de austeridad que SYRIZA había comprometido revertir, aunque Varoufakis insistió en que el gobierno griego podría crear "ambigüedad" para tener un poco de espacio de maniobra.
Pero el grupo de Bruselas no tomaría un sí por respuesta. Como condición previa para Grecia recibir el resto de los préstamos negociados por gobiernos anteriores, los poderes europeos han demandado que SYRIZA lleve a cabo la privatización de los activos del gobierno, lo que había prometido detener. También se espera que el gobierno recorte las pensiones, debilite las leyes laborales e imponga un pesado impuesto sobre las ventas; todo lo cual conducirá a un más abajo nivel de vida en Gracia.
Lo que viene es impredecible. Bajo las reglas del FMI, el vencimiento de la deuda no necesariamente conduce a un incumplimiento, siempre y cuando ésta sea pagada en el futuro. También es posible que no conduzca a una salida inmediata de Grecia del euro.
Pero con el BCE limitando el crédito a los bancos griegos y con los depósitos en eso bancos ya un 40 por ciento por debajo de los niveles de 2010, y aun en caída, es muy posible que las operaciones bancarias se paralicen, forzando una salida repentina y accidental del euro.
También podría ocurrir que Grecia pueda juntar suficiente el dinero para apaciguar el FMI y a otros acreedores, y las negociaciones prolongarse. Pero es poco probable que este limbo dure mucho tiempo, con los poderes europeos decididos a forzar la capitulación o la confrontación.
¿POR QUÉ Alemania y los demás gobiernos de la UE están tan decidido a exprimir hasta el último euro de la sacudida población griega?
Un buen lugar para empezar a responder a esta pregunta es el antiguo lema del periodismo: Sigue el dinero. La deuda de $472 billones de Grecia amonta a más del 178 por ciento de su producto interno bruto--y esa deuda sólo ha crecido con los programas de austeridad, acelerando el declive económico.
Después de dos rescates económicos, es decir, préstamos para apuntalar el sistema financiero a cambio de drásticas medidas de austeridad, el BCE y el fondo de préstamos de emergencia de Europa se hicieron con alrededor del 62 por ciento de la deuda griega, que asciende a 221.000 millones dólares a principios de 2015. Al FMI, dominado por Estados Unidos y respaldado por los fondos de los países miembros, le son debidos otros $25 mil millones.
Luego está el dinero que el Banco Central de Grecia debe a sus homólogos en otros países europeos--un estimado de $102 mil millones, lo que podría quedar impagos si Grecia sale del euro en favor de su propia moneda. Eso sería un gran éxito para los bancos centrales de los países más pequeños.
Con las tasas de interés a niveles históricamente bajos, sería posible que Alemania y las potencias europeas tomen el enfoque de "extender y pretender" con Grecia--es decir, continuar con la renegociación de los términos de los préstamos con la oculta expectativa de que el dinero nunca sea pagado. Alen Mattich, del Wall Street Journal, recientemente hizo tal argumento, afirmando que "los vencimientos de la deuda podrían extenderse cada vez más en el futuro hasta que algún día, cuando las condiciones sean propicias, las deudas de Grecia podrían muy bien ser retiradas en silencio, cuando nadie esté mirando".
Pero Mattich y la mayoría de los economistas del establecimiento pierden un punto crítico. La política y el poder, no el dinero, son los principales motivos de que Europa demande más austeridad en Grecia.
Con partidos de extrema derecha, como el Frente Nacional de Francia y el Partido para la Libertad de los Países Bajos atacando a la Unión Europea, los políticos en el poder en varios gobiernos están posando ser duros con los "perezosos" griegos--quienes, de hecho, trabajan la jornada más larga en Europa.
En realidad, las grandes potencias europeas quieren demoler SYRIZA con el fin de desmoralizar y derrotar a otras fuerzas anti-austeridad en todo el continente--la más importante, Podemos de España, que ahora es el partido más popular en ese país después de menos de 18 meses de existencia.
Al timón de todo esto está Alemania, que, tras la fachada de federalismo europeo, ha impuesto una jerarquía imperialista que le permite no sólo dominar a los países pequeños como Grecia, sino además empujan a los más grandes, como Francia, Italia y España.
La agonía de Grecia le sirve a los objetivos económicos y políticos de Alemania espléndidamente. Debido a que el euro trueca en el mercado por mucho menos de lo que el viejo marco alemán, le da una tremenda ventaja a Alemania como exportador, tanto dentro como fuera de la eurozona. En 2014, Alemania corrió una cuenta corriente de excedentes de $244 mil millones, superando los $206.75 mil millones del año anterior, a pesar de la economía europea se ha deprimido. La cantidad total para 2014 es el equivalente al 7,4 por ciento del PIB de Alemania--y mucho más grande que los 193 mil millones dólares del superávit de China.
Así, para Alemania y sus aliados más cercanos, la configuración de la eurozona es altamente rentable. Desde su punto de vista, si la masa de la población griega tiene que soportar la miseria sin fin para disciplinar al resto de Europa, que así sea.
Estas políticas no son nada nuevo para los países en vías de desarrollo en África, América Latina o Asia, donde programas de "ajuste estructural" patrocinados por el FMI han impuesto la austeridad periódicamente con el fin de facilitar el pago de la deuda y las "reformas" de libre mercado. Lo que es diferente hoy es que estos programas han llegado a la misma Europa.
Lo que también es diferente, por supuesto, es que SYRIZA fue elegido por una de las clases obreras más combativa y radicalizadas de Europa, con una gran experiencia de lucha contra esas políticas.
Ahora viene un momento crítico en esa historia viva. La línea del ala izquierda de Syriza contra nuevas concesiones a la agenda de la austeridad necesita urgentemente nuestro apoyo y solidaridad.
Traducido por Orlando Sepúlveda