Del Día de la Tierra a Mayo 1°

March 31, 2014

El mes entrante viene con una demanda unitaria por "una solución tan grande como la crisis que nos han rodado por encima".

"PUEBLO, PLANETA y paz --por sobre el provecho" es el lema de la Convergencia Climática Global; diez días de educación y activismo planeados para fines de abril, desde el 22 de abril, el Día de la Tierra --que celebra las luchas por la protección del medio ambiente--, al 1° de mayo, el Día Internacional de los Trabajadores --cuando se conmemoran las luchas obreras en homenaje a los Mártires de Haymarket.

La Convergencia Climática Global marca un importante momento en el crecimiento de la lucha ecológica, reconociendo que el cambio climático está inextricablemente vinculado al capitalismo, y que la lucha por la justicia ambiental debe estar tan íntimamente ligada a la lucha por la justicia social y por los derechos de los trabajadores. Como la página web de la Convergencia explica:

[E]l movimiento por la democracia y la justicia está barriendo el mundo --de las revoluciones democráticas a las protestas del movimiento Ocupa; de los movimientos por los derechos de los trabajadores, de los estudiantes, de los inmigrantes, de las mujeres y de los pueblos indígenas, a la resistencia contra el espionaje gubernamental, la guerra sin fin, la criminalización de la juventud, las arenas de alquitrán, la fracturación hidráulica, la energía nuclear, los transgénicos y más. El acelerado desastre climático --previsto a desmantelar la civilización tal como la conocemos alrededor del año 2050--intensifica todas estas luchas, y proporciona una nueva urgencia para la colaboración y la acción unificada. Es evidente que no hay tiempo que perder.

Nurses protest the Keystone XL pipeline project as a threat to the health of people and the planet

Algunos querrán ignorar "el acelerado desastre climático" que amenaza con "desmantelar la civilización" como simple paranoia apocalíptica. Sin embargo, un reciente informe escrito por Safa Motesharrei para la Fundación Nacional de la Ciencia, financiado en parte por el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, argumenta que la descarriada desigualdad y el sobreconsumo representan exactamente esa amenaza a la civilización.

Basándose en sus investigaciones sobre los imperios de la antigua Roma, Han, Maurya y Gupta, Motesharrei concluye que el colapso de las civilizaciones avanzadas depende de factores tales como la población, el clima, el agua, la agricultura y la energía. Como The Guardian resumió, citando su informe:

Estos factores pueden llevar al colapso cuando convergen para generar dos características sociales fundamentales: "el sobreuso de los recursos debido a la tensión puesta sobre la capacidad ecológica", y "la estratificación económica de la sociedad en Elites [ricos] y Masas (o "comuneros") [pobres]". Estos fenómenos sociales han jugado "un papel central en el carácter o en el proceso del colapso"...

Motesharri y sus colegas concluyen que, bajo condiciones "que reflejan muy de cerca la realidad del mundo de hoy... nos encontramos con que el colapso es difícil de evitar".


LA CONVERGENCIA Climática Global, y el creciente movimiento ecológico, en general, han cobrado una renovada relevancia en respuesta a una iniciativa de las élites para construir el oleoducto Keystone XL.

La aprobación final para el polémico proyecto --que transportaría el sucio petróleo de las arenas de alquitrán en Alberta, Canadá, a la costa del Golfo de México, para su refinación y exportación-- ha avanzado a paso lento, pero firme. Un reporte de impacto ambiental del Departamento de Estado a comienzos de este año pareció despejar el camino para una luz verde por parte de Barack Obama, a pesar la fuerte oposición de ecologistas y pueblos nativos en el camino del oleoducto.

Que la aprobación final del ducto haya sido retrasada todo este tiempo es un testimonio a los esfuerzos organizativos de dedicados activistas en EE.UU. y Canadá. Obama tiene más de suficiente información para concluir que el proyecto Keystone impactará significativamente el ya grave cambio climático. Pero él está siendo empujado por un coro bipartidista, vociferando los poderosos intereses empresariales, para autorizar la construcción del oleoducto.

Estas voces han sido fortalecidas por los acontecimientos en Ucrania, en particular la intervención militar rusa, que ahora demandan a Obama aprobar el ducto para "enviar un mensaje" al presidente ruso, Vladimir Putin, sobre la independencia energética de EE.UU. y su fuerte seguridad nacional.

Pero Obama no ha necesitado mucho empuje. Como candidato, él prometió un "impuesto a las súper-ganancias" de las empresas petroleras y una nueva era en la protección del medio ambiente, pero como presidente, Obama ha promovido una mayor extracción petrolera y de gas natural como parte de una política energética que pone las ganancias corporativas primero y el medio ambiente después.


POR DESGRACIA, entre las voces que apoyan el oleoducto Keystone están algunos de los líderes del movimiento sindical, incluyendo el presidente de la AFL-CIO, Richard Trumka. En febrero, en una conferencia telefónica con periodistas, Trumka apoyó tanto el oleoducto Keystone XL y como los nuevos terminales de exportación de gas natural, dijo:

Aumentar la oferta energética en el país es importante para nosotros ver. Cada faceta de lo que debería estar sobre la mesa debe ser discutida. Si tenemos la posibilidad de exportar gas natural sin aumentar su precio o darle una desventaja a la industria estadounidense en el proceso, entonces debemos considerar cuidadosamente eso y adoptar políticas que permitan esto, y ayudar, porque sólo Dios sabe que necesitamos ayuda con nuestra balanza comercial.

Esta es una actitud profundamente miope que ignora la grave predicción del científico Dr. James Hansen, quien trabajó para NASA, que la construcción del oleoducto Keystone significaría no poder detener el cambio climático.

Tristemente, la posición de Trumka acepta un viejo mito, aceptado aún por muchos: la protección del medio ambiente inevitablemente cuesta empleos en Estados Unidos.

Según una encuesta en marzo de ABC News / Washington Post, dos tercios de los estadounidenses favorecen ahora la aprobación de Keystone. ¿La principal razón citada? Keystone XL abrirá más empleos. De hecho, el 47 por ciento de los encuestados cree que el ducto sí representa un grave riesgo para el medio ambiente, "pero entre los que ven ese riesgo, el 45 por ciento apoya el oleoducto de todas formas, al parecer, persuadido por el beneficio de los puestos de trabajo".

Pero como no pocas veces ocurre, el sentido común es erróneo en este caso. Casi todos los nuevos empleos creados por el ducto serán trabajos temporales de construcción y manufactura, y sólo menos de 100 empleos serán permanentes. Más aún, el estrecho enfoque en el ducto ignora el número, mucho mayor, de "empleos verdes" que serían creados de inmediato si un sistemático esfuerzo fuera emprendido para transitar la infraestructura energética estadounidense hacia métodos energéticos sustentables, y alejarla de su dependencia en combustibles fósiles contaminantes.

Algunos sindicatos, como el Sindicato de Trabajadores del Transporte, Sindicato Unido del Tránsito y la Nacional de Enfermeras Unidas se han posicionado en oposición al oleoducto, señalando el daño al medio ambiente y las personas, por igual. Esto es verdad más allá del petróleo y de las arenas de alquitrán Keystone; la fracturación hidráulica son procesos ecológicamente dañinos que envenenan el medio ambiente, el aire que respiramos y el agua que bebemos.

Como el sitio web de la Convergencia Climática Global explica, la lucha para proteger el medio ambiente y para ganar empleos ecológicos deben ir de la mano:

La Convergencia demanda una solución tan grande como la crisis que nos han rodado por encima: una pronta transformación económica verde, incluyendo pleno empleo y salarios dignos, total energía limpia y renovable para el año 2030, seguridad alimenticia y de vivienda; atención de salud y educación, universales y gratuitas; alto a las deportaciones y al encarcelamiento masivo; democracia económica y política; desmilitarización; restauración de ecosistemas y apoyo a los derechos de la Madre Tierra, y más.

Estos objetivos sólo serán alcanzados por las masas populares conglomeradas en un movimiento unificado, por el cual, exactamente, la Convergencia está trabajando.


LA CONSTRUCCIÓN de dicho movimiento tomará tiempo y energía, pero es posible. Una nueva generación de activistas ya ha comenzado a adoptar la urgencia de construir oposición a Keystone XL, en particular, y las políticas corporativas que provocan el cambio climático, en general.

Reconociendo que el tiempo apremia, estos activistas han adoptado una actitud militante y tácticas tomadas de la lucha por la justicia social. Ambientalistas en las universidades están presionando por la desinversión en compañías de combustibles fósiles. Fueron jóvenes los que lideraron una acción de desobediencia civil masiva a las puertas de la Casa Blanca, el 2 de marzo, en el que cerca de 400 fueron detenidos.

Pero la oposición a Keystone es también amplia, trayendo estudiantes junto a comunidades locales en el camino del ducto, y a los pueblos indígenas que luchan para evitar la destrucción de sus tierras. Por ejemplo, la Alianza Vaquero India, que une a comunidades nativas con ganaderos y agricultores de los estados de las planicies está movilizando para las protestas en Washington a partir del 22 de abril.

Mientras tanto, más y más personas comprenden que el oleoducto Keystone es sólo un ejemplo más de las persistentes prácticas destructivas del medio ambiente, a pesar de la amenaza del cambio climático, para maximizar las ganancias económicas del 1 por ciento. La lucha contra el petróleo de las arenas de alquitrán y contra contaminadores del oleoducto debe ser conectada a la lucha contra la fracturación hidráulica y los contaminadores de todo tipo, pero también debe ser dirigida contra la elite empresarial que trata a los trabajadores como prescindibles en todos los sentidos.

Como una reciente declaración del Sindicato Nacional de Trabajadores Metalúrgicos de Sudáfrica señaló, el capitalismo es un callejón sin salida, tanto para los trabajadores como para el medio ambiente:

No hay alternativa otra que descartar las teorías y prácticas del capitalismo si queremos salvar la Tierra y sus sistemas de vida. Ninguna cantidad de reformas cosméticas, ya sea en el centro del sistema capitalista global, ni en cualquier lugar de su periferia puede ocultar el hecho más evidente hoy: Justo cuando la humanidad tiene el más profundo conocimiento y la tecnología, el sistema capitalista mundial de la codicia privada arriesga todas nuestras vidas y la propia Tierra en que vivimos.

La humanidad, hoy, enfrenta una opción: abandonar el sistema capitalista o morir por él.

Como la coalición ecosocialista Cambio de Sistema No Cambio Climático explica: "[Un] cambio en el actual sistema económico y social es la única manera de salir de la crisis ecológica de nuestro planeta". La construcción de un movimiento que pueda fijar su meta en un cambio de este tipo es más importante que nunca.

Traducido por Orlando Sepúlveda

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