Cuando la esperanza tranza

November 20, 2014

El éxito electoral de los republicanos garantiza que habrá más luchas por delante.

LA COVERTURA mediática de las elecciones del 4 de noviembre fue muy clara en establecer el resultado electoral: los republicanos ganaron, y los demócratas perdieron. Pero fue incapaz de excavar el real sentimiento popular hacia la clase política y lo que ésta le ofrece al electorado, particularmente a la clase obrera.

En un estilo que nos recuerda a comentaristas de carreras de caballos, aprendimos de los medios que los republicanos capturaron asientos ocupados por demócratas en nueve de las 36 contiendas senatoriales, obteniendo la mayoría de la cámara alta. Además, el Partido Republicano agregó escaños en la Cámara de Representantes, donde ahora tiene su más fuerte mayoría desde la década de 1940. Los republicanos tuvieron una ganancia neta en la elección de gobernadores y tendrá el control total en al menos 29 legislaturas estatales, su mayor porcentaje desde la década de 1920. Los demócratas tendrán el control político completo en un menor número de gobiernos estatales desde la Guerra Civil.

Barack Obama meets with leaders of Congress in February 2010

Paro la sentencia mediática de la aparente marea derechista ignoró, tal vez por diseño, la dirección progresista que tomaron muchas consultas populares puestas frente a los votantes, incluso en estados donde el Partido Republicano ganó en grande. Por ejemplo, el electorado aprobó un salario mínimo más alto en cuatro estados donde los republicanos ganaron la gobernación estatal.

Desesperados liberales utilizaron esta aparente contradicción para quejarse de la confusión del electorado. "Así que...los votantes quieren un salario mínimo más alto, marihuana legal, acceso al aborto, Y representación republicana", escribió el analista Ben Casselman en Twitter.

Pero hay una explicación para esta supuesta inconsistencia. El resultado en los referendos refleja una persistente tendencia hacia la izquierda en sectores de la opinión pública en cuestiones económicas y sociales, aunque millones de des-esperanzados que alguna vez creyeron en Obama y los demócratas se hayan quedaron en casa el día de las elecciones.

Cuando la esperanza tranza, la realidad desengaña.

La participación electoral fue la más baja en 72 años en una elección nacional, por lo que el electorado, más viejo y más blanco que nunca, tuvo una clara inclinación hacia los republicanos, incluso si un número significativo del resto favoreció las consultas electorales más liberales.


SI LOS medios de comunicación hubieran prestado un poco de atención a los referendos, la percepción pública sobre el resultado electoral de noviembre habría sido diferente.

Además de los cuatro estados dominados por los republicanos (Alaska, Nebraska, Arkansas y Dakota del Sur), los votantes en Illinois y Wisconsin--donde dos candidatos republicanos anti-sindicales, Bruce Rauner y Scott Walker, ganaron la carrera gubernatorial--apoyaron medidas electorales, no vinculantes, para aumentar el salario mínimo.

Cuatro iniciativas estableciendo la licencia por enfermedad pagada también fueron aprobadas el 4 de noviembre, por lo que ahora tres estados y 16 ciudades han aprobado algún tipo de ley de licencia por enfermedad con goce de sueldo. Uno de esos estados es Massachusetts, donde el electorado puso al empresario republicano Charlie Baker en la mansión del gobernador.

En Illinois, otra medida no vinculante a favor "impuesto a los millonarios" de 3 por ciento fue aprobada por un margen de 26 puntos. El nuevo gobernador del estado es un multimillonario, por lo que es probable que el impuesto no vea la luz del día. Pero el fuerte apoyo que recibió es otra señal del deseo de hacer pagar a los ricos por las escuálidas escuelas y otros servicios públicos.

En otras consultas, los votantes mostraron su apoyo a políticas sociales típicamente izquierdistas, como la legalización del consumo recreacional de marihuana en Alaska, Oregon y Washington, DC, y una iniciativa en California que reclasificó algunos crímenes no violentos de delitos graves a delitos menores. Cientos de prisioneros ya han sido liberados de la cárcel en California como resultado de la Proposición 47.

Estos votos reflejan un cambio de actitud a la criminalización del consumo de drogas y una creciente conciencia del fracaso de la racista "guerra contra las drogas". A diferencia de la política de la mano dura contra el crimen que predomina en ambos partidos, estas iniciativas reflejan las experiencias y opiniones reales del pueblo que las sufre.

El impacto del movimiento ambiental se dejó sentir en varias iniciativas contra la fracturación hidráulica en la industria de la energía. En Denton, Texas, activistas medioambientales lograron poner una prohibición de la fracturación hidráulica para el gas natural en la boleta electoral, y un 59 por ciento de los votantes la aprobó, en un estado donde los intereses petroleros y gasíferos corporativos dominan el gallinero.

En el tema del aborto, una medida anti-opción fue aprobada en Tennessee. Pero dos de las llamadas iniciativas de "persona" para dar derechos legales a los fetos fracasaron miserablemente en Colorado y Dakota del Norte.

El asalto a los derechos reproductivos de la mujer continúa, pero muchas personas lo rechazan claramente cuando vienen en la forma descarada de la enmienda 67 de Colorado, que podría haber hecho posible procesar a una mujer que hubiera abortado involuntariamente. Las encuestas a la salida de las urnas mostraron otra visión de la opinión pública que está en contraste con la ofensiva anti-aborto: el 53 por ciento de los encuestados dijo que apoyaba el aborto legal, en comparación con el 43 por ciento que se opone.


EL TRIUNFO de esas iniciativas electorales muestra que el resultado electoral de noviembre no fue un cálido abrazo a las políticas republicanas, sino un frío rechazo a las demócratas. Además, destaca la gran brecha que hay entre lo que concierne al electorado y la estrechez de las opciones ofrecidas por los políticos.

Es cierto que la derrota demócrata es producto de la disminución en la popularidad de Barack Obama y los demócratas en el Congreso; ambos llegaron a nuevos mínimos en popularidad este otoño. Como consecuencia, algunos votantes en el centro político del electorado probablemente terminaron votando por los republicanos.

Pero más importante aún fue el número de votantes de la base demócrata que se quedaron en casa. Según el especialista en encuesta de opinión de ABC News, Gary Langer: "Los adultos jóvenes, uno de los pilares demócratas, hicieron sólo el 13 por ciento de los votantes este año, por debajo del 19 por ciento en 2012. Los sí que participaron, por otra parte, apoyaron a los demócratas sólo en un margen de 54 a 43 por ciento, por debajo del margen de 60 a 38 por ciento de la votación para la cámara baja de hace dos años".

Los votantes no blancos, que constituyen una creciente parte de la población en edad de votar, acudieron en menor número. Mientras tanto, un 37 por ciento de los que votaron en esta elección fueron mayores de 60 años, una de las mayores diferencias de edad en una elección de medio término.

En la encuesta de salida de las urnas, un tema general entre los votantes fue la frustración con ambos partidos. Según Langer, el 54 por ciento de los votantes dijo tener una opinión del Partido Republicano desfavorable, pero una proporción igual vio a los demócratas de la misma manera.

Las encuestas de salida reflejan el mismo pesimismo por la economía y la sociedad que las encuestas de opinión no electorales han estado mostrando durante años. Por ejemplo, de acuerdo con ABC News, la mitad de los votantes dijo que cree que la vida para la próxima generación será peor de lo que fue para ellos--el peor resultado desde que ABC empezó a hacer la pregunta, hace 20 años.

Así que el problema no fue, como Barack Obama afirmó después de la jornada electoral, que los demócratas no han tenido éxito en publicitar sus logros con una economía en recuperación. El problema es que la mayoría de la gente de trabajo, incluyendo--y tal vez, sobre todo--los partidarios demócratas más leales, saben que esos "logros" significan nada para ellos.

Mientras tanto, esta fue la elección de medio término más cara en la historia de Estados Unidos, según el Center for Responsive Politics. Los más o menos $4 mil millones gastados en la elección de 2014, además, provino de un número menor de personas que en previas elecciones, incluyendo el "dinero negro" de los ideólogos de derecha como los hermanos Koch, que utilizan las leyes de financiamiento electoral para evitar el escrutinio público.

Aún así, todo esto es muy común, porque el gran dinero regularmente compra el oído de los políticos en ambos lados del pasillo.


LO QUE ESTA elección mostró más que cualquier otra cosa es la enorme brecha entre las preocupaciones de la clase obrera estadounidense y las magros opciones disponibles en la política de Washington. Si los demócratas y los republicanos tienen tan poco gente que ofrecer a los trabajadores, ¿es de extrañar que ellos no salgan a votar, a pesar de las súplicas liberales para detener a los fanáticos republicanos?

La votación en los referendos demuestra qué es posible cuando políticas que de hecho pueden cambiar la vida de las personas son puestas sobre la mesa. Y cómo alternativas electorales reales inspiran a los votantes. En el estado de Nueva York, la amarga frustración con el gobernador demócrata Andrew Cuomo dio lugar a un fuerte apoyo para Howie Hawkins y Brian Jones del Partido Verde.

Aun, en un análisis post-electoral, Jones señaló un dato revelador: la última encuesta de opinión en todo el estado dio a Hawkins-Jones el 9 por ciento del voto en las elecciones para gobernador, pero el 80 por ciento de los votantes nunca había oído hablar de ellos y de la alternativa que representaban.

Esto apunta a la importancia de empezar ahora a construir una alternativa independiente de izquierda en los EE.UU. Las oportunidades para hacerlo no se limitan a las elecciones. Existen las campañas de base en las luchas laborales y comunitarias: batalla por salarios dignos y derechos sindicales, la lucha contra el racismo y la violencia policial en Ferguson, Missouri, la lucha contra la "reforma" escolar corporativa, por los derechos de los inmigrantes, el asalto sexual en las universidades.

El éxito de los republicanos en las elecciones de noviembre garantiza que habrá más luchas por delante así como la derecha empuja su reaccionaria agenda: para detener el oleoducto Keystone XL, para resistir las políticas anti-inmigrantes, para hacer retroceder a las propuestas de reducir los impuestos a las corporaciones, y para proteger el Seguro Social.

Si la victoria republicana garantiza eso, el continuo fracaso demócrata muestra algo más. Eso es, la necesidad de luchar desde abajo, independiente del establecimiento político.

Traducido por Orlando Sepúlveda

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